La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima (COP 27) desarrollada en Egipto, muestra cómo aumentan los llamamientos a los países para que protejan, conserven y restauren los océanos, que, según los expertos, son cruciales para reducir aún más el calentamiento global y ayudar a las comunidades a adaptarse a las consecuencias de la crisis climática, así como para mantener los océanos sanos y productivos.
Océanos y mares: vitales para una solución climática
Aunque los océanos y los mares a menudo se pasan por alto en las negociaciones sobre el clima, las investigaciones demuestran que son una solución climática esencial, ya que almacenan el carbono que está impulsando el cambio climático y proporcionan valiosos beneficios para la adaptación al clima.
Además, los humedales son fundamentales tanto para la salud de los océanos como para la estabilidad del clima y, según la definición de Ramsar, abarcan ríos, lagos, turberas, embalses y, de hecho, todos los ecosistemas interiores de agua dulce, así como las marismas.
La contaminación de origen terrestre es arrastrada por muchas de estas fuentes de agua hasta el océano. Alrededor de un tercio de todos los ríos de América Latina, África y Asia sufren una grave contaminación patógena.
Los océanos deben desempeñar un papel fundamental para ayudar al mundo a contrarrestar la crisis climática.
Pero ahora mismo, muchos entornos marinos, incluidos los ecosistemas costeros, están amenazados, lo que reduce tanto su potencial de mitigación como de adaptación, además de mermar su capacidad para funcionar y prestar servicios a la humanidad. No tenemos más remedio que aumentar drásticamente las medidas y la financiación para protegerlos.
El océano cubre algo más del 70% de la superficie del planeta. Ha absorbido el 90% del calentamiento que se ha producido en las últimas décadas debido al aumento de los gases de efecto invernadero y el 30% del dióxido de carbono liberado a la atmósfera.
Pero lo hace por su cuenta y riesgo, ya que el aumento de las temperaturas y la acidez hacen que los mares sean inhóspitos para muchos organismos vivos, perturban las corrientes oceánicas y alteran las redes alimentarias de las que dependen los seres humanos, las plantas y los animales.
El potencial del océano para funcionar como un gigantesco sumidero de carbono se basa en su rica biodiversidad. Por hectárea, los manglares almacenan hasta cuatro veces más carbono que la mayoría de los bosques tropicales del mundo, mientras que el sedimento de las praderas marinas es uno de los almacenes de carbono más eficaces del planeta.
También están apareciendo pruebas de que el carbono se almacena en el cuerpo de los animales marinos.
Los ecosistemas de corales, manglares y praderas marinas son importantes zonas de reproducción para la enorme diversidad de animales marinos, que mantienen el buen funcionamiento y la productividad del océano.
Pero el impacto negativo combinado de las personas, los ríos contaminados y el calentamiento global está comprometiendo gravemente su salud.
La actividad humana -desde la sobrepesca a la explotación minera de los fondos marinos, pasando por las infraestructuras costeras y el vertido del equivalente de al menos un camión de basura de plástico en el océano cada minuto- está destruyendo rápidamente estos ecosistemas oceánicos.
Los hábitats de pastos marinos, por ejemplo, llevan en declive desde 1930, con una desaparición anual del 7%
La protección de los océanos requiere medidas en tierra y mar. Esto incluye reducir el impacto humano directo sobre el océano, limpiar los ríos contaminados, restaurar los humedales y desarrollar una economía circular en la que los posibles contaminantes permanezcan en la economía el mayor tiempo posible y al final de su vida se eliminen adecuadamente.
Los océanos pueden desempeñar un papel fundamental para ayudar al mundo a contrarrestar la crisis climática.
Pero la protección de los océanos y el mantenimiento de su biodiversidad requieren una mayor cooperación internacional, incluso en el 60% del océano que se encuentra fuera de las jurisdicciones nacionales. El intento más reciente de conseguir un tratado internacional para alta mar fracasó en agosto.
Según un informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, si el planeta se calienta 1,5 °C, el objetivo más ambicioso del Acuerdo de París, desaparecerá entre el 70% y el 90% de los corales.
Con un calentamiento de 2 °C, perecerá el 99% de los corales, cuyas colonias sustentan una cuarta parte de toda la vida marina. Esto ha provocado llamamientos, incluso por parte de famosos, a una mayor cooperación internacional.
Cada fracción de grado es importante. Es necesario un llamamiento a los gobiernos para que actúen ahora y apoyen al Fondo Mundial para los Arrecifes de Coral para salvar todo un ecosistema, esto último en alusión a un esfuerzo internacional para preservar los corales.
Las áreas marinas protegidas bien gestionadas pueden ayudar a mantener sanos los océanos
Un Diálogo sobre Océanos y Cambio Climático facilitado por la ONU en junio de 2022 puso de relieve cómo un océano protegido tiene un enorme potencial para la mitigación del cambio climático y la adaptación al mismo, y por qué es fundamental una financiación adecuada.
Uno de sus mensajes clave fue que el refuerzo de la financiación y la creación de capacidad deben aportar soluciones innovadoras y multidisciplinares.
Una forma de conseguirlo es establecer zonas marinas protegidas dentro de paisajes marinos gestionados y vigilados que puedan ayudar a salvar el océano y los ecosistemas costