Ante la magnitud del cambio global, la geoingeniería explora soluciones tecnológicas para contrarrestar los efectos de la crisis climática.
Mientras que hace unos años sólo unos pocos científicos se interesaban por la geoingeniería, ahora está recibiendo una gran atención por parte de las comunidades científica y política.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) es un ejemplo de ello, ya que algunos de sus escenarios muestran un ligero aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero y de las temperaturas basado en gran medida en tecnologías de geoingeniería para eliminar el carbono de la atmósfera.
Sin embargo, la comunidad científica dista mucho de ser unánime en su apoyo a estas técnicas. Las opciones tecnológicas propuestas plantean muchas dudas sobre su eficacia y los riesgos medioambientales asociados, además de numerosos debates éticos y políticos sobre los marcos y límites que deben definirse.
Los contornos de la geoingeniería
La geoingeniería es la manipulación deliberada de los procesos geológicos, geoquímicos y climáticos a gran escala, incluso mundial, para alterar las condiciones medioambientales.
Su principal objetivo es mitigar las causas o compensar los efectos del cambio climático. En este contexto, algunos científicos ven en el océano una reserva de «soluciones tecnológicas» para hacer frente al cambio global.
Existen varios tipos de geoingeniería marina que pueden agruparse en dos grandes categorías: las técnicas que pretenden reducir el exceso de gases de efecto invernadero en la atmósfera y el océano, y frenar la acidificación de los océanos, y las que intentan enfriar la superficie terrestre.
Técnicas para reducir el exceso de gases de efecto invernadero en la atmósferaUna técnica propuesta por el IPCC para alcanzar los objetivos climáticos de 1,5 a 2 °C de calentamiento consiste en capturar carbono directamente de la atmósfera y almacenarlo después en el subsuelo oceánico.
Las rocas basálticas del fondo del océano podrían servir como lugares de almacenamiento de carbono. Este método, conocido como Captura Directa del Aire con Almacenamiento de Carbono (DACCS, por sus siglas en inglés), ya está siendo utilizado por varias empresas, entre ellas la suiza ClimeWorks, uno de cuyos principales socios, Northern Lights, está explorando formas de almacenar carbono mar adentro a 2.600 metros de profundidad en el Mar del Norte.
Sin embargo, estas técnicas son extremadamente costosas y requieren un aporte energético considerable.
La bioenergía con captura y almacenamiento de carbono (BECCS) pretende crear energía al tiempo que almacena carbono. Se basa en el cultivo de macroalgas que, mediante el proceso de fotosíntesis, fijan el CO2 presente en la atmósfera y lo almacenan en forma de moléculas de carbono.
A continuación, esta energía podría extraerse de la biomasa mediante combustión, fermentación, pirólisis u otros métodos de conversión y utilizarse en forma de biocarburante.
El carbono sobrante se almacenaría en formaciones geológicas del fondo marino.
Otro método para «fertilizar el océano» consiste en estimular la fotosíntesis del fitoplancton como forma de secuestrar carbono.
Al igual que las macroalgas, el fitoplancton del océano actúa como una auténtica bomba biológica de carbono.
El dióxido de carbono capturado produce materia orgánica, que luego es consumida por numerosas especies a lo largo de la cadena alimentaria.
La fertilización oceánica consistiría, por tanto, en añadir nutrientes como el hierro a regiones oceánicas donde este elemento escasea, como el océano Antártico, con el fin de aumentar la capacidad del fitoplancton para fijar CO2 y aumentar así el potencial de secuestro del océano.
La Organización Marítima Internacional ha prohibido el uso comercial de esta técnica por suponer un riesgo para el medio ambiente.
En cuanto a los métodos de alcalinización de los océanos, se presentan como soluciones técnicas al fenómeno de la acidificación de los océanos.
El aumento de las concentraciones de CO2 en el agua altera las concentraciones de iones carbonato y el pH del agua de mar, lo que provoca la acidificación de los océanos.
La alcalinización del agua de mar consiste en añadir sustancias alcalinas naturales (rocas carbonatadas o silicatadas trituradas, como el olivino o el basalto) o artificiales (cal) para invertir el proceso de acidificación y aumentar la capacidad de absorción de CO2 del océano.
En el siguiente artículo, compartiremos más sobre las técnicas para enfriar la superficie terrestre ¡Sigue leyendo!