Pesca responsable: ¿Cómo se pesca el pescado que comemos?
fish unloading in the port of La Escala, Costa Brava, Girona province, Catalonia, Spain

Pesca responsable: ¿Cómo se pesca el pescado que comemos?

En este artículo nos enfocamos sobre la importancia de conocer el impacto ecológico de la pesca como consumidor y habitante de este planeta para elegir a conciencia lo que se consume.

Desde hace algunos años, en los productos industriales a base de pescado se indican las artes utilizadas para la pesca profesional: además de conocer la zona de pesca de la FAO, también puede evaluar el nombre de las artes utilizadas para proporcionarle este filete de salmón o estas croquetas de merluza. 

Pero más allá del nombre, ¿conoce realmente el consumidor el impacto ecológico de las artes de pesca? 

Esta es una oportunidad para echar un vistazo a las artes de pesca utilizadas para abastecernos de pescado, con el objetivo de convertirnos en un consumidor verdaderamente responsable.

Consumo responsable y pesca sostenible

Los artes de pesca se dividen en dos categorías principales: artes pasivos y artes activos. Hay que reconocer que los artes activos tienen inevitablemente un mayor impacto en el medio natural y en las poblaciones de peces. 

Sin embargo, los esfuerzos están conduciendo a mejoras en el «grial» de los pescadores modernos: la selectividad. Veamos

Pesca responsable y artes pasivos

Existen varios tipos de artes pasivos y, como su nombre indica, a menudo -aunque no siempre- se encuentran en el fondo.

Campeones de la selectividad, nos ofrecen moluscos (buccinos, buccinos) y crustáceos (arañas, cangrejos comestibles) e incluso algunos peces de fondo. 

El principio es sencillo: se atrae al animal con un cebo que no lo deja salir de la red.

Su mayor ventaja es, por tanto, su selectividad, pero un buque casey puede colocar un centenar de trampas: su impacto sobre las especies marinas puede, por tanto, ser importante si no se respetan las zonas y temporadas de pesca.

Redes de enmalle

Aunque las redes de enmalle pueden ser una buena herramienta para preservar los hábitats, cuando se utilizan mal pueden ser una terrible plaga para los océanos.

El principio es sencillo: una red se cala en el lecho marino o justo debajo de la superficie. Por tanto, puede estar fijada al fondo o flotar (red de deriva). 

En su versión fija, se considera una herramienta selectiva, ya que se adapta bien a las especies pescadas por el tamaño de sus mallas. La versión de deriva es la que tiene un mayor impacto en el medio ambiente, con un riesgo mucho mayor de que se convierta en una «red fantasma». 

Una red fantasma es un arte perdido que sigue pescando sin ser recogido nunca. Estas redes son letales para las poblaciones de peces, lo que supone un despilfarro de recursos. Hay que añadir que una red de enmalle a la deriva es mucho menos selectiva que una red de enmalle calada, ya que captura delfines y tortugas, razón por la cual está prohibida en aguas europeas desde 2002.

Palangres

Esta herramienta también es objeto de debate: muy utilizada en las zonas tropicales y ecuatoriales, se emplea para capturar atún, caballa real y algunas especies de fondo.

Artes de pesca con palangre

El principal problema reside en su funcionamiento: se trata, ni más ni menos, que de un gran sedal formado por miles de anzuelos cebados, que selecciona la especie objetivo en función del cebo y del tamaño del anzuelo. 

Al igual que las redes de enmalle, los palangres pueden calarse bajo la superficie o en el fondo. En la práctica, esta herramienta es poco selectiva, tanto en lo que se refiere al tamaño de los individuos como a las especies objetivo, con un impacto muy importante en las especies situadas en la cima de la cadena alimentaria (especialmente los tiburones). 

Su atractivo reside en su bajo coste y en la calidad del pescado capturado, que es la misma que la del pescado capturado con palangre.

¿Conclusión? ¡Evítelo!

Artes activas: ¿hacia una pesca más sostenible?

Líneas

Línea de mano o curricán, el principio es el mismo. El objetivo es capturar el pez vivo, para garantizar la mejor calidad. 

