Durante los últimos cincuenta años, los océanos han absorbido más del 90% del calor provocado por el aumento de los gases de efecto invernadero alrededor del planeta. Y de acuerdo con expertos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) continuarán calentándose durante los próximos siglos, lo que tendrá un efecto devastador sobre la biodiversidad marina y las comunidades costeras de todo el mundo.
Pero además, al aumento de la temperatura a nivel mundial está generando el deshielo acelerado en zonas como Groenlandia y la Antártida, lo que a su vez provoca un incremento peligroso tanto en el nivel del mar, como en la frecuencia e intensidad de las olas de calor marinas. Los científicos han advertido que, a menos que los líderes mundiales tomen medidas urgentes, algunas islas del pacífico podrían volverse inhabitables antes del año 2050.
A esto se suman problemáticas relacionadas con el calentamiento de los océanos, como la acidificación, que ocurre cuando el agua absorbe mayores cantidades de dióxido de carbono (CO2), alterando su equilibrio químico. Esta anomalía afecta directamente a especies como los arrecifes de coral, que son vulnerables a la disminución del pH y al blanqueamiento por el calor.
La acidificación produce un efecto en cadena en la cadena alimentaria marina. En un principio, las principales especies afectadas son aquellas que dependen del carbonato de calcio para formar sus conchas y esqueletos, como los moluscos y algunos crustáceos. Pero con el tiempo, esto genera un desequilibrio que termina por poner en riesgo a toda la biodiversidad oceánica.
A mayor calor, mayor nivel de los océanos
Tal vez uno de los efectos más notorios del calentamiento global en los océanos tenga que ver con lo que los científicos denominan expansión térmica del agua. Este fenómeno se produce cuando, a medida que los océanos absorben más calor, el volumen del agua aumenta, contribuyendo a la subida del nivel del mar en todo el planeta.
Al mismo tiempo, el aumento de temperaturas provoca el derretimiento de las capas de hielo en regiones como Groenlandia y la Antártida. Este deshielo agrega agua adicional a los océanos agravando aún más la situación. De acuerdo con datos de la OMM, en los últimos 30 años, el nivel del mar en algunos puntos del Pacífico ha superado los ¡15 centímetros!
Lamentablemente, la situación podría ponerse aún peor en los próximos años. Según diversos informes sobre las islas del Pacífico, para 2050 el nivel del mar en esa zona aumentaría otros 15 centímetros. Esto afectaría de forma terrible la economía de estas naciones dedicadas casi exclusivamente a actividades como la pesca y el turismo, además de agravar las dificultades que ya enfrentan como resultado del cambio climático.
Islas enteras en “peligro de extinción”
Una de las mayores injusticias del calentamiento global es que las regiones que menos contribuyen a las emisiones de gases de efecto invernadero que lo provocan son las más vulnerables a los fenómenos climáticos extremos que desencadena. La gran mayoría de las islas del Pacífico han padecido sus impactos: desde inundaciones por el aumento descontrolado del nivel del mar, hasta huracanes y sequías.
Durante la Cumbre de las Islas del Pacífico celebrada en Tonga el pasado 27 de agosto, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, expresó su preocupación por el futuro de estas islas como resultado del desbordamiento de los océanos en los próximos años.
Energías renovables: la única salida
Desde hace décadas, organizaciones ambientalistas como Greenpeace y Oceana vienen alertando a los gobiernos del mundo acerca de la urgencia de reducir las emisiones de gases contaminantes como el dióxido de carbono y el metano, entre otros. Esto solo será posible a través de una transición mundial hacia energías limpias como la solar, la eólica o los biocombustibles.
El informe de la OMM es claro, solo a través del uso masivo de energías renovables se podrá limitar el aumento de la temperatura global a menos de 1,5 grados centígrados, el umbral establecido en 2015 como el límite para para prevenir daños irreversibles en los ecosistemas. El futuro de estas islas, y de todo el planeta, depende de ello.