Un estudio reciente liderado por el Australian Antarctic Program reveló que el aumento del nivel del mar podría verse afectado por un rápido levantamiento del suelo en la Antártida, provocado por el deshielo que desde hace años está generando el cambio climático. Se trata de un fenómeno que antes de que las temperaturas de la Tierra aumentaran considerablemente, solía tomar años, pero que ahora está ocurriendo en apenas algunas décadas.
Los científicos a cargo de la investigación explican que esta anomalía podría contribuir a frenar el avance del nivel del mar en el planeta, siempre y cuando se logren reducir las emisiones de carbono. Si por el contrario, el calentamiento global continúa aumentando sin control, el derretimiento del hielo podría superar al beneficio de este levantamiento, empeorando el impacto del agua en las zonas costeras y poniendo en riesgo a miles de ecosistemas alrededor del planeta.
Cabe destacar que, debido al aumento de las temperaturas ocurrido en los últimos años, el hielo antártico está perdiendo volumen a una velocidad alarmante, lo que no solo está afectando al continente blanco, sino también a los océanos de todo el mundo. Esto ha generado que el suelo de la Antártida “ascienda” de un modo mucho más rápido de lo que los expertos tenían previsto.
Al derretirse el hielo, la tierra que está debajo de la Antártida se va elevando en respuesta a la disminución del peso de esta capa de nieve eterna. Este proceso que los científicos denominan «levantamiento postglacial» suele darse a través de miles de años, pero ahora mismo está ocurriendo mucho más rápido, en cuestión de décadas. ¿Podrá la Tierra aprovechar este fenómeno para combatir el cambio climático?
¿Cómo podría influir el levantamiento postglacial en el aumento del nivel del mar?
El levantamiento postglacial es un fenómeno que ya se ha observado en otras partes del mundo, pero lo que sorprende a los investigadores es la velocidad con la que se está desarrollando en la Antártida. Los estudios sugieren que, en algunas áreas, el suelo se eleva ¡hasta 4 centímetros por año!, una cifra sorprendentemente alta para este tipo de acontecimientos naturales.
De acuerdo con el equipo de la Australian Antarctic Program, este levantamiento del suelo podría reducir la contribución de la Antártida al aumento del nivel del mar en aproximadamente un 40 %. Pero esta cifra depende de que se limite el calentamiento global. Esto se debe a que, a medida que el suelo se eleva, se ralentiza el flujo de hielo hacia el océano, lo que permite conservar una mayor cantidad de hielo terrestre.
¿Cómo influye el calentamiento global en la elevación del suelo?
Es sabido que el calentamiento global acelera el ritmo al que se derriten los glaciares. Pero en el caso de la Antártida también provoca un cambio en la estructura del continente. Según explican los científicos, el deshielo masivo ejerce menos presión sobre el suelo, permitiendo que este suba más rápidamente. Si los humanos lograsen que las temperaturas globales no sigan aumentando de forma descontrolada, este levantamiento del suelo podría ayudar a ralentizar la pérdida de hielo de la región.
Por el contrario, si las emisiones de gases de efectos invernadero siguen al ritmo actual, las capas de hielo terminarían derritiéndose a una velocidad mucho mayor que a la que el suelo es capaz de elevarse. Esto aumentaría el flujo de agua hacia el océano, agravando (aún más) el problema mundial del aumento del nivel del mar.
¿Cómo repercutiría esto en las zonas costeras del planeta?
El aumento del nivel del mar ya se está haciendo sentir en las zonas costeras bajas y densamente pobladas del mundo. A medida que el huelo de la Antártida se derrite, aumenta el volumen de los océanos, y áreas como el sudeste asiático, partes de Europa y las islas del Pacífico enfrentan riesgos de inundación, pérdida de territorio e incluso el desplazamiento forzado de sus poblaciones.
La única manera de evitar los peores escenarios es que los gobiernos y las industrias tomen medidas contundentes para reducir las emisiones de carbono. La comunidad científica y organizaciones ambientalistas como Greenpeace vienen insistiendo desde hace tiempo para que se disminuya el uso de combustibles fósiles y se adopten prácticas más sostenibles. Esto debería ser una prioridad si se quiere mitigar los efectos del cambio climático en la Antártida y, en consecuencia, en el resto del planeta.