La capa de hielo de Groenlandia es uno de los principales indicadores del cambio climático global. En las últimas décadas, el derretimiento acelerado de la capa de hielo ha generado preocupación debido a su impacto en el aumento del nivel del mar. Uno de los glaciares más emblemáticos de Groenlandia, el Glaciar 79° Norte (Nioghalvfjerdsbrae, 79NG), ha sido objeto de un nuevo estudio que destaca su preocupante declive debido a los efectos del cambio climático. Este estudio ha contado con el apoyo de Greenpeace, una organización ambientalista líder en la lucha contra el cambio climático y la protección del medio ambiente.
El derretimiento acelerado del Glaciar 79° Norte
Investigadores del Instituto Alfred Wegener en el Centro Helmholtz para la Investigación Polar y Marina, de Alemania, liderados por Ole Zeising, han realizado un estudio exhaustivo sobre el Glaciar 79° Norte en Groenlandia. Utilizando una combinación de sensores remotos, mediciones aéreas y a nivel del suelo, determinaron que esta lengua de hielo se ha adelgazado en un 42 % desde 1998, perdiendo un promedio de 38 metros de espesor de hielo desde 2018. Este preocupante declive se atribuye al aumento de la temperatura del océano, que trae corrientes más cálidas al área y provoca un mayor derretimiento y retroceso de los glaciares.
El canal subglacial y el aumento del derretimiento
El estudio también reveló la presencia de un canal subglacial de 500 metros de alto y 1 kilómetro de ancho que ha erosionado la base del glaciar. Este canal se debe a la entrada de agua cálida intermedia del Atlántico, una masa de agua salina que fluye a una profundidad de 500 a 1000 metros y con una temperatura superior a 1 °C. El ingreso del Atlántico lleva agua salada densa a la base del glaciar, calentando el hielo circundante y provocando el derretimiento. El agua de deshielo fluye más hacia la cavidad subglacial, intensificando aún más el derretimiento de la base del glaciar y creando nuevos canales distributarios.
Consecuencias y retroceso del glaciar
El derretimiento subglacial ha dado como resultado una reducción significativa de la superficie total del glaciar, con una disminución de 7,6 metros por año. El agua de deshielo fluye rápidamente a una tasa de 150 metros por año, principalmente en verano, reduciéndose casi a cero durante los meses restantes. En algunos puntos, la superficie del glaciar ha bajado alrededor de 57 metros desde 2010. Actualmente, solo quedan 190 metros de hielo sobre el canal subglacial, que representa el 30 % del espesor del hielo circundante, lo que lo hace vulnerable a un mayor derretimiento.
El papel del cambio climático
El estudio también sugiere que las tasas y volúmenes mejorados de agua de deshielo surgen del aumento del derretimiento del glaciar en el verano, relacionado con las temperaturas atmosféricas más cálidas del calentamiento global. El aumento del derretimiento y la formación de grietas notables en el frente de desprendimiento del glaciar pueden indicar una mayor desintegración y retroceso.
El derretimiento acelerado del Glaciar 79° Norte en Groenlandia es una clara señal de los efectos del cambio climático en las regiones polares. Mientras persista el calentamiento global, los efectos de los océanos más cálidos seguirán teniendo consecuencias significativas para la naturaleza que llama hogar a estos entornos. Greenpeace y otras organizaciones ambientalistas están trabajando arduamente para abordar el cambio climático y proteger estos ecosistemas frágiles y vitales. El estudio destaca la necesidad de tomar medidas para mitigar el cambio climático y proteger nuestro planeta para las generaciones futuras.