Los océanos proporcionan hábitats y recursos esenciales para una amplia variedad de especies. Sin embargo, su importancia va mucho más allá de su biodiversidad. A través de una serie de procesos químicos, estos ecosistemas contribuyen a regular el clima global y la producción de oxígeno, un elemento vital para la vida en el planeta.
De acuerdo con una reciente investigación llevada a cabo por el Servicio Nacional de los Océanos estadounidense, los océanos desempeñan un papel fundamental en la producción del 50 por ciento del oxígeno que los seres vivos (incluidos los humanos) respiran a diario.
¿Cómo producen oxígeno los océanos?
Las plantas terrestres absorben dióxido de carbono de la atmósfera y lo transforman en oxígeno usando energía del sol a través del proceso conocido como fotosíntesis. El fitoplancton y los microbios que habitan en los océanos, realizan la misma tarea. Sin embargo, existe una diferencia esencial entre ambos procesos: el fitoplancton no puede acceder a los nutrientes del suelo, por lo que debe recurrir a aquellos que son transportados por el viento.
Así, por ejemplo, el polvo que levantan los vientos que atraviesan el desierto de Sahara, en territorio africano, es acarreado a través del océano Atlántico, tanto hacia el norte, como hacia el sur del continente americano. Los científicos denominan a esta operación, que conecta de manera directa a la atmósfera con los océanos, producción primaria marina.
Y por su relevancia para la vida en la Tierra, los expertos se han dedicado a estudiar cuán importantes resultan los aerosoles que el viento arrastra desde distintos puntos del planeta hacia el océano para aquellas especies marinas de las que depende el fitoplancton para su desarrollo y supervivencia.
La importancia del fitoplancton para la vida en el planeta
El fitoplancton está compuesto de microorganismos que flotan en el agua y convierten la luz solar, el dióxido de carbono y los nutrientes en materia orgánica y oxígeno. Pero además de esta tarea vital para los seres humanos, estos organismos acuáticos tienen injerencia directa en la regulación del clima a nivel global.
Esto se debe a que, al absorber dióxido de carbono durante el proceso de fotosíntesis, contribuyen a mitigar el cambio climático que padece actualmente el planeta, actuando como verdaderos sumideros de este gas contaminante. Sin embargo, a medida que las actividades humanas incrementan las emisiones de gases de efecto invernadero, generando la acidificación de los océanos, la salud y diversidad del fitoplancton se ven sumamente afectadas.
Es por eso que desde hace años, organizaciones ecologistas como Greenpeace vienen luchando porque los gobiernos del mundo tomen medidas que protejan a los océanos y ayuden a reducir la contaminación. Solo mediante el compromiso de todos los involucrados será posible garantizar que estos ecosistemas tan importantes sobrevivan.
RUSTED, una iniciativa que busca comprender los procesos oceánicos
Desde hace algunos años, la organización internacional para la Reducción de la Incertidumbre en la Deposición de Oligoelementos en Aerosoles Solubles (RUSTED, por sus siglas en inglés), se ha dedicado a estudiar cómo los nutrientes transportados por el viento sirven para alimentar la producción primaria marina.
Esta iniciativa permitirá comprender cómo los efectos del cambio climático en los océanos, tales como el aumento de la temperatura del agua y la acidificación oceánica, pueden influir en los patrones de circulación de nutrientes y afectar los niveles de productividad del fitoplancton. Sin dudas, esta clase de alteraciones podría tener consecuencias devastadoras para los ecosistemas marinos y la biodiversidad de todo el planeta.
Aire, agua y tierra: un balance perfecto de nutrientes
Al igual que sucede en tierra firme, los productores primarios del océano necesitan de un equilibrio perfecto de nutrientes para prosperar. El fitoplancton requiere de micronutrientes esenciales como el hierro para crecer saludable. Si este mineral no estuviera disponible en las cantidades necesarias, toda la cadena alimentaria marina podría verse comprometida.
Pero la mano del hombre influye gravemente en la disponibilidad de nutrientes en los océanos. El vertido de nutrientes agrícolas, o los fertilizantes que se escurren a través del suelo, pueden provocar la proliferación de algas tóxicas, reduciendo la disponibilidad de oxígeno y generando las temidas “zonas muertas” que ponen en riesgo la vida marina.
Asimismo, eventos naturales como las tormentas de polvo y las erupciones volcánicas pueden contribuir a que los nutrientes sean redistribuidos a través de cientos de kilómetros. Es por eso que comprender exactamente cómo funcionan estos procesos es fundamental para preservar la vida en los océanos, y en consecuencia, en la Tierra.