El observatorio climático de la Unión Europea reporta una temperatura récord de 20,96 grados en la superficie oceánica.
Los océanos son esenciales para la vida en el planeta. Así como el 70% del cuerpo humano está compuesto de agua y depende de ella para llevar a cabo múltiples funciones vitales, el 70% del mundo está cubierto de este material. Y una de sus funciones principales está relacionada con la regulación del clima. Por lo que, si los océanos desaparecieran, la vida en el planeta Tierra no sería posible.
Pero lamentablemente, en los últimos años estos ecosistemas vitales están sufriendo las consecuencias de la actividad humana. La quema de combustibles fósiles como el gas o el petróleo por parte de las industrias ha llevado la temperatura oceánica a niveles históricos. De acuerdo con datos provistos por la Unión Europea, en su última medición la superficie del océano alcanzó una temperatura récord de ¡20,96 grados centígrados!
Este fenómeno plantea serios riesgos tanto para la vida marina, como para las comunidades costeras y, por supuesto, pone en aprietos el equilibrio climático de todo el planeta. Pero, ¿cuáles son las causas de este aumento de temperatura? ¿Y qué acciones deben tomar los gobiernos de todo el mundo para contrarrestarlo?
Océanos en Ebullición: temperatura alarmante
Los niveles de temperatura alcanzados por los océanos no son solo un simple número. Las olas de calor tanto sobre la superficie terrestre como a nivel del mar, son una manifestación directa de este suceso natural. Y el daño que provocan en los ecosistemas acuáticos podría tener consecuencias terribles e irreversibles para todos los seres que habitan el planeta.
Los efectos del incremento térmico comienzan a ser notorios: desde la migración de peces y mamíferos marinos hacia zonas más frías, hasta la extinción de especies por la introducción forzada de especies invasoras. Pero además, esta alteración de la biodiversidad marina puede repercutir en la vida de los seres humanos.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) y organizaciones medioambientales como Greenpeace vienen advirtiendo desde hace rato sobre las consecuencias devastadoras que las olas de calor pueden tener para actividades económicas de subsistencia como la pesca y la acuicultura. Las comunidades costeras, que dependen en gran medida de los recursos marinos para vivir, tendrán que apelar a nuevos medios para sostenerse. Mientras que la falta de alimentos o el aumento de sus precios afectará notablemente la seguridad alimentaria de toda la población.
Acidificación y Cambio Climático: las 2 caras del aumento de temperatura
Desde los comienzos de la era industrial, los océanos han absorbido un 90% de la temperatura global. Este incremento de la temperatura oceánica no solo provoca un derretimiento de los polos que desencadena un aumento de los niveles del mar en todo el planeta, sino que además provoca un cambio en la química y la estructura de los ecosistemas marinos.
¿Qué es la acidificación oceánica y cómo afecta a la vida marina? La acidificación de los océanos se produce como resultado de la absorción de dióxido de carbono (CO2) en el agua. El pH natural de los océanos es de entre 8 y 8,3. Pero como consecuencia de la absorción excesiva de CO2, este número ha ido disminuyendo, volviendo el agua oceánica mucho más ácida. A medida que esto sucede, las especies que habitan los ecosistemas marinos, que han evolucionado en hábitats con esos niveles de pH, ven amenazada su existencia.
Un ejemplo de esto es cómo la acidificación de los océanos está alterando la capacidad de los organismos marinos para formar sus conchas y esqueletos. Esto pone en peligro a especies claves de la cadena alimentaria, como el krill, los crustáceos y varios tipos de peces. El efecto dominó podría hacerse sentir tanto en la economía como en los déficits nutricionales de todos los seres humanos que dependen de la pesca para subsistir.
Por otro lado, los océanos más cálidos son menos eficientes para absorber el dióxido de carbono producido por las actividades humanas. Por lo tanto, al reducir la capacidad de estos ecosistemas para actuar como sumideros de CO2, el problema del cambio climático aumentará de forma considerable. ¿Las consecuencias inmediatas? Inundaciones, sequías, pérdida de especies, tormentas más intensas, mayores riesgos para la salud por la propagación de insectos y enfermedades y escasez de alimentos.
¿Cuál es la salida?
La magnitud de este desafío requiere una respuesta urgente. El primer paso debe ser reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y promover el uso de fuentes de energía sostenibles, especialmente en los países más desarrollados (que son los más industrializados). La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que se celebrará en Dubái en noviembre de 2023 es una oportunidad crucial para que los líderes mundiales tomen medidas concretas y establezcan compromisos ambiciosos para reducir la contaminación y evitar que la temperatura de los océanos y del planeta siga aumentando.