Un Amazonas en el mar: los bosques submarinos de Chile capturan grandes cantidades de carbono

Un equipo de investigadores del Centro de Modelamiento Matemático (CMM), junto a especialistas de la Universidad de Magallanes, la Universidad Santo Tomás y el Centro Internacional Cabo de Hornos (CHIC), logró un importante avance al cartografiar los bosques de macroalgas presentes en el Canal de Beagle, empleando herramientas de observación satelital. Mediante el análisis de la firma espectral, lograron determinar tanto la ubicación como la distribución de estos ecosistemas, que resultan fundamentales para capturar y almacenar carbono. Esta labor se enmarca dentro de un proyecto internacional en el que participan más de 30 centros de investigación de todo el mundo. Mientras tanto Greenpeace Chile y otras organizaciones ambientalistas, siguen de cerca el hallazgo.

El rol de los bosques submarinos en la lucha climática

Alexandra Cousteau, quien preside la organización Oceans 2050, destacó que esta investigación entrega pruebas sólidas acerca de la relevancia del cultivo de algas para enfrentar la crisis climática. Además, el profesor Carlos Duarte señaló, de acuerdo a lo informado por La Tercera, que las soluciones basadas en la naturaleza como esta no solo permiten eliminar carbono de la atmósfera, sino que también promueven la biodiversidad, fortalecen la seguridad alimentaria y estimulan el crecimiento económico. Los bosques de algas marinas, cuya importancia es equiparable a la de la Amazonía, capturan una cantidad considerable de carbono, ofreciendo un valioso aporte en los esfuerzos por mitigar los efectos del cambio climático.

El aporte de la modelación matemática en la conservación

Gracias al uso de algoritmos matemáticos de alta complejidad, los científicos consiguieron calcular con precisión tanto la biomasa como el volumen de carbono que almacenan estos bosques submarinos, lo que abre nuevas posibilidades para la conservación y para el desarrollo de bonos de carbono vinculados al entorno marino. Jorge Amaya, investigador del CMM, explicó que la modelación matemática proporciona la capacidad de medir exactamente cuánto carbono absorben estos ecosistemas, lo cual representa un avance esencial para integrarlos en estrategias de mitigación del cambio climático a nivel global.

Un tesoro azul desde Melinka hasta Diego Ramírez

El estudio resalta que los bosques submarinos que bordean las costas chilenas, desde la localidad de Melinka hasta la isla Diego Ramírez, constituyen una de las mayores reservas de carbono azul en todo el planeta. Dentro de estos ecosistemas, las especies huiro palo (Macrocystis pyrifera) y cochayuyo (Durvillaea antarctica) cumplen funciones vitales, no solo ofreciendo hábitat y refugio a numerosas especies marinas, sino también actuando como potentes sumideros naturales de dióxido de carbono. Estos hallazgos refuerzan la importancia estratégica de conservar estos ambientes como una medida concreta frente al calentamiento global.

Chile ante una oportunidad única en conservación marina

La colaboración interdisciplinaria permitió también la creación de métodos novedosos para monitorear y gestionar los bosques de macroalgas de manera eficiente. Aplicando modelos matemáticos avanzados, los investigadores del CMM han optimizado la estimación de carbono almacenado, incrementando así la precisión de los datos disponibles. Andrés Mansilla, académico de la Universidad de Magallanes e investigador del CHIC, expresó que Chile se encuentra en una posición privilegiada para liderar la certificación de bonos de carbono fundamentados en sus bosques submarinos, subrayando que el primer paso esencial es dar a conocer esta riqueza natural y, luego, valorar su importancia. Con estos avances, el país podría no solo fortalecer su liderazgo en conservación marina, sino también aportar de manera decisiva a las acciones globales contra el cambio climático.