La industria pesquera mundial, del mar al plato

La industria pesquera mundial, del mar al plato

La pesca y la acuicultura desempeñan un papel esencial en la alimentación de una población humana en constante crecimiento. La originalidad del sector pesquero es que se basa en una actividad de recolección, o incluso de caza, a partir de los recursos vivos de la hidrosfera. El principal reto al que se enfrenta la industria pesquera es contribuir a la seguridad alimentaria mundial. 

La pesca que se produce en nuestros océanos es un fenómeno presente en todos los mares del mundo. Desde los mares árticos en torno a las islas Aleutianas (pesca del cangrejo gigante del Ártico) hasta los mares meridionales en torno a las islas Kerguelen (pesca del krill). 

La acuicultura se practica principalmente en mares, caminos, bahías, estuarios y lagunas próximos a zonas habitadas. Una gran parte de la industria pesquera se basa en las zonas costeras, donde los barcos tienen su base, descargan y después se procesan y consumen. 

Por tanto, las zonas costeras, ya muy utilizadas por las actividades humanas, pueden convertirse en zonas de uso conflictivo tanto en tierra como en el mar.

La pesca y la acuicultura forman un sector económico que proporciona trabajo y recursos a casi 55 millones de personas en todo el mundo, cifra que aumenta constante y rápidamente. 

La producción de riqueza difiere mucho entre la pesca de subsistencia y la pesca organizada como actividad económica, capitalista o incluso financiera. Las formas de apropiación de los recursos pesqueros generan enfrentamientos entre pescadores y por el acceso a las zonas de pesca o acuicultura.

La pesca y la acuicultura constituyen una parte cada vez más importante de la alimentación humana. 

Al igual que los productos agrícolas, los productos pesqueros están muy integrados en los procesos de transformación y comercio, y están sujetos a la estandarización de los patrones de consumo promovida por la industria agroalimentaria. 

Las condiciones en las que se comercializan los productos marinos crean sistemas económicos en los que la redistribución del valor añadido dista mucho de ser equitativa.

¿Cómo está organizada la industria pesquera mundial?

En primer lugar, se presentan las principales zonas pesqueras en términos de recursos, su distribución y las profesiones pesqueras. 

A continuación, se examina la dinámica de la pesca y la acuicultura, lo que lleva a analizar la difícil cuestión de la creciente escasez de recursos. 

Por último, el estudio de los principales actores, es decir, los pescadores, y de los intercambios económicos generados por la pesca conducirá a un enfoque geosistémico que facilitará la comprensión de la actividad pesquera.

Recursos frágiles mal repartidos

Según los últimos análisis de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, que recopila y publica datos sobre la pesca y la acuicultura en todo el mundo, la producción acuática total alcanzó los 154 millones de toneladas (Mt), de las cuales casi 100 Mt procedían del medio marino y 63 Mt de la acuicultura, lo que convierte al pescado en un alimento secundario en la dieta humana. 

Aunque representa casi la totalidad de la hidrosfera, el mar sólo representa dos tercios de la producción: esto se debe a que el océano es a menudo un medio hostil difícil de controlar.

Producción y distribución de los recursos pesqueros

Zonas oceánicas preferidas

La pesca está presente en todos los mares del mundo, pero no en las mismas condiciones ni con los mismos resultados. Los mares epicontinentales, más accesibles y situados cerca de los grandes centros de población, tienen una ventaja indudable.

La distribución de la producción pesquera en los océanos se caracteriza por el predominio del Pacífico, seguido del Atlántico y el Índico, en consonancia con la superficie de estos océanos. 

A menor escala, la distribución latitudinal de los océanos y su proximidad a zonas pobladas explican la mayor producción en el Pacífico noroccidental que bordea China, Japón y Rusia, seguido del Pacífico sudoriental (12 Mt) que bordea Sudamérica, y a continuación el Pacífico centrooccidental (11,5 Mt) y el Índico oriental (7,2 Mt), que bañan los mares de las penínsulas asiáticas. 

El Atlántico nororiental sólo produce 8 Mt. El Atlántico noroccidental (2 Mt) y el Pacífico nororiental (3 Mt), aunque más pequeños, desempeñan un papel importante en el abastecimiento de Norteamérica.

Los mares boreales templados están muy explotados porque limitan con continentes que llevan siglos desarrollando la pesca marítima y, desde el siglo XX, la pesca industrial de especies de peces endémicas (abadejo de Alaska, arenque del Atlántico y gádidos) en respuesta a la creciente demanda del público. 

Esta explotación de los recursos ha provocado un estancamiento o incluso una disminución de la producción, especialmente en el Atlántico noroccidental con la caída de las capturas de bacalao.

El gran desafío de la industria pesquera

La industria pesquera mundial enfrenta el reto de equilibrar la explotación de los recursos marinos con su sostenibilidad. 

Desde la captura hasta el plato, este sector se ha transformado en una vasta red económica global que no solo provee alimento, sino que también sostiene a millones de personas. Sin embargo, la sobreexplotación, las tensiones geopolíticas y la desigual distribución de los recursos pesqueros exigen una gestión más equitativa y responsable. 

Solo a través de una mayor regulación y colaboración internacional, será posible garantizar que el mar continúe siendo una fuente de sustento para las futuras generaciones.