El dinosaurio pelícano o el feroz tonelero de mar: estas extrañas y temibles criaturas superan con creces la ficción.
Los hombres han estado fascinados durante mucho tiempo por las criaturas marinas: Aristóteles ya describía crustáceos y moluscos en pergaminos de papiro y hoy en día, los investigadores recurren a la ciencia participativa y a pruebas genéticas para identificar la última especie de pez luna.
Es lo desconocido, aseguran los expertos sobre criaturas submarinas. Cuando observas el océano, tal vez veas un delfín o una ballena, pero no verás lo que hay más abajo. Solo conocemos una parte de las especies que viven en las profundidades.
Ya sea por su apariencia sorprendente o por su búsqueda implacable de supervivencia, estas especies de animales marinos están entre las más cautivadoras que los exploradores y biólogos han identificado.
El vampiro de los abismos
A pesar de su nombre amenazante, los vampiros de los abismos son bastante pequeños, creciendo hasta unos treinta centímetros de largo. Tienen un cuerpo gelatinoso con aletas entre sus tentáculos, dando la impresión de que llevan una capa.
La primera cosa que debes saber sobre los vampiros de los abismos, cuyo nombre en inglés se traduce literalmente como «calamares vampiros», es que no son ni vampiros ni calamares.
Entonces, ¿cómo este carroñero de los abismos heredó este nombre aterrador? El teutólogo Carl Chun lo nombró vampiro de los abismos en 1903. Le dio el nombre científico de Vampyroteuthis infernalis, que significa «calamar vampiro de los infiernos».
«Me imagino que los ojos rojos y la capa le hicieron decir ‘parece un vampiro'», declara Robison. «Así que se divirtió con el nombre.»
En lugar de sangre, los vampiros de los abismos se alimentan de lo que hoy conocemos como nieve marina, escombros como algas, plancton muerto y materia fecal. Pero subestimar a este pequeño cefalópodo sería un error.
Los vampiros de los abismos pueden escupir un moco que contiene partículas fosforescentes desde los poros ubicados en los extremos de sus tentáculos, envolviéndose en una nube luminosa para evitar a los depredadores.
El pez luna fantasma
A diferencia de los vampiros de los abismos, el pez luna fantasma es una especie descubierta recientemente. Clasificado bajo el nombre científico de Mola tecta, este pez elusivo fue identificado por primera vez en 2017 por la doctoranda Marianne Nygaard y su equipo en Nueva Zelanda. «Tecta» es un derivado del latín tectus, que significa confinado o escondido.
«Me impresionó bastante el hecho de que este pez lograra escapar de nuestros radares durante todos estos años, a pesar del enorme interés que suscita, las muchas especies descritas y una taxonomía desordenada», declara Nygaard.
Conocido por habitar en aguas frías del hemisferio sur, a lo largo de las costas de Nueva Zelanda, Australia, Chile, Perú y Sudáfrica, el Mola tecta, cuyos especímenes pueden pesar hasta 900 kilos, ha sido avistado desde entonces a lo largo de la costa de California y hasta el norte de Alaska.
La apariencia del pez luna puede variar considerablemente dentro de una misma especie y cambiar de morfología durante su crecimiento, lo que dificulta su identificación.
La última observación registrada fue el 3 de junio pasado, cuando un pez luna de 2,2 metros de largo se varó en una playa de Oregón. Se confirmó que este espécimen, inicialmente confundido con el pez luna común, pertenecía a la especie Mola tecta, que una vez más se ocultaba a la vista de todos.
El telonero de mar
Un tonelero de mar, un anfípodo de los abismos, vacía una salpa gelatinosa para usarla como escudo protector para sus huevos y crías.
Los toneleros de mar, conocidos bajo el nombre científico de Phronima sedentaria, habitan en la zona crepuscular de los océanos en todo el mundo, más comúnmente a profundidades de 200 a 1,000 metros.
Midiendo generalmente menos de dos centímetros de largo, los toneleros de mar cazan salpas, criaturas gelatinosas que se asemejan a medusas. La madre tonelero utiliza sus pinzas delanteras, similares a las de los cangrejos, para comer el interior de la salpa, habitar su piel vacía y poner sus huevos dentro. Una vez dentro, hace avanzar la salpa como un cochecito.
Cuando sus huevos eclosionan, perpetúan el ciclo consumiendo la salpa desde dentro, junto con su madre. La matanza y el robo de la piel de otra criatura constituye un fuerte contraste con la devoción materna.
Olindias formosa
Descubierta a lo largo de las costas de Japón, Brasil y Argentina, la brillante Olindias formosa utiliza sus tentáculos multicolores brillantes para atraer a los pequeños peces, explica Erich Hoyt. Con un diámetro máximo de quince centímetros, esta medusa alterna entre los fondos marinos y las aguas costeras, según el Acuario de la Bahía de Monterey.
Olindias formosa, aunque rara, a veces aparece en grupo. Este fenómeno ocurre cuando el aumento de la temperatura del agua atrae o crea más alimento para las medusas, lo que resulta en un aumento de la población.
Aunque la picadura de Olindias formosa no es mortal para los humanos, sigue siendo bastante dolorosa y puede provocar una erupción cutánea. Estas criaturas, a la vez hermosas y peligrosas, han inspirado obras de arte y advertencias para los nadadores a lo largo de las costas de Argentina.
Sigue leyendo para conocer más sobre estas misteriosas criaturas que habitan los océanos.