De acuerdo con estudio publicado recientemente en la revista científica Nature Geoscience, el calentamiento global se encuentra a punto de superar los 1,5 grados centígrados, es decir, el límite crítico establecido durante el Acuerdo de París, en el año 2015. Para arribar a esta conclusión, un grupo de investigadores británicos se basó en los registros históricos del hielo antártico, que demuestran que la actividad humana generó un aumento de 1,49ºC desde el siglo XVII hasta la fecha.
Este nuevo hallazgo generó preocupación entre la comunidad científica y los líderes mundiales que se preparaban para participar de la Cumbre del Clima (COP29), llevada a cabo en la ciudad de Bakú, en Arzebaiyán, a mediados de noviembre. Además, los flamantes datos reafirman la lucha de miembros de organizaciones ambientalistas como Greenpeace, que desde hace décadas abogan por una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero antes de que el planeta enfrente consecuencias irreversibles.
¿Qué es el límite de 1,5ºC y por qué es crucial para detener el calentamiento global?
Cuando a finales de 2015 se llevó a cabo la COP 21 (Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático), los expertos que participaron de la misma establecieron un límite de temperatura que era necesario no atravesar para evitar los efectos más devastadores del cambio climático.
Conocido como Acuerdo de París, este tratado internacional fijó el límite en 1,5º grados centígrados en relación a los niveles de temperatura preindustriales. De esta forma, los científicos y líderes mundiales pretendían minimizar riesgos como olas de calor, aumento del nivel del mar, pérdida de biodiversidad y fenómenos climáticos extremos en todo el planeta.
De acuerdo con el IPCC (Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, por sus siglas en inglés), un organismo de la ONU compuesto por científicos expertos en clima, superar este límite podría desencadenar impactos irreversibles: desde el deshielo acelerado de los polos (que a su vez elevaría el nivel del mar), hasta la desaparición de islas y zonas costeras en varias partes del mundo.
¿Por qué este nuevo estudio es tan importante?
El reciente estudio liderado por los científicos británicos Andrew Jarvis y Piers Forster brinda un conocimiento más amplio de la historia del calentamiento global, ya que establece una línea de referencia más antigua de la que se venía utilizando: principios del siglo XVII. A través del análisis de núcleos de hielo en la Antártida, estos expertos demostraron que las temperaturas y los niveles de dióxido de carbono en el planeta se mantuvieron estables durante milenios, hasta que las actividades humanas comenzaron a acrecentarlos varios años antes de la Revolución Industrial.
Por este motivo, la nueva investigación es una prueba concreta de que las actividades humanas (desde la deforestación hasta el uso de combustibles fósiles) han tenido un impacto directo sobre el calentamiento global. Pero además, esta nueva información demuestra que cada décima de grado cuenta: por lo que, un aumento de 1,5ºC a 1,6ºC podría duplicar la frecuencia de huracanes, inundaciones y sequías.
Las ventajas de estudiar el hielo antártico
Según los expertos, los núcleos de hielo antártico actúan como cápsulas del tiempo, ya que son capaces de almacenar pequeñas burbujas de aire que contienen información sobre el clima de los últimos milenios. El estudio de Jarvis y Forster se valió de los datos de estos núcleos para conocer a fondo cómo fue el aumento histórico de las emisiones de CO2 y cómo esto se relaciona con el aumento de la temperatura a nivel mundial.
Otra de las grandes ventajas del hielo antártico, es que no solo registra las emisiones provenientes de la quema de combustibles fósiles, sino también las que han sido generadas por sectores como la agricultura o la ganadería. Por este motivo, Jarvis sostiene que los datos recopilados mediante este método son más confiables que otros, ya que brindan una visión completa de las fuentes de contaminación.
En definitiva, este nuevo estudio es una prueba concreta de la responsabilidad humana en el cambio climático. Pero los expertos advierten que debe ser tomado como un llamado de atención para reducir de una vez por todas las emisiones de CO2 y comenzar a tomar medidas para proteger los bosques y desarrollar tecnologías sostenibles que garanticen un planeta habitable en las próximas décadas.