Cada 8 de junio se celebra el Día Mundial de los Océanos, una fecha establecida por la Organización Mundial de la Naciones Unidas (ONU) para recordar a la población mundial la importancia de los océanos en la vida del planeta y de su preservación. Sin ir más lejos, el agua marina ocupa más del 70% de la superficie terrestre y se calcula que en ella habitan más de 230 mil especies vitales para la seguridad alimentaria de los seres humanos.
En el caso particular de Colombia, la riqueza marina tiene un valor incalculable. Un 45% del territorio nacional (casi 1 millón de kilómetros cuadrados) se encuentra rodeado por agua marina. La posición privilegiada del país lo vuelve beneficiario de la biodiversidad del imponente océano Pacífico en occidente y de las cálidas aguas del mar Caribe en el norte.
La danza de las ballenas jorobadas en el Océano Pacífico
Cada año, más de 3 mil ejemplares de ballena yubarta recorren las aguas del Pacífico colombiano durante su temporada de apareamiento. Las paradisíacas costas de Nuquí, en el departamento de Chocó, se convierten en un destino privilegiado para avistar a estos impresionantes mamíferos a solo 200 metros de distancia.
Estas majestuosas criaturas, que pueden alcanzar hasta 16 metros de longitud y pesar alrededor de 36 toneladas, viajan desde las frías aguas antárticas hasta las cálidas costas del Pacífico entre los meses de julio y noviembre. Su migración no solo ofrece un espectáculo impresionante para los turistas, sino que desempeña un papel vital en el equilibrio ecológico del océano, contribuyendo a redistribuir nutrientes esenciales.
El rol fundamental de los arrecifes de coral para la vida submarina colombiana
En la profundidad de los océanos que rodean Colombia se extienden ¡más de 2800 kilómetros cuadrados de arrecifes de coral! Estas joyas submarinas desempeñan un papel crucial para la seguridad alimentaria del planeta, ya que sirven de refugio para un 25% de la fauna marina (incluyendo peces, crustáceos y moluscos).
Estos arrecifes pueden encontrarse en lugares emblemáticos como la Reserva de Biósfera de la UNESCO Seaflower, ubicada en el Departamento Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Pero también alrededor de las Islas Gorgona y Malpelo, el Parque Nacional Utría y Punta Tebada, en el Pacífico colombiano.
Los arrecifes coralinos son ecosistemas sumamente diversos y productivos que proporcionan un hábitat crucial para innumerables especies marinas, desde pequeños invertebrados hasta grandes peces depredadores. Pero además, su presencia sirve de protección al país contra tormentas y huracanes, evitando la degradación de las costas.
Vida marina en peligro
Pero a pesar de su importancia para la salud ambiental del planeta, los arrecifes se encuentran bajo amenaza como resultado de las actividades humanas que generan gases de efecto invernadero como la agricultura, la ganadería y el transporte. El aumento descontrolado de las temperaturas provocado por el cambio climático ha propiciado la acidificación de los océanos.
Este proceso pone en riesgo la supervivencia de los corales provocando su blanqueamiento y muerte comprometiendo la biodiversidad de los océanos. Es por eso que organizaciones ambientalistas como Greenpeace y Oceana vienen trabajando desde hace años en la concientización de la población, con el objetivo de incentivar medidas que detengan la contaminación atmosférica.
Manglares: el hogar de la vida marina (y terrestre) colombiana
Los manglares son bosques que se caracterizan por estar ubicados en zonas tropicales o subtropicales. Al estar adaptados a la mezcla de agua salada y dulce estos bosques brindan refugio y alimento a cientos de especies de peces, bivalvos y camarones de Colombia. Pero además, en estos hábitats se desarrollan animales como caimanes, monos y manatíes.
En el parque Nacional Natural Utría, por ejemplo, las raíces sumergidas de los manglares funcionan como viveros para las primeras etapas de la vida de estas especies. Pero además, estos ecosistemas protegen a las costas colombianas de la erosión, actuando como barreras naturales que brindan seguridad no solo a la vida marina, sino también a las comunidades que dependen de ella para su subsistencia.
Tortugas marinas, un tesoro colombiano
En Colombia viven 6 de las 8 especies de tortugas marinas que existen en todo el planeta: la gogó, la carey, la caná, la verde, la golfina y la lora. A lo largo de sus vidas, estos increíbles reptiles viajan distancias superiores a los ¡5 mil kilómetros!, por lo que tienen un valor ecológico indiscutible para los ecosistemas marino-costeros.
Por si fuera poco, estas criaturas asombrosas se han convertido en una gran fuente de ingresos para las comunidades de los sitios que habitan. El desarrollo de la industria turística que intenta promover su conservación, permite a los visitantes disfrutar de un espectáculo natural inigualable a la vez que los educa sobre su rol fundamental en la salud de los océanos.
Sin lugar a dudas, el cuidado de estos hábitats a través de medidas que permitan reducir la contaminación y combatir el cambio climático, es crucial para garantizar que todas estas especies icónicas de los océanos colombianos puedan sobrevivir y prosperar.