Microplásticos: todo lo que hay que saber
Illustration of a fish in a polluted ocean. AI image.

Microplásticos: todo lo que hay que saber

Están presentes en el aire que respiramos, el agua que bebemos y el pescado que comemos. Estas diminutas partículas de plástico, de menos de 5 mm de tamaño, son una fuente de contaminación preocupante para el medio ambiente, la biodiversidad y la salud humana.

Los microplásticos pueden encontrarse en los lugares más recónditos del planeta, como témpanos de hielo y glaciares, e incluso en los pelos de las abejas… ¿De dónde proceden los microplásticos? ¿Cuáles son las principales fuentes de contaminación? ¿Y cuáles son las alternativas para eliminarlos de nuestro entorno? ¿Podemos prescindir definitivamente de ellos? Zoom sobre esta discreta pero problemática fuente de contaminación.

¿Qué son los microplásticos?

A diferencia de la contaminación por macroplásticos, que incluye residuos plásticos de mayor tamaño, como botellas de agua, pajitas, etc. , la contaminación por microplásticos suele ser invisible a simple vista. 

Se trata de partículas de plástico cuyo tamaño oscila entre unos cientos de nanómetros y 5 mm. Por su origen, existen dos tipos de microplásticos: 

Primarios: los que llegan directamente al medio ambiente en su forma inicial, como resultado de su presencia en los materiales sintéticos utilizados en nuestra ropa o en determinados cosméticos;

Secundarios: resultan de la degradación o transformación de objetos de plástico de mayor tamaño. Cuando se exponen a la luz solar, se sumergen en agua o se exponen a la intemperie, estos residuos se rompen y se dispersan en el medio ambiente.

¿Por qué se utilizan los microplásticos?

Sencillamente por comodidad. Los industriales y fabricantes aprecian los plásticos por su bajo coste, su resistencia al paso del tiempo y su adaptabilidad a una amplia gama de situaciones. Los plásticos abarcan una gama muy amplia de materiales poliméricos (formados por varias macromoléculas).

Cada polímero tiene características específicas que lo hacen adecuado para distintas aplicaciones industriales.

Por ejemplo, el polipropileno es un polímero muy utilizado para envasar alimentos por su resistencia a la grasa.

Las nanopartículas de plástico también han penetrado en un gran número de artículos de uso cotidiano. Aunque el ejemplo más conocido está en el baño, con las microperlas de las lociones exfoliantes, también se utiliza en cremas para darles una textura suave y «resbaladiza». Estas propiedades han hecho durante mucho tiempo de este dudoso «ingrediente» un aliado de los grandes nombres de la cosmética convencional.

Afortunadamente, en Francia y otros países como Estados Unidos, la adición de microperlas a estos productos está ahora prohibida. Pero los microplásticos primarios también se encuentran en los detergentes, donde se utilizan para encapsular fragancias, en pinturas y tintas, en materiales de construcción e incluso en el césped artificial. Estos últimos suelen agruparse en una categoría conocida como «polvo urbano».

¿Por qué son perjudiciales?

Una vez en el medio ambiente, los microplásticos no se biodegradan. Se acumulan en los animales, incluidos peces y mariscos, y por tanto también son consumidos por los seres humanos. 

Se han encontrado microplásticos en ecosistemas marinos, de agua dulce y terrestres, así como en alimentos y agua potable. 

Un estudio reciente de científicos daneses demostró incluso que las abejas melíferas pueden transportar hasta 13 polímeros en los pelos que cubren sus patas y cuerpo. 

Esta contaminación difusa contribuye a la contaminación permanente de nuestros ecosistemas y cadenas alimentarias.

La exposición a microplásticos en estudios de laboratorio ha provocado un gran número de efectos negativos en los organismos vivos. 

Debido a la preocupación por el medio ambiente y la salud humana, varios Estados miembros de la UE han adoptado o propuesto prohibiciones nacionales del uso intencionado de microplásticos en determinados productos de consumo. 

¿De dónde proceden?

Según el último informe de la UICN sobre microplásticos, el uso del coche y el lavado de la ropa pueden contribuir más a la contaminación por plásticos que una mala gestión de los residuos. 

Así pues, la liberación de microplásticos primarios en el medio ambiente está directamente relacionada con nuestros hábitos de consumo y estilos de vida en tierra, y no con las actividades marítimas. 

Los que acaban en nuestros océanos tienen varios orígenes, que se clasificarán aquí por orden de importancia: 

– Los textiles sintéticos: representan la principal fuente de residuos microplásticos primarios presentes en los océanos (35%). Esto se debe a que el lavado a altas temperaturas, pero también el simple roce de la ropa entre sí dentro de la lavadora, libera estas fibras plásticas, que acaban en las aguas residuales.