En la práctica, se ceba a los peces antes de hilar un sedal con un señuelo sintético y anzuelos. El sedal puede dejarse que siga al barco o pescarse con caña, como en el caso de algunos atunes españoles. 

El pez más conocido capturado con esta técnica es la «lubina de línea», pero también se pescan el tacaud, el carbonero, la merluza y la caballa.

Líneas de pesca

Este tipo de pesca tiene un impacto prácticamente nulo en el medio marino, aunque no sea muy eficaz, lo que explica el elevado coste del pescado procedente de esta fuente.

Conclusión, ¡depende de su procedencia!

Red de cerco

Arte de pesca de cerco

La red de cerco es una enorme red que el buque cierra gradualmente para rodear y capturar un banco de peces. 

Con ayuda de un sonar, el pescador puede saber de qué especie se trata y limitar así las capturas accesorias. 

Del mismo modo, en caso de mala selección, el buque puede decidir volver a abrir la red y evitar así recoger una captura de mala calidad. 

Esta herramienta es, por tanto, muy selectiva, con la notable excepción de los atuneros cerqueros, que utilizan este arte para capturar bancos de atunes, principalmente en el Mediterráneo. Este tipo de pesca es responsable de numerosas capturas accesorias, sobre todo de delfines.

Esta técnica se utiliza a menudo por la gran calidad del pescado que produce. También existe una variante de bajura, el bolinche, de menor tamaño y utilizado para «pescados azules» como la sardina, la caballa y la anchoa.

Este arte proporciona peces de calidad que no han sido asfixiados en una red de arrastre, por ejemplo, al tiempo que ofrece una selectividad bastante buena. 

Por otro lado, la mortalidad accidental puede ser elevada en algunos casos, ya que los peces suelen dañarse cuando se rompe la jábega o cuando hace mal tiempo.

Conclusión, dependiendo de la especie (¡evite el atún!)

Redes de arrastre pelágico

La amplísima familia de las redes de arrastre se extiende desde los fondos marinos hasta la superficie del mar: hay una máquina para cada tipo de pesca. 

Sin embargo, el principio es el mismo para todas ellas: una enorme red en forma de bolsa es arrastrada detrás de uno o dos arrastreros, antes de ser devuelta a bordo.

Arte de pesca de arrastre pelágico

La red de arrastre pelágico es la que menos impacto tiene en el medio ambiente, aparte de los cetáceos como los delfines, víctimas colaterales de la pesca industrial. 

Similar a la red de cerco, se utiliza para capturar peces pelágicos (peces que viven en medio de la columna de agua) en bancos. 

Por tanto, es selectiva pero no proporciona peces de muy buena calidad, ya que el recurso se amontona en el fondo del arte. El elevado consumo de gasóleo para tirar de la red de arrastre también es un punto negativo.

Otras artes, como las redes de arrastre de fondo o las camaroneras, tienen un alto impacto en el medio marino o no son muy selectivas. 

Por ello, se trabaja en la mejora de estas artes con rejillas que dejen escapar las especies no deseadas o redes que no se deformen al ser arrastradas.

Conclusión, inevitable, ¡suministra una gran parte del pescado industrial!

Así que, contrariamente a lo que se nos dice a menudo, no todo son artes de pesca: sí, las redes de arrastre de fondo son perjudiciales para el medio ambiente, pero las redes de enmalle son una solución aceptable cuando se utilizan correctamente. 

Para consumir de forma responsable, los consumidores deben estar informados no sólo sobre las especies y sus temporadas, sino también sobre las herramientas utilizadas para capturarlas. 

A este respecto, las etiquetas no son ninguna garantía; la más conocida es la del MSC (Marine Stewardship Council), que ha aceptado etiquetar los productos de la pesca de fondo. 

Así que el consejo final sigue siendo el mismo: opte por la pesca artesanal, que tiene mucho menos impacto en el medio ambiente, y cuando no sea posible, preste atención a los equipos que le suministran el pescado. Ahora más que nunca es el momento de leer las etiquetas.