Las áreas marinas protegidas son vitales para salvaguardar la biodiversidad oceánica y mitigar los efectos del cambio climático. En esta nota nos zambullimos en aspectos claves como su correcta implementación y una gestión sustentable de los ecosistemas marinos.
Áreas marinas protegidas, una medida esencial para preservar los océanos
Las zonas marinas protegidas están cada vez más reconocidas como una herramienta clave para garantizar la salud y la sostenibilidad de los ecosistemas marinos.
Son áreas que han sido especialmente designadas para proteger las zonas marinas y sus recursos, así como para promover la investigación y la educación en materia de conservación marina. En este artículo analizamos por qué son tan importantes, cuáles son sus principales objetivos y cómo contribuyen a proteger los océanos.
¿Qué es un área marina protegida?
Una zona marina protegida (ZMP) es un área definida geográficamente, normalmente dentro de las aguas territoriales de un país, que ha sido sometida a ciertas restricciones o regulaciones para preservar los recursos biológicos, geológicos o culturales que contiene.
Las AMP pueden ser creadas por gobiernos nacionales, regionales o locales, así como por organizaciones internacionales como la UNESCO. Las áreas marinas protegidas pueden variar considerablemente de tamaño, desde pequeñas zonas costeras hasta vastas extensiones de océano.
Los principales objetivos de las zonas marinas protegidas son:
Proteger la biodiversidad marina
Uno de los principales objetivos de las zonas marinas protegidas es preservar la biodiversidad marina.
Las zonas marinas son muy ricas y albergan un gran número de especies animales y vegetales, algunas de las cuales están amenazadas o en peligro de extinción. Limitando actividades humanas como la pesca, el dragado y la minería en estas zonas, es posible mantener la diversidad biológica de estos preciosos hábitats.
Contribuir a la resiliencia frente al cambio climático
Las áreas marinas protegidas también desempeñan un papel importante a la hora de ayudar a los océanos a hacer frente a los impactos del cambio climático, sobre todo contribuyendo a la resiliencia de los ecosistemas marinos.
Por ejemplo, al proteger las praderas marinas, las AMP ayudan a conservar las «trampas de carbono» naturales que absorben CO2 de la atmósfera y las aguas superficiales, reduciendo así la acidificación de los océanos. Las AMP también mejoran la capacidad de los sistemas marinos para recuperarse de las perturbaciones causadas por tormentas, inundaciones o episodios de calor extremo.
Fomento del uso sostenible de los recursos
Las zonas marinas protegidas pretenden garantizar la gestión sostenible de los recursos pesqueros, como las poblaciones de peces, regulando las actividades pesqueras y fomentando prácticas responsables.
Las AMP también pueden proteger lugares de importancia cultural o histórica, como pecios o hábitats tradicionales de pueblos indígenas, limitando el desarrollo costero y las actividades turísticas.
¿Qué es un área marina protegida (AMP)?
Los distintos tipos de zonas marinas protegidas
Existen varios tipos de AMP, en función de sus objetivos específicos y de los niveles de protección que ofrecen:
- Reservas estrictas: estas zonas están completamente vedadas a la actividad humana y su acceso suele estar restringido con fines de investigación científica o conservación;
- Áreas de gestión marina: en estas AMP pueden permitirse ciertas actividades, como la pesca o la extracción de recursos, pero estarán sujetas a estrictas normas para garantizar su sostenibilidad;
- Zonas de conservación comunitaria: estas zonas son gestionadas por grupos locales o indígenas que han establecido normas para la preservación de los recursos naturales y culturales;
- Sitios del Patrimonio Mundial: estas zonas están incluidas en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO por su valor universal excepcional y están sujetas a medidas especiales de protección.
Los beneficios demostrados de las áreas marinas protegidas
Cuando se establecen y gestionan adecuadamente, las áreas marinas protegidas ofrecen numerosos beneficios para la conservación de los océanos y el bienestar económico:
Contribuyen a proteger hábitats naturales como arrecifes de coral, praderas marinas y manglares, que proporcionan zonas de reproducción y cría para muchas especies;
Las AMP tienen un efecto positivo en la biomasa y abundancia de peces, lo que puede suponer un aumento de las capturas para los pescadores de los alrededores de estas zonas protegidas gracias a la dispersión de individuos adultos;
La conservación de los ecosistemas costeros también aporta beneficios en términos de mitigación de los riesgos naturales, como las tormentas o la subida del nivel del mar, al reforzar las barreras naturales;
Por último, las AMP pueden estimular el desarrollo del turismo sostenible, generando ingresos adicionales para las comunidades locales.
Invertir en zonas marinas protegidas es, pues, esencial para garantizar la protección y la gestión responsable de nuestros océanos.
Es esencial para su biodiversidad, pero también para garantizar los medios de subsistencia de los millones de personas que dependen directamente de los recursos marinos.
Sin embargo, sigue siendo importante mejorar la gobernanza, la financiación y el seguimiento de estas zonas para maximizar sus beneficios.