
De acuerdo con un nuevo estudio publicado en la revista científica Marine Pollution Bulletin, la contaminación en el Mediterráneo ha alcanzado niveles nunca antes vistos. La investigación demostró que los residuos humanos alcanzaron el punto más profundo de este mar, la fosa de Calipso, que se encuentra a más de 5.100 metros de profundidad.
La expedición fue el resultado de un trabajo conjunto entre expertos de la Universidad de Barcelona, el Centro Común de Investigación (JRC) de la Comisión Europea, el Instituto Francés de Investigación para la Explotación del Mar (IFREMER) y la empresa estadounidense Caladan Oceanic.
Mediante la utilización de un submarino tripulado de alta tecnología llamado Limiting Factor, el equipo pudo descender hasta la fosa de Calipso, en el mar Jónico. Gracias a su esfuerzo, fue posible probar que los desechos marinos no solo se están acumulando en las costas o sobre el agua del océano, sino también en sus profundidades.
En total, los científicos lograron identificar 167 objetos, entre plásticos, metales, papel y vidrio. Una gran parte eran residuos marinos (es decir, producidos por los barcos que circulan por el mar). Pero otros 19 elementos provendrían de origen humano.
La contaminación no tiene límites, ni siquiera bajo el agua
La fosa de Calipso se encuentra a unos 60 kilómetros de la costa del Peloponeso, en Grecia, dentro de la llamada fosa Helénica. Con sus 5.112 metros de profundidad, es el punto más hondo del mar Mediterráneo. Hasta allí debieron movilizarse los científicos, a bordo del Limiting Factor, un submarino diseñado para soportar la presión extrema del fondo oceánico.
Las imágenes captadas por el submarino mostraron desechos dispersos en el lecho marino, muchos de ellos enterrados entre los sedimentos. Los expertos pudieron observar fragmentos de bolsas de plástico, latas, botellas, trozos de papel y otros elementos que era difícil identificar debido a su estado de descomposición.

Tal vez lo más alarmante de estos hallazgos no es el tipo de basura, sino la confirmación de que estos residuos pueden permanecer en el planeta durante cientos de años, sin descomponerse, transportados por las corrientes marinas y las olas, afectando la dinámica natural y la biodiversidad de los océanos.
¿Cómo llegan estos residuos hasta el fondo del mar?
De acuerdo con uno de los participantes de la expedición, Miquel Canals (director de la Cátedra UB de Economía Azul Sostenible), los residuos pueden recorrer largas distancias arrastrados por las corrientes marinas. Pero también pueden llegar al océano a través del vertido directo desde embarcaciones o desde las zonas costeras cercanas a la fosa.
Apenas entran en contacto con el agua, los objetos livianos como bolsas plásticas o envases flotan. Pero con el tiempo se van degradando por efecto del agua y el sol, o se cubren de microorganismos que aumentan su peso y hacen que se hundan. Y aunque algunos materiales se fragmentan y se convierten en microplásticos antes de llegar al fondo marino, otros permanecen intactos durante décadas.
Los expertos también avistaron bolsas cerradas con residuos de embarcaciones, un tipo de vertido ilegal que, lamentablemente, sigue ocurriendo por la falta de control en alta mar. Esto prueba que gran parte del problema no es accidental, sino una práctica deliberada que puede afectar tanto la biodiversidad como la salud humana.
Las condiciones que empeoran la situación del Mediterráneo
El mar Mediterráneo representa apenas el 1% de los océanos del mundo, pero concentra ¡el 7% de todos los residuos marinos! Esta cifra se vuelve aún más preocupante cuando se tiene en cuenta que se trata de un mar semicerrado. Esto quiere decir que cuenta con pocas salidas naturales. A esto se suma la intensa actividad humana de sus costas, donde viven más de 150 millones de personas.

Todos estos factores han contribuido a transformarlo en uno de los mares más contaminados del planeta. Miembros de organizaciones ambientalistas como Greenpeace y Oceana advierten que los residuos que se acumulan en el fondo marino no solo afectan a la flora y fauna local, sino que pueden ir liberando compuestos tóxicos que llegan a los seres humanos a través de la cadena alimentaria.