El Día Mundial de los Océanos, que se conmemora el 8 de junio, es una excusa más para tomar consciencia. Este día, creado en 1992 en la Cumbre de la Tierra de Río, pretende dar a conocer el papel crucial que desempeña el océano en nuestras vidas, nuestra economía y la sociedad en general.
El día del océano es una oportunidad para que comprendamos mejor cómo encaja el océano en el desarrollo sostenible, cómo contribuye a nuestro ecosistema y cómo le afectan nuestras actividades.
Repasemos 10 cosas que debes saber sobre el océano y su relación con el desarrollo sostenible.
El océano es el corazón de nuestra economía y de una economía más sostenible
El océano cubre el 71% de la superficie terrestre y contiene el 97% del agua del planeta. Pero también es un recurso económico increíble: vivas donde vivas, incluso lejos de la costa, tu vida depende del océano. La pesca, la energía en alta mar, el transporte de mercancías: todo depende del mar.
Según la OCDE, los océanos representan por sí solos 1,5 billones de dólares de valor añadido, es decir, el 2,5% del valor añadido mundial.
Si fuera un país, el océano sería la séptima nación más grande del mundo, por delante de países como Brasil y Rusia.
Los océanos representan el 15% de la ingesta calórica mundial, y 3.500 millones de personas dependen de ellos como fuente primaria de alimentos.
El 80% de las mercancías que se venden en el mundo cruzan los océanos. 31 millones de personas tienen empleos directamente relacionados con los océanos, a los que hay que añadir todos aquellos que dependen económicamente de ellos.
La economía azul fue una de las 10 tendencias en negocios verdes y desarrollo sostenible para 2016. Y con razón: una mejor gestión de los recursos oceánicos podría suponer enormes avances y ahorros. Por ejemplo, se calcula que en el futuro, si se pone en marcha una estrategia eficaz de gestión de la pesca, la economía mundial ahorrará 51.000 millones de dólares.
El océano nos protege del calentamiento global
El océano también desempeña un papel decisivo en el cambio climático. De hecho, es el océano el que proporciona la mejor protección contra el cambio climático. La superficie del océano (los 3 metros superiores) almacena tanto calor como toda nuestra atmósfera. El 93% del carbono del planeta está almacenado en el océano, y se calcula que los océanos ya han absorbido el 50% del CO2 producido por el hombre.
Sin el océano, hoy habría mucho más carbono en la atmósfera del que hay: quizá 500 ppm, lo que significaría temperaturas 1 o más grados más cálidas que las actuales. El océano es un auténtico sumidero de carbono y un refrigerante natural para nuestro planeta. Razón de más para protegerlo.
El océano es más importante que los bosques para nuestra atmósfera
Cuando hablamos de los «pulmones de la tierra», pensamos inmediatamente en la selva amazónica. En realidad, el océano es mucho más importante que el Amazonas para oxigenar nuestra atmósfera. De hecho, los océanos aportan por sí solos el 50% del oxígeno que respiramos.
Debemos agradecérselo al fitoplancton, que produce O2 mediante la fotosíntesis y el consumo del carbono orgánico del agua. Sin el fitoplancton, la Tierra sería inhabitable.
¿Es el océano el futuro de la energía?
Además de todo esto, el océano es una increíble reserva de energía potencial. ¿Sabía, por ejemplo, que podríamos utilizar la energía de las olas y las corrientes para producir energía marina?
Actualmente se están llevando a cabo numerosos proyectos para evaluar el potencial energético del océano, y se avecina una auténtica revolución azul. En la actualidad, las energías marinas sólo representan el 0,2% de la energía mundial. Sin embargo, según las estimaciones de la Comisión Europea, el movimiento del 0,1% de las olas del planeta podría satisfacer las necesidades energéticas de todo el planeta.
Los mares y océanos albergan el futuro de las tecnologías medioambientales
El océano también contiene un número increíble de materiales, especies animales y plantas. Entre ellas, las verdaderas estrellas de las tecnologías medioambientales son las algas. El océano contiene una cantidad increíble de algas, y ahora sabemos cómo utilizarlas en tecnologías sostenibles.
Las algas pueden utilizarse para fabricar plásticos biodegradables y también para producir energía.
El océano está amenazado por la contaminación y el calentamiento global
El problema es que nuestras actividades están amenazando profundamente al océano. En primer lugar, el océano está cada vez más caliente y, sobre todo, más ácido como consecuencia del calentamiento global.
La acidificación de los océanos y el calentamiento global lo están alterando todo: los peces ya no viven de la misma manera y algunas especies (sobre todo los corales) están desapareciendo porque no pueden adaptarse a este nuevo clima. La contaminación por metales pesados, los vertidos de petróleo y los disruptores endocrinos también están afectando a la salud de los ecosistemas oceánicos.
El océano pronto contendrá más plástico que peces
Es uno de los datos oceánicos más impactantes del año. En 2050, el océano podría contener más plástico que peces. La contaminación por plástico es tan grave que ha empezado a formarse un enorme continente de plástico en el Pacífico, y ya cubre una superficie 6 o 7 veces mayor que la de Francia.
Pero no es ahí donde reside la mayor parte de la contaminación plástica: el 90% del volumen de residuos en el océano está formado por microplásticos invisibles, que se encuentran por todas partes en el océano y a casi todas las profundidades. Son casi 270.000 toneladas de plástico, prácticamente imposibles de recuperar y limpiar.
El océano alberga gran parte de la biodiversidad mundial, pero está a punto de desaparecer
El 90% del hábitat natural de la Tierra se encuentra en los océanos. Este mundo que apenas hemos empezado a explorar alberga cientos de miles de especies vivas.
Se cree que una cuarta parte de todas las especies vivas viven en los océanos, sin contar todas las especies que dependen de ellos (las aves, por ejemplo). Sin contar los insectos, el océano alberga la mayoría de las especies vivas de la Tierra.
Pero dados los cambios que estamos infligiendo a los océanos (pesca, cambio climático, contaminación, contaminación acústica), muchas de estas especies vivas corren peligro de desaparecer.
Según una estimación de la UNESCO, más de la mitad de las especies marinas podrían extinguirse o estar al borde de la extinción en 2100. El fitoplancton, en particular, está amenazado por la acidificación de los océanos…
Ya hemos acabado con parte del océano
Nuestro impacto sobre el océano es tal que algunas zonas oceánicas ya se consideran muertas. El descenso de la oxigenación ligado a la desaparición de cierto fitoplancton está haciendo que el océano sea inhabitable… En estas zonas, ninguna especie puede vivir y todo el ecosistema acaba colapsando.
Actualmente se calcula que la humanidad y el calentamiento global han acabado con 245.000 km2 de superficie oceánica en todo el mundo. Esto equivale a la superficie total del Reino Unido.
El océano está muy regulado, pero… todo está por hacer
Paradójicamente, el océano está muy regulado. Numerosos acuerdos internacionales definen las normas que deben respetarse en el océano: navegación, pesca, explotación de recursos.
El resultado es un increíble mosaico de reglamentaciones, y el derecho oceánico se ha convertido poco a poco en una cuestión fundamental del derecho internacional. A pesar de todas estas normas internacionales, hoy en día sólo el 12% de los océanos están legalmente protegidos, y únicamente el 1% están clasificados como reservas naturales.
En resumen, aunque existen numerosos acuerdos, queda todo por hacer para proteger nuestros océanos. Así que tenemos que seguir trabajando en avanzar hacia el cuidado integral del planeta que soñamos.