Como dijo Jacques Cousteau, pionero del submarinismo, “la gente protege lo que ama“. Y el océano nunca ha necesitado tanto nuestra protección como ahora.
El océano nos necesita. Y sin dudas, uno de los principales componentes de la protección de los océanos es la lucha contra el cambio climático y la acidificación de los océanos.
En muchos sentidos, es LA lucha, ya que las condiciones del océano dictan si nuestras queridas especies marinas pueden sobrevivir o no, desde el crustáceo más pequeño hasta la gigantesca Gran Barrera de Coral.
Todo está conectado, y todos tenemos un papel que desempeñar para impulsar un cambio significativo.
¿Todavía no sabe exactamente cómo afecta el cambio climático al océano o qué puede hacer al respecto? Este artículo le dará las respuestas.
¿Cómo afecta el cambio climático al océano?
Básicamente, cuando quemamos combustibles fósiles, liberamos dióxido de carbono a la atmósfera. Gran parte de este dióxido de carbono es absorbido por el océano, lo que altera la composición del agua y crea condiciones hostiles para la vida marina.
¿La solución? Reducir la cantidad de dióxido de carbono que flota en los mares.
¿La buena noticia? Las ballenas, las praderas marinas, los manglares y las marismas actúan como increíbles medios 100% naturales de secuestro y almacenamiento de carbono. Pero eso es sólo una cara de la moneda.
Todos tenemos que analizar nuestras propias emisiones y pensar en los cambios que podemos hacer en nuestra vida cotidiana para reducir la cantidad de carbono que expulsamos personalmente a la atmósfera.
Y no, no hace falta renunciar a todo lo divertido del mundo para conseguirlo. En serio. Quien te haya dicho que la vida sostenible limita la vida es que no conoce todas las opciones. Te lo prometo.
Aquí recopilamos varias formas de reducir tu huella de carbono y poner tu granito de arena para salvar el océano….
Hazte flexitariano
Reducir la cantidad de carne y lácteos en tu dieta es uno de los cambios más potentes que puedes hacer para reducir tu huella de carbono. Para hacer tu parte, no necesitas renunciar a la carne para siempre. Explora el concepto de flexitarianismo y considera la posibilidad de unirte al movimiento mundial Lunes Sin Carne.
Planifica tu compra semanal
Se calcula que se desperdicia entre el 30 y el 40% de los alimentos en promedio por país. Eso significa que estamos generando emisiones asociadas a la producción, procesamiento, transporte, preparación, almacenamiento y eliminación de los alimentos desechados… para nada.
Planificar la compra semanal te permite reducir el desperdicio de alimentos, con la ventaja añadida de cocinar sin complicaciones a mitad de semana y la oportunidad de probar nuevas y sabrosas recetas.
Coma productos locales y de temporada
Una parte importante de las emisiones asociadas a nuestra dieta puede atribuirse a los kilómetros recorridos por los alimentos. Es decir, la distancia que deben recorrer los productos antes de llegar al plato. Descubre qué hay disponible en tu zona explorando el mercado agrícola local, o apúntate a un programa de cajas de verduras.
Cultiva en casa
¿La mejor forma de reducir los kilómetros recorridos por los alimentos? Cultivar en el huerto. Aunque sólo dispongas de una pequeña terraza o balcón (o incluso de una repisa en la cocina), puedes cultivar productos en casa para complementar tu dieta. ¡No encontrarás nada más fresco! Además, es un proyecto divertido para los niños.
Deja de beber agua embotellada
El agua embotellada suele recorrer un largo camino antes de llegar a ti, tienes que pagar por ella y acabas ingiriendo una cantidad de plástico que asusta, y eso antes de pensar en lo que le ocurre a tu botella una vez que has acabado con ella.
Evita contribuir a las emisiones asociadas a la fabricación, procesamiento, transporte y almacenamiento del agua embotellada, optando por el agua del grifo. Es literalmente gratis y se bombea directamente a tu casa. Si te preocupa la calidad, considera un grifo con filtro.
Conducir menos, ir más en bici
Pregúntate si realmente necesitas conducir la próxima vez que salgas de casa. Esta terrible pandemia nos ha dado una idea de cómo podría ser la vida con menos coches en la carretera, y las mejoras generalizadas en la calidad del aire han sido un soplo de aire fresco para nosotros y para el planeta. Súbete a la bicicleta: ¡es bueno para el planeta y también para tu salud!
Conduce un vehículo bajo en carbono
Si vives en un lugar en el que el coche es una necesidad, merece la pena que busques opciones con bajas emisiones de carbono. La tecnología de los vehículos eléctricos mejora a gran velocidad, lo que hace que bajen los precios. Es cierto que aún no está al alcance de todos, pero si lo está, merece la pena planteárselo seriamente.
Mantente en forma
Cuando necesites tu coche pero no puedas permitirte un coche eléctrico, hay algo que puedes hacer: mantener los neumáticos inflados. Unos neumáticos con la presión óptima hacen que tu vehículo sea lo más eficiente posible, ya que el motor no tiene que esforzarse tanto para avanzar. Eso significa que se gasta menos gasolina, se liberan menos emisiones y tu cartera también te lo agradecerá.
Cámbiate a energías 100% renovables
Cada vez hay más proveedores de energía que ofrecen fuentes 100% renovables. Investiga y haz el cambio. Es muy fácil y no tendrás que volver a pensártelo. Además, te habrás ganado esa cálida sensación de estar apoyando un futuro sostenible para las generaciones venideras.
Desenchufa tus aparatos
¿Sabías que nuestros aparatos siguen absorbiendo energía del enchufe, incluso cuando no están en uso, o ni siquiera encendidos? Yo no, hasta hace poco. Para 2023 se espera que el hogar medio tenga casi 20 dispositivos conectados, y el coste total de la energía en espera en todo el país puede ascender a toneladas de CO2 y otros gases de efecto invernadero emitidos.
Sigue leyendo la segunda parte para más ideas y cuida los océanos en cada acción cotidiana.