Esta especie marina, la mantarraya llamada te whai rahi está en peligro de extinción. Conoce cómo colaborar a un futuro saludable para esta especie, de la que aún no se conoce tanto, avistada en raras ocasiones.
En todo el mundo, las mantarrayas oceánicas te whai rahi están en peligro de extinción y algunas poblaciones sufren un grave declive, pero sobre todo en Nueva Zelanda simplemente no sabemos lo suficiente sobre cómo les va a estos impresionantes viajeros oceánicos en un océano que cambia rápidamente.
Los datos, avistamientos y conocimientos son cruciales para garantizar un futuro saludable a la gran manta oceánica.
El futuro en peligro para esta maravillosa especie: la gran mantarraya oceánica
Con poderosas alas de hasta siete metros de envergadura, estas trotamundos oceánicas no dejan que su enorme armazón de dos toneladas les pese, volando con gracia por el Pacífico.
Estas manta neozelandesas, de gran inteligencia y muy sociables, son campeonas anónimas: ostentan la triple corona de la ruta migratoria más larga registrada, la inmersión más profunda registrada y la inmersión en aguas más frías jamás registrada para una manta.
Mātauranga Māori muestra que Aotearoa ha sido el hogar de te whai rahi durante siglos, pero aún hay mucho misterio en torno a estas mantas.
El equipo de investigación de Manta Watch Nueva Zelanda constantemente se esfuerza por encontrar respuestas.
Reuniendo conocimientos, datos de seguimiento y avistamientos públicos, que no abundan, están desarrollando una imagen clara del tamaño de la población, los movimientos y el papel de las aguas neozelandesas en el ciclo vital de la manta.
Tradicionalmente considerada una especie tropical, mucha gente ve a la manta como un visitante de paso y no como una especie autóctona de las aguas neozelandesas.
El primer gran avance para cambiar esta mentalidad fue con la manta Emmy, a la que conocieron frente a la costa de Whangaroa en 2019.
El equipo de investigación siguió su viaje récord de 1.982 km hasta Fiyi.
Su marca se desvaneció en el Pacífico, pero fue avistada nuevamente cerca de la pequeña isla barrera de Te Hauturu-ō-Toi el verano siguiente.
El viaje de Emmy proporcionó pruebas muy necesarias de que su presencia en Nueva Zelanda es tanto intencionada como un lugar clave en su migración anual.
Este descubrimiento abrió más interrogantes que respuestas y puso de relieve lo mucho que queda por aprender sobre las rutas migratorias si queremos identificar los riesgos y aplicar medidas de protección.
Inmersión profunda en la zona crepuscular
Emmy no sólo ganó el récord de la migración más larga, sino también el de la inmersión más profunda: ¡1.248 metros!
Se trata de una profundidad mucho mayor de lo que se creía y muestra una conexión con las zonas crepusculares y de medianoche de las profundidades oceánicas.
Aunque muchas especies marinas pasan tiempo en estas zonas, sabemos relativamente poco sobre ellas.
Saber qué hace la manta cuando se adentra en las profundidades podría ayudar a los investigadores a controlar la salud general y los cambios que se producen en estos ecosistemas.
Por eso, la investigación y el apoyo a los profesionales involucrados es clave.
Y tú te preguntas qué tiene eso que ver contigo ¡Pues mucho!
Puedes involucrarte de muchas maneras: con un solo click apoya a tu comunidad científica local, ONGs y suscribe a cada forma de apoyo alternativo del que te enteres pues puedes colaborar a salvar una especie marina en peligro como ésta.
Intenta llevar una vida lo más sustentable y consciente posible ¡Todos podemos hacer de este planeta un lugar más amable y amplio, suficiente para que todas las especies vivan en paz con la humanidad! ¡A cuidar de nuestros océanos y sus maravillosos, misteriosos y mágicos seres vivos!