Se calcula que, como resultado del cambio climático y del calentamiento de los océanos, cerca de un 80% de la vida marina se está desplazando hacia los polos en busca de aguas menos cálidas. Ahora, un grupo de investigadores de la Universidad de Miami publicó un estudio que comprueba que las poblaciones de tiburones tigre que solían habitar las zonas cercanas a las Bahamas, se han trasladado cientos de kilómetros al norte, cerca de las costas de Nueva York.
Esta nueva tendencia de los depredadores de sangre fría más grandes de los mares tropicales, impulsada por el aumento de las temperaturas en zonas que solían ser frías, tendrá consecuencias terribles para los ecosistemas marinos. Pero además afectará la supervivencia de la especie, ya que al alejarse de las áreas marina protegidas, quedarán expuestos a la pesca comercial.
Las consecuencias del cambio climático, en números
Para llegar a esta conclusión, los científicos siguieron las migraciones de los tiburones tigre durante los últimos 9 años y compararon esa información con los datos históricos registrados por el Programa Cooperativo de Marcado de Tiburones de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA).
Gracias a este exhaustivo análisis los expertos descubrieron que por cada grado de aumento de la temperatura en el océano provocado por el cambio climático, los escualos modificaron su ruta migratoria hasta en 400 kilómetros más cerca de los polos. Además, en la última década, el calentamiento global ha hecho que los animales comiencen a movilizarse cerca de una quincena antes de lo normalmente acostumbrado.
Migraciones alteradas: un peligro para los seres humanos
Una de las mayores preocupaciones que surge de este cambio en las rutas migratorias del tiburón tigre es que sus encuentros con seres humanos sean cada vez más frecuentes. A medida que estos depredadores avanzan hacia aguas desconocidas, la posibilidad de que interactúen con las comunidades costeras o con los turistas que disfrutan de actividades recreativas en el agua aumenta considerablemente.
De acuerdo con datos del Archivo Internacional de Ataques de Tiburón, el tiburón tigre es un depredador que se ha caracterizado por no discriminar a ninguna clase de presa. Y ya se han registrado decenas de ataques a víctimas humanas sin necesidad de provocación. De hecho, en junio de este año, un turista ruso que vacacionaba en un complejo turístico en Egipto murió tras ser atacado por uno de estos animales mientras nadaba en el Mar Rojo.
Alteración de los ecosistemas marinos
Pero además de convertirlos en una amenaza latente para los seres humanos, los cambios en las migraciones del tiburón tigre pueden alterar completamente sus interacciones con sus presas naturales.
En la bahía de Monterrey, por ejemplo, muchos de estos animales han comenzado a depredar a las poblaciones locales de nutrias, una especie que ya se encontraba en peligro de extinción antes de su llegada. Como estos mamíferos cumplen un rol vital en ese ecosistema, ya que contribuyen a mantener saludables los bosques de algas, las consecuencias de su desaparición podrían desatar un efecto dominó sumamente complejo y devastador en toda la vida marina de la región.
Nadando hacia la boca del lobo
Y si bien las personas temen por la presencia más asidua de los tiburones tigre en aguas donde antes no se los solía ver, quienes mayor peligro corren al alejarse de su zona de confort son los propios animales. Esto es así porque los tiburones se han convertido en un objetivo muy codiciado de la industria pesquera, haciendo que sus poblaciones disminuyan considerablemente a nivel mundial.
Pero este nuevo descubrimiento acerca de cómo el calentamiento global afecta sus movimientos, ha alertado a las organizaciones ambientalistas como Greenpeace o Ecologistas en Acción. Y es que los animales están abandonando áreas protegidas donde la pesca comercial está prohibida, hacia zonas donde quedan a merced de los barcos pesqueros.
La única manera de evitar una extinción masiva de estos magníficos escualos es exigiendo a los gobiernos de todo el mundo que adopten medidas que ayuden a disminuir los impactos del cambio climático y a combatir la sobreexplotación de los océanos. El destino de los tiburones tigre y el equilibrio de nuestros mares dependen de su compromiso.