En este artículo te contamos en qué punto están los científicos en cuanto a describir las especies que viven bajo el mar y su importancia para la diversidad y el planeta entero.
En las siguientes líneas, un especialista en la diversidad de las algas y un submarinista científico describen la riqueza biológica de los océanos ¡Son más las especies desconocidas que viven bajo los océanos que sobre la tierra!
Las especies desconocidas: la mayoría viven en medios acuáticos
Del ochenta por ciento de especies aún desconocidas, se cree que la gran mayoría son de origen marino.
Los medios acuáticos son hábitats abundantes pero poco explorados por su difícil acceso.
Line Le Gall, especialista en la diversidad de las algas, buceadora científica, organizadora de grandes expediciones y profesora en el Muséum national d’Histoire naturelle (MNHN), analizó esta teoría e investiga este tema.
A veces tenemos la impresión de que los seres vivos no tienen secretos para nosotros. Pero, pensándolo bien, ¿cuántas especies conocemos realmente? ¿Un centenar? ¿Unos cientos? Las que comemos, las que tememos o nos molestan, y las que admiramos y con las que soñamos.
De los casi dos millones de especies descritas, 3.000 son virus, 10.000 bacterias, 135.000 hongos, 375.000 plantas y 1,3 millones de animales.
Las aproximadamente 27.000 restantes corresponden a más de una docena de linajes menos conocidos, que comprenden principalmente organismos eucariotas unicelulares (es decir, organismos cuyo ADN se encuentra en el núcleo de la célula), descritos como protistas por Ernst Haeckel en 1866.
¿Cuántos quedan por descubrir? ¿Cuáles son? ¿Dónde se encuentran? Éstas son las grandes preguntas a las que intentan responder los programas de exploración de la biodiversidad.
El 80% de las especies aún por descubrir
Mientras que la recogida de datos para los inventarios de especies es un ejercicio que lleva mucho tiempo, el mayor reto para los taxónomos es describir las especies recién identificadas.
Las actividades humanas están provocando directa o indirectamente una grave erosión de la biodiversidad, cuyo impacto y consecuencias está evaluando actualmente la IPBES.
El reto actual es, por tanto, describir la biodiversidad antes de que siga erosionándose.
Estimar la magnitud del número de especies aún desconocidas en la Tierra es una compleja tarea de extrapolación plagada de incertidumbres.
Tras anunciarse una horquilla de entre 6 y más de 100 millones, parece estar surgiendo un consenso en la comunidad científica en torno a una cifra ligeramente inferior a 10 millones, lo que significa que ¡el 80% de las especies aún no han sido descritas!
En la Tierra, los bosques se consideran desde hace tiempo reservorios de biodiversidad, sobre todo de artrópodos (insectos, milpiés, arácnidos y crustáceos). Se trata del grupo de organismos más diverso, con casi un millón de taxones descritos.
En general, los suelos albergan una miríada de pequeños organismos cuya diversidad de especies se evalúa actualmente mediante técnicas de metabo codificación, que permiten contabilizar los organismos a partir de una secuencia de su ADN.
La diversidad marina sigue siendo poco conocida
Del agua dulce a los océanos, los medios acuáticos son también hábitats abundantes, pero menos explorados, sobre todo por la dificultad de acceder a ellos. Un estudio de los grandes patrones de biodiversidad ha revelado que las especies marinas son las más variadas entre los trópicos y que su riqueza disminuye en las latitudes altas.
Las zonas costeras, donde se concentra la mayor parte de la diversidad marina, están sometidas a una fuerte presión antropogénica. Sin embargo, no son inmunes a la falta de exploración.
La proximidad de la tierra crea importantes fuerzas hidrodinámicas (corrientes, olas, oleaje), lo que hace peligrosa la utilización de medios náuticos y artes de pesca y, por tanto, especialmente difícil la recolección de especímenes.
Cuando el lecho marino es blando, es posible utilizar redes y dragas, pero cuando es rocoso, los aparejos tropiezan con las irregularidades del relieve. El buceo científico es una alternativa muy eficaz para muestrear este entorno, pero está limitado en profundidad y tiempo.
Por ello, estas técnicas sólo han podido muestrear una ínfima parte del litoral del planeta.
Grandes expediciones y sondeos submarinos
Aunque la flora y la fauna marinas han sido objeto de numerosos estudios desde principios del siglo XIX en Europa, sobre todo en Francia, todavía existen importantes lagunas en nuestro conocimiento de las especies de los fondos marinos rocosos.
Las exploraciones históricas han dado lugar a descripciones de especies que han servido de base para la clasificación. Ahora parece oportuno proseguir estas exploraciones, utilizando una nueva metodología.
Por ello, el Muséum national d’Histoire naturelle ha organizado varias expediciones a regiones tropicales que exploran cinco puntos calientes de biodiversidad en todo el mundo, entre ellos Córcega.
Colectores para recoger fauna microscópica
Los equipos de campo están desplegando métodos de muestreo capaces de centrarse en taxones hasta ahora desatendidos.
Es el caso, en particular, de los moluscos, los crustáceos y las algas. Esta estrategia de muestreo consiste en explorar todos los hábitats de una región determinada para maximizar la diversidad de las especies recogidas.
Basándose en la cartografía de los hábitats marinos mediante ecosondas multihaz, los organismos se recogen en cada lugar utilizando aspiradores submarinos y cestas de cepillos para recoger la fauna de tamaño milimétrico que no puede verse a simple vista durante una inmersión.
Los especímenes se llevan rápidamente al laboratorio, donde se clasifican por tamaños y grandes grupos antes de fotografiarlos vivos y fijarlos (normalmente en alcohol) para su conservación.
Al final de la expedición, todos los especímenes se incorporan a las colecciones del Museo y son estudiados por especialistas de cada grupo. Los datos sobre su presencia se introducen en el Inventaire national du patrimoine naturel.
Si se detecta una nueva especie, se describe formalmente en una publicación y se reconoce y contabiliza oficialmente en el censo de diversidad. Además de su impacto científico, las grandes expediciones son un acontecimiento notable que pone de relieve el valor patrimonial de la biodiversidad y sensibiliza sobre la singularidad de las zonas estudiadas.
Al mismo tiempo, el reto es llegar a un público amplio mediante actividades de divulgación y comunicación científica.
La fauna de Córcega al microscopio
En el estudio de la vida a profundidades de hasta 100 metros en torno a Cap Corse y las Agriates, una zona protegida por el estatus de Parque Natural Marino.
En octubre de 2020, la reserva natural de Bouches de Bonifacio será examinada por los científicos de la expedición. Una misión así no se improvisa, y la cita se concertó hace casi dos años.
Si las condiciones sanitarias lo permiten, un equipo de unas cuarenta personas con conocimientos muy variados (marineros, pescadores, buceadores, tamizadores, clasificadores, fotógrafos, etc.) trabajará día y noche para estudiar las especies marinas del sur de Córcega.
¡No podemos esperar a ver qué resultados y misterios marinos develará esa exploración!