De acuerdo con un estudio reciente, las ballenas jorobadas que habitan las aguas del Océano Pacífico norte se enfrentan a una crisis sin precedentes. ¡En la última década, su población disminuyó un 20%! Esta tendencia preocupa enormemente a los científicos, ya que podría repercutir de modos inesperados en los ecosistemas marinos y la estabilidad del planeta.
La investigación, llevada a cabo por un equipo de 75 científicos de diversos países que utilizaron tecnología avanzada de reconocimiento de imágenes, se basó en el análisis de más de 200 mil fotografías de estos mamíferos. Lamentablemente, el resultado fue devastador: según Ted Cheeseman, biólogo especialista en ballenas de la Universidad Australiana de Southern Cross, se calcula que alrededor de 7 mil ballenas murieron de hambre durante el período estudiado.
El impacto del calentamiento oceánico en las poblaciones de ballenas jorobadas
Los expertos creen que el calentamiento de las aguas provocado por el cambio climático es la principal causa de la disminución de la población de ballenas jorobadas. A lo largo de la década estudiada, el Pacífico norte experimentó una oleada de calor marino sin precedentes, con temperaturas marinas que aumentaron entre 3 y 6 grados Celsius por encima del promedio anual.
Este incremento de la temperatura alteró drásticamente los ecosistemas marinos y generó que el fitoplancton (la principal fuente de alimento de la especie) migrara hacia otros destinos más fríos. Este cambio las dejó sin el alimento suficiente para sobrevivir, pero además, afectó de manera irreversible a toda la cadena alimentaria de la zona.
Y es que además del impacto directo en las ballenas, el calentamiento de las aguas repercute en la reproducción y el desarrollo de otros organismos y ecosistemas marinos. La acidificación de los océanos, un fenómeno vinculado al aumento de las temperaturas en el que el agua del mar se vuelve más ácida, afecta a los corales y otras especies marinas como los moluscos, diezmando sus poblaciones y alterando para siempre los hábitats marinos.
¿Hay futuro para las ballenas jorobadas?
Los recientes hallazgos han generado dudas entre la comunidad científica mundial sobre las posibilidades de que las poblaciones de ballenas jorobadas puedan recuperarse. Si bien se trata de una especie que actualmente no se encuentra en peligro de extinción, padecen constantemente por amenazas como la contaminación sonora y el tráfico marítimo.
Y aunque la moratoria impuesta en el año 1982 por la Comisión Ballenera Internacional para prohibir su caza parecía estar dando sus frutos y logrando que sus poblaciones se recuperen, estas nuevas investigaciones indican que la especie podría retroceder de forma significativa frente al avance del cambio climático.
Organizaciones ecologistas como Greenpeace y Oceana vienen advirtiendo desde hace décadas que, si esto sucediera, las consecuencias para los ecosistemas y la biodiversidad marina serían devastadoras. Principalmente, debido a que estas criaturas desempeñan un papel crucial en la regulación de los depredadores, lo que ayuda a mantener el equilibrio en los océanos.
En numerosas ocasiones se ha presenciado a ballenas jorobadas (o yubartas) alertando a otras especies acerca de la presencia de depredadores como tiburones y leones marinos a través de sus saltos en el agua. Además, hay casos registrados en los que han intervenido directamente para proteger a delfines y a las crías de otros mamíferos marinos de sus ataques.
¿Qué pasaría si desaparecieran por completo?
La desaparición de las ballenas jorobadas podría repercutir de forma terrible no solo en los ecosistemas marinos del Pacífico, sino también a escala global. Las yubartas son vitales para la captura de carbono en el océano. A través de un proceso conocido como bomba biológica de carbono, estas ballenas absorben grandes cantidades de carbono durante su vida y, al morir, lo llevan consigo a las profundidades del océano, donde puede permanecer durante siglos.
Si las ballenas jorobadas se extinguieran, este importante mecanismo de mitigación del cambio climático desaparecería con ellas. Asimismo, muchas comunidades costeras verían esfumarse su principal fuente ingreso y empleo: el turismo de observación de ballenas. Es por eso que es necesario que los ciudadanos, los gobernantes y las empresas trabajen juntos para proteger a estas criaturas y a sus ecosistemas del calentamiento global que las está arrastrando a una muerte segura.