– Neumáticos: la abrasión (o deterioro) de los neumáticos en las carreteras es la segunda fuente principal de emisiones primarias de microplásticos (28%);

– Pinturas marinas: valoradas por sus propiedades anticorrosivas o antiincrustantes, estas pinturas suelen incorporar plásticos como el poliuretano o el epoxi, así como vinilos o lacas. Cuando se construyen o mantienen embarcaciones comerciales o de recreo, las liberan al medio ambiente.

– Productos de higiene: los envases de estos artículos son una fuente evidente de microplásticos secundarios. Pero también lo es su contenido, debido al uso de microperlas en muchos países. En todo el mundo, muchas cremas, desodorantes y dentífricos siguen conteniendo estas partículas de plástico.

Más de 500 tipos de polímeros están presentes en los cosméticos y otros productos para el cuidado de la piel.

– Polvo urbano: engloba las partículas de plástico producidas por el desgaste de los materiales presentes en las ciudades y transportadas por el viento o la escorrentía del agua de lluvia (suelas de zapatos, marcas viales, deterioro de viviendas, productos detergentes, etc.).

Una responsabilidad mundial compartida

Cada región del mundo tiene su parte de responsabilidad, en función del desarrollo de su economía y demografía. 

Según la UICN, a escala mundial, los principales emisores de microplásticos primarios (sin incluir el polvo urbano) son: los textiles en India y Asia Meridional (15,9% de las emisiones mundiales), los neumáticos en América del Norte (11,5%), los textiles en China (10,3%) y los neumáticos en Europa y Asia Central (10,3%).

El camino de los microplásticos

Todos los microplásticos, ya sean primarios o secundarios, son transportados al océano por la escorrentía de las carreteras (66%), especialmente en las zonas urbanas, por los sistemas de tratamiento de aguas residuales (25%) y por el viento (7%). Una vez en el océano, se hunden o flotan con las corrientes marinas.

Los más ligeros, como el polipropileno utilizado en los envases alimentarios, flotan y se acumulan en los giros, que se forman en el cruce de varias corrientes oceánicas, llegando a formar lo que se conoce como el «7º continente plano». 

Los microplásticos más densos, como el acrílico utilizado en las pinturas, se depositan en el fondo oceánico. 

Sin embargo, es en el fondo oceánico donde la mayoría de las especies marinas encuentran sus recursos alimentarios.

¿Cuáles son las soluciones?

Cambiar nuestra forma de consumir.

Ahora sabemos que es imposible limpiar los océanos de esta plaga invisible. Para reducir la cantidad de microplásticos vertidos en el medio ambiente, en particular los producidos por la degradación de los envases de plástico, debemos replantearnos nuestra forma de consumir. Hoy en día, en Francia sólo se clasifica el 14% de los envases de plástico. 

Sólo el 10% se recicla realmente. Por tanto, es esencial reducir nuestro consumo diario de plástico.

Por ejemplo, en lugar de utilizar cosméticos y productos de limpieza industriales, podemos fabricar los nuestros propios a partir de materias primas o residuos alimentarios. Por ejemplo, utilizar posos de café para exfoliar la piel. 

Cambiar las prácticas industriales

Aunque la reducción de los residuos plásticos mal gestionados sigue siendo una prioridad mundial, también tenemos que encontrar soluciones al problema de los vertidos primarios de microplásticos. 

Los distintos lugares, países, regiones, provincias, etc deben animar a sus fabricantes a eliminar y sustituir estas partículas en determinados productos de consumo cotidiano.

En Europa, las instituciones y los Estados miembros trabajan actualmente para prohibir todos los microplásticos añadidos intencionadamente.

En las industrias textil y de la moda, la concienciación está aumentando gradualmente. Los fabricantes de ropa y otros productos textiles diseñan tejidos fabricados exclusivamente con fibras naturales como el lino, el cáñamo y el algodón, por ejemplo, y favorecen el uso de fibras suficientemente resistentes para que no se dispersen en el agua de lavado.

Los fabricantes de lavadoras también están mejorando sus sistemas de filtrado. Es bueno saberlo: Francia fue el primer país del mundo en introducir una legislación que exige que las lavadoras estén equipadas con filtros de microplásticos para 2025. 

En cuanto a los residuos procedentes del desgaste de los neumáticos, los fabricantes deben diseñar polímeros de caucho más resistentes a la abrasión. O, en el caso de los diseñadores de carreteras, desarrollar firmes menos abrasivos. 

Para evitar la contaminación por escorrentía, hay que recoger el agua de forma más eficiente para filtrar los microplásticos.

¡Habrá que seguir trabajando en esa dirección!