Durante mediados del 2023, los océanos del planeta enfrentaron olas de calor similares a los que padeció la atmósfera. Sin ir más lejos, los meses de junio y julio del año pasado marcaron cifras récords de temperatura tanto en la superficie como en el mar. Esto se debe a que existe una relación intrínseca entre la atmósfera y el océano.
Mientras en el sur de Europa y los Estados Unidos se padecían temperaturas por encima de los 45 grados centígrados, que en muchos casos provocaron emergencias sanitarias e incendios forestales, en las aguas del océano Atlántico, el Mar Mediterráneo, el Mar Báltico y el Mar del Coral (cercano a Australia y Nueva Zelanda), se registraron temperaturas marinas récords.
Lamentablemente, no se trata de hechos aislados. Tal y como vienen advirtiendo reconocidos meteorólogos y expertos de organizaciones ambientalistas como Greenpeace desde hace años, este incremento sostenido del calor es la respuesta del planeta al uso indiscriminado de combustibles fósiles que contaminan la atmósfera con gases de efecto invernadero.
¿Qué tan altas son las temperaturas registradas en los océanos?
De acuerdo con datos provistos por el Servicio de Cambio Climático de Copernicus, las temperaturas de la superficie del océano registradas durante junio y julio de 2023 son las más altas de toda la historia. Asimismo, los expertos de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica destacaron que las temperaturas reales nunca habían estado tan distantes de las que se esperaban, en especial en zonas como el Atlántico Norte.
Durante julio de 2023, esta área marcó un récord de temperatura promedio de 24.9 grados centígrados. Este número es especialmente aterrador si se tiene en cuenta que el Atlántico Norte suele alcanzar su temperatura máxima en el mes de septiembre. De hecho, durante 2022, la temperatura promedio máxima de septiembre había sido de 24,89 grados centígrados.
¿Cuáles son las causas del aumento de la temperatura del mar?
Durante 2023 comenzaron a manifestarse una serie de cambios en la temperatura relacionados con el fenómeno de El Niño. Este evento climático se produce cada entre 2 y 7 años genera un aumento de temperatura en el Océano Pacífico que repercute en el clima de todo el planeta. Y si bien parte del incremento de la temperatura oceánica puede atribuirse a este fenómeno, los expertos creen que no es suficiente para explicar la brutalidad de los cambios acontecidos.
Carlo Buontempo, director del Servicio de Cambio Climático Copernicus de la Unión Europea, ha calificado a la ola de calor del Atlántico Norte como un hecho sin precedentes que solo podría explicarse como una consecuencia directa de las emisiones de gases de efecto invernadero provocadas por las actividades humanas como la ganadería, la agricultura y el transporte.
El Informe del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) realizado en 2021 refuerza esta hipótesis. Este estudio señala que cerca del 90% del exceso de calor generado por el cambio climático derivado de las actividades humanas se ha ido almacenando en los océanos del planeta. Pero las condiciones actuales han sobrepasado las previsiones de los científicos, mostrando una aceleración inesperada del ritmo al que se está calentando la Tierra.
La vida marina, la primera gran afectada
Las olas de calor marinas hacen estragos en la vida oceánica. Ya durante la temporada de verano 2010-2011, los récords de temperatura en Australia generaron un aumento de la mortalidad de los peces de la región, así como daños irreparables en los bosques de algas marinas. Y en 2016, otro incremento sostenido de temperatura produjo el peor blanqueamiento jamás registrado en la Gran Barrera de Coral australiana.
Pero además de atentar contra las especies locales, las olas de calor marinas promueven la proliferación de especies invasoras. Un claro ejemplo de ello es lo ocurrido con la invasión de algas marinas japonesas en Nueva Zelanda tras la ola de calor que afectó al Mar de Tasmania, en el verano de 2017-2018.
Dan Smale, un reconocido ecólogo marino de la Asociación de Biología Marina de Reino Unido, explica que cuando las olas de calor se suceden de modo rápido y sin advertencia, muchas especies no tienen modo de adaptarse a las nuevas condiciones y pueden acabar sucumbiendo ante el aumento inesperado de la temperatura.
Los daños a la economía mundial
Pero las especies marinas no son las únicas afectadas por las olas de calor. En 2012, un aumento de la temperatura en el Atlántico Norte produjo una caída significativa de la cantidad de fitoplancton en la región. Esto hizo que muchos de los peces que habitan esas aguas (y que necesitan del fitoplancton para vivir) migraran hacia el norte, condicionando las ganancias de la industria pesquera de la zona.
Estas alteraciones en el comportamiento de la vida marina, instigado por las olas de calor, pueden generar graves impactos económicos en todo el mundo. Es por eso que es necesario que los gobiernos financien nuevas investigaciones que puedan demostrar cuáles pueden ser las consecuencias para el planeta del calentamiento de los océanos. Porque incluso si hoy mismo dejaran de emitirse gases contaminantes para la atmósfera, las olas de calor oceánicas podrían extenderse durante varios años.