
La economía vinculada a los océanos ha experimentado un crecimiento del 250% desde 1995, superando ampliamente la expansión de la economía global, que aumentó un 190% en el mismo período. Sin embargo, este progreso está en riesgo debido a la sobrepesca, la contaminación, el cambio climático y los residuos, que afectan gravemente los ecosistemas marinos.
En este contexto, economistas de la ONU han advertido sobre la necesidad de adoptar medidas más coordinadas y estratégicas para preservar los océanos y garantizar su sostenibilidad a largo plazo. A pocos meses de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos 2025, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD) subraya que los océanos no solo sostienen la biodiversidad y regulan el clima, sino que también tienen un enorme potencial económico aún sin explotar.
Recurso económico en expansión
El comercio relacionado con los océanos ha crecido significativamente, alcanzando los 2,2 billones de dólares en 2023. David Vivas, jefe de la Subdivisión de Comercio, Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible de la UNCTAD, destacó en el V Foro de las Naciones Unidas sobre los Océanos, celebrado en Ginebra, que este sector económico se desarrolla a gran velocidad.
El aumento en el comercio Sur-Sur ha sido clave en este fenómeno, con un crecimiento del 43% en las exportaciones de pescado fresco y un impresionante 89% en las exportaciones de pescado procesado entre 2021 y 2023. En la actualidad, alrededor de 600 millones de personas dependen de la pesca, en su mayoría en países en desarrollo, lo que convierte a esta industria en un pilar fundamental para sus economías.
El océano alberga, además, recursos aún desconocidos con gran potencial para la innovación. Se estima que dos tercios de las especies marinas no han sido identificadas, lo que podría llevar al descubrimiento de nuevos antibióticos, alimentos con menor huella de carbono y materiales biodegradables como sustitutos del plástico. Este mercado, valorado en 10.800 millones de dólares, podría expandirse notablemente en los próximos años, con la biotecnología marina proyectando un crecimiento superior al 50% en 2025 respecto a 2023.

Amenazas que ponen en jaque su sostenibilidad
A pesar de su crecimiento, la economía oceánica enfrenta serios riesgos debido a la mala gestión, la falta de inversiones y el impacto del cambio climático. Entre los principales peligros se encuentran el calentamiento de las aguas, la elevación del nivel del mar y fenómenos climáticos extremos que afectan a los ecosistemas marinos, disminuyen las poblaciones de peces y amenazan las infraestructuras costeras y las rutas de navegación.
La mayoría de los planes nacionales de acción climática no incluyen estrategias específicas para la economía oceánica, lo que supone un obstáculo para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París. Según la UNCTAD, las actividades vinculadas a los océanos son responsables del 11% de las emisiones globales, lo que evidencia la urgencia de implementar políticas que mitiguen su impacto ambiental.
Financiación para la economía oceánica
Además del impacto climático, la falta de inversión en la conservación y el uso sostenible de los océanos es un problema crítico. Aunque representan el 70% de la biosfera, menos del 1% de la ayuda global para el desarrollo se destina a su protección. Vivas enfatizó que, para cumplir con el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 14, que busca la preservación de la vida submarina, se requieren 175.000 millones de dólares anuales, pero actualmente solo se han movilizado 4000 millones a través de fondos nacionales, filantropía e inversión privada.
Esta brecha de financiamiento convierte la protección de los océanos en el objetivo más desatendido de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, lo que pone en riesgo no solo el equilibrio ambiental, sino también el sustento de millones de personas que dependen de los recursos marinos.

Propuestas para un cambio necesario
Para hacer frente a estos desafíos, la UNCTAD ha propuesto una serie de acciones urgentes, entre ellas la integración de los sectores oceánicos en las estrategias nacionales de clima y biodiversidad, la eliminación de barreras comerciales y el fortalecimiento de la recolección de datos sobre emisiones, comercio e inversión en el ámbito marino.
Otras iniciativas clave incluyen la eliminación de subsidios perjudiciales y la concreción de acuerdos jurídicamente vinculantes para reducir la contaminación por plásticos. Con este propósito, el Foro de los Océanos de la ONU lanzará herramientas innovadoras como una nueva Base de Datos sobre el Comercio Oceánico, diseñada para analizar el desarrollo de este sector, y un grupo de trabajo centrado en el cultivo de algas marinas.
También se implementará un proyecto de acción climática basada en evidencia, en el que colaborarán la UNCTAD y el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU (DESA). Este programa utilizará inteligencia artificial y nuevas tecnologías de recolección de datos para beneficiar especialmente a los pequeños Estados insulares en desarrollo del Caribe, que enfrentan una alta vulnerabilidad climática.
Con miras al futuro, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos 2025, que se llevará a cabo en Niza del 9 al 13 de junio y será seguida de cerca por las organizaciones ambientalistas alrededor del mundo, como Greenpeace, será una oportunidad clave para consolidar estrategias y garantizar que la economía oceánica pueda crecer de manera sostenible sin comprometer el equilibrio ambiental del planeta.