El océano es algo más que agua. Cubriendo el 70% de la superficie del planeta, estas vastas extensiones marinas forman un gigantesco sumidero global de carbono, ayudan a regular nuestro clima, generan más de la mitad del oxígeno que respiramos, nos dan alimentos y medicinas, proporcionan puestos de trabajo y beneficios económicos, ayudan a transportar nuestras mercancías y … la lista es interminable.
Pero la salud de nuestros océanos está empeorando debido a la crisis climática, la pérdida de biodiversidad, la contaminación y otras amenazas.
Aquí es donde entra en juego la innovación. Se están desarrollando multitud de nuevas tecnologías que podrían ayudar a preservar la salud de estos sistemas vitales de apoyo planetario.
A tal fin, la iniciativa Friends of Ocean Action del Foro Económico Mundial reúne a líderes para acelerar la búsqueda de soluciones a los retos más acuciantes a los que se enfrentan nuestros océanos.
He aquí algunas de las muchas ideas inteligentes que trabajan para proteger los ecosistemas oceánicos.
Vigilancia marina
Identificar los problemas y su escala es una parte clave de los esfuerzos para salvaguardar los entornos marinos, y se están desarrollando varias innovaciones para recoger datos oceánicos.
Por ejemplo, la empresa alemana Planblue está desarrollando un «satélite submarino» para escanear y cartografiar el fondo oceánico, en gran parte inexplorado.
El robot utiliza la inteligencia artificial y el aprendizaje automático para navegar, y sus avanzadas imágenes ofrecerán una imagen clara del impacto del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación bajo las olas.
En Australia, un sistema autónomo de drones submarinos llamado Hydrus puede sumergirse a profundidades de 3.000 metros bajo la superficie del océano.
Mediante potentes luces, localiza e identifica nuevas especies marinas y vigila los sistemas de arrecifes de coral para tomar mejores decisiones de conservación.
Mientras tanto, los conservacionistas de la alianza mundial Ocean Census se proponen descubrir 100.000 nuevas especies marinas utilizando robots submarinos remotos. Se utilizarán imágenes de alta resolución y láseres junto con tecnología de secuenciación de ADN para analizar los rastros de ADN dejados en las aguas oceánicas por los distintos habitantes.
Tecnologías submarinas conectadas
Ampliar nuestro conocimiento de los mares y hábitats marinos del mundo es una parte fundamental de los esfuerzos para hacer frente al impacto del cambio climático.
Por eso los científicos del proyecto TEUTA, financiado por la UE, colaboran con una empresa croata de robótica para desarrollar dispositivos acústicos ligeros y de bajo coste y soluciones robóticas que permitan establecer redes inalámbricas submarinas que den soporte a una Internet de los objetos submarinos. Una red bajo las olas facilita la comunicación en el mar.
La plataforma de tecnologías submarinas conectadas recopilaría datos en tiempo real para ayudar a vigilar y proteger los hábitats submarinos del mundo, al tiempo que mejoraría las comunicaciones bajo el mar.
Las fuentes de datos podrían ir desde la vida marina etiquetada electrónicamente hasta pecios equipados con sensores, como parte de un sistema de sensores remotos, tecnología de medición, sistemas de detección y cámaras de observación submarina.
Los datos recogidos se enviarían a una boya en la superficie y se transmitirían a través de la nube a los investigadores en tierra.
Proteger la vida marina
La vida marina necesita protección frente al impacto de la actividad humana, tanto por encima como por debajo de las olas.
Según la Alianza Mundial de Cetáceos, unas 30.000 ballenas mueren o resultan heridas cada año por colisiones con buques pesqueros, de carga u otros buques marinos, así como delfines y marsopas.
Pero la tecnología puede ayudar. En California, Whale Safe ha desplegado una boya acústica que puede detectar los sonidos de la actividad de las ballenas y transmitir una señal de advertencia para informar a la navegación de que reduzca la velocidad.
Por su parte, la empresa canadiense Whale Seeker utiliza drones automatizados con inteligencia artificial para tomar imágenes aéreas e infrarrojas que detectan la presencia de ballenas y otros mamíferos marinos. Además de evitar colisiones mortales con los buques, esta tecnología vigila las poblaciones de ballenas del Ártico en amplias zonas del océano para minimizar su impacto negativo.
Otra innovación, de la Toyon Research Corporation en Estados Unidos, utiliza cámaras de infrarrojos montadas en buques o en la costa para vigilar las 24 horas del día los golpes de las ballenas cuando salen a la superficie en busca de aire.
La información que muestran el número, la ubicación y el momento de los soplidos ayudan a organizaciones como la Administración Nacional de la Atmósfera Oceánica a calcular el tamaño de las poblaciones de ballenas.
Bajo las olas, el calentamiento de las aguas oceánicas puede alterar el equilibrio de los ecosistemas marinos.
Se está probando una trampa situada en el fondo del océano Atlántico para capturar y controlar el número de peces león depredadores, una especie invasora que amenaza la vida marina autóctona en algunas zonas.
Iniciativas que dan esperanza ¿verdad?