Asociaciones de conservación se esfuerzan por recuperar y liberar a los flamencos del Caribe capturados en la naturaleza para complejos hoteleros de Punta Cana, donde estos pájaros son utilizados para… selfies.
El caso de los flamencos dominicanos de los balnearios de Punta Cana no es el único para pensar en el bien de los biomas vinculados al agua.
En Colombia, se lleva a cabo una iniciativa similar con el objetivo de proteger y reintroducir a la vida silvestre a las tortugas marinas que han sido capturadas ilegalmente.
Organizaciones locales, en colaboración con el gobierno y comunidades costeras, trabajan en la rehabilitación de tortugas que han sido rescatadas de situaciones de explotación turística y tráfico ilegal. E
Estas tortugas, una vez rehabilitadas, son liberadas en su hábitat natural, contribuyendo a la recuperación de la especie y al equilibrio de los ecosistemas marinos.
Esta iniciativa colombiana refleja un esfuerzo global por devolver a los animales a su entorno natural y preservar la biodiversidad. En sintonía con el caso de los flamencos.
Veamos más sobre ellos y cómo son deseables este tipo de iniciativas.
Flamencos rosados y porqué su caso es emblemático
En varios complejos hoteleros de Punta Cana, en la República Dominicana, los flamencos rosados deambulan, chapotean en estanques artificiales y se alimentan de los restos de comida dejados por los turistas.
Estos últimos, atraídos por el exotismo de estas aves emblemáticas y por el relajante entorno de la playa tropical, publican fotos y videos mostrándose acercándose a los animales en las redes sociales.
Sin embargo, tras bastidores de estas encantadoras publicaciones virtuales, la vida es menos rosa de lo que parece para estos flamencos.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza considera hoy que el estatus del flamenco del Caribe es de preocupación menor.
Sin embargo, algunos elementos parecen sugerir que su población está en declive en esta isla del Caribe, nos revela Maria Milagros Paulino, directora de la organización dominicana sin fines de lucro Grupo Acción Ecológica.
Cuando vemos flamencos rosados, están en grupos, lo que da la impresión de que son numerosos.
El número de flamencos rosados que viven en complejos hoteleros, en particular en la zona de Bávaro, en Punta Cana, ha ido en constante aumento durante años, indica Eladio Fernandez, fotógrafo y defensor del medio ambiente dominicano.
En 2020, realizó un censo informal del número de aves que vivían en este tipo de establecimientos en Bávaro. No sabemos exactamente cómo llegaron los flamencos rosados a estos lugares, ni quién los llevó allí.
Según Fernandez, incluso los miembros del personal de los hoteles afectados no saben cómo llegaron allí. El personal se renueva regularmente, y algunas aves llevan instaladas desde hace mucho tiempo.
En 2020, Fernandez identificó un total de 163 flamencos en 41 hoteles. Entre 1,000 y 3,000 flamencos del Caribe viven en la República Dominicana. Estas aves no se reproducen, por lo que no renuevan la población, explica el fotógrafo.
En colaboración con el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, el parque zoológico nacional de Santo Domingo y el Grupo Acción Ecológica, Fernandez ha pasado tres años recaudando fondos para lanzar una organización sin fines de lucro llamada Rescate Rosado.
En el marco de este proyecto de conservación, los empleados del ministerio recuperan los flamencos rosados de los complejos hoteleros, luego los transfieren a Rescate Rosado y a los empleados del zoológico, quienes los rehabilitan y los liberan en la naturaleza, explica Fernandez.
Hasta ahora, la asociación ha recuperado sesenta y seis aves en los establecimientos turísticos de la República Dominicana para reintroducirlas en la naturaleza, y esto es solo el comienzo.
Nelson García Marcano, director del Departamento de Biodiversidad y Fauna Silvestre del Ministerio de Medio Ambiente de la República Dominicana, recupera un flamenco rosado en un complejo hotelero de Bávaro. Este animal fue recuperado en el primer rescate realizado por Rescate Rosado.
Gracias a estos esfuerzos, debería quedar menos de un centenar de flamencos rosados en los complejos hoteleros de Bávaro, aunque, como precisa Fernandez, es difícil estar seguro.
En el otro lado del país, en el Parque Nacional de Monte Cristi, el entorno está libre de complejos hoteleros. El paisaje está cubierto de lagunas saladas y manglares fangosos, que solo son accesibles para los humanos en moto.
Este entorno constituye el hábitat natural de los flamencos del Caribe, pero también un lugar muy apreciado por aquellos que se especializan en su captura. Paulino, que trabaja junto a Rescate Rosado, se esfuerza por retirar las trampas instaladas aquí, fabricadas a partir de estacas de madera atadas a dos lazos de hilo de pesca.
El grupo de Paulino notó estas trampas por primera vez en 2009; a pesar de los numerosos informes presentados a las autoridades desde entonces, esta práctica nunca ha cesado y, según Fernandez, debería reanudarse con más fuerza durante el invierno y la primavera. Paulino recuerda haber visto a un trampero transportar nueve flamencos rosados en un saco.
Durante una excursión realizada a principios de 2023, el Grupo Ecológico retiró nada menos que 706 trampas repartidas en tres sitios.
Este método de captura también puede herir o incluso matar a los flamencos rosados. Un individuo puede estar paseando cuando, de repente, pone su pata en el lazo y, cuando tira, queda atrapado». Las aves suelen intentar luchar para liberarse, lo que las agota, especialmente cuando el agua comienza a inmovilizar sus alas.
A veces, los tramperos no regresan antes de varios días; el animal atrapado se encuentra entonces en una situación particularmente peligrosa. Si los flamencos rosados no son retirados rápidamente, esta trampa puede resultar mortal.
Malos tratos a las aves
A veces se les cortan las plumas secundarias, lo que les impide volar. A otros se les retira quirúrgicamente un hueso de sus alas; el ave queda entonces condenada a permanecer en el suelo por el resto de sus días, lo que puede durar hasta sesenta años. No sabemos quién es responsable de estas mutilaciones.
Además, a veces los flamencos son alimentados con comida industrial para animales, lo que termina por desvanecer su color rosa característico debido a su dieta natural compuesta de camarones y otros pequeños crustáceos. Su comportamiento también puede cambiar; se acostumbran a los humanos e incluso pueden pedirles comida.
Sin embargo, parecen haber conservado al menos una característica: se ha podido ver flamencos, conocidos por formar vínculos sociales estrechos, elegir quedarse junto a un compañero cautivo al que se le había quitado la capacidad de volar.
Dos antiguos cazadores de flamencos se han unido al proyecto de rescate compartiendo sus conocimientos sobre captura. En las redes sociales, algunos internautas también interpelan a los influencers que publican fotografías de las aves cautivas en estaciones turísticas.
A mayor escala, Fernandez participará en un censo oficial de flamencos rosados en 2024, lo que, espera, podría conducir a la inclusión de la especie en la lista de especies amenazadas en la República Dominicana.
Es un problema que podemos resolver. Tenemos la posibilidad de mejorar las cosas, afirma.
Esta fotografía aérea muestra la laguna del Parque Nacional de Monte Cristi donde serán liberados los flamencos.
Un miembro del zoológico nacional sostiene delicadamente a un flamenco rosado. Las patas de todos estos animales deben ser masajeadas para asegurar una buena circulación de la sangre.
Regreso a la naturaleza
En febrero de 2023, los visitantes pudieron presenciar la recuperación de ocho flamencos rosados en un complejo hotelero de Bávaro que había aceptado cooperar con el equipo de rescate. Las aves fueron envueltas en medias para inmovilizarlas, luego fueron instaladas en una camioneta que las transportó al zoológico nacional, donde fueron examinadas.
El estado de las aves variaba según los individuos. Algunos presentaban un peso insuficiente mientras que otros eran demasiado pesados para volar, pero en general, todos estaban en buen estado de salud.
Una vez examinadas por los veterinarios, las aves fueron colocadas en un corral aislado durante dos o tres meses y, en este entorno controlado, el personal del zoológico les asustó intencionalmente para que recuperaran su temor natural hacia los humanos.
Una mañana del mismo mes, los científicos instalaron a doce individuos en un camión y los condujeron hasta el Parque Nacional de Monte Cristi. Una vez allí, los veterinarios masajearon sus patas para favorecer la circulación sanguínea.
Un bote los transportó luego hasta la laguna, donde los esperaba otro corral instalado bajo manglares negros. Los flamencos extendieron sus alas y comenzaron a caminar en este espacio confinado destinado a enseñarles a adaptarse a su nuevo entorno.
Los pájaros recién liberados exploran su nuevo hábitat.
A la mañana siguiente, llegó el momento. Los doce flamencos, de los cuales siete habían sido recuperados en complejos hoteleros, volaron o caminaron hacia la laguna bajo la mirada del equipo de rescate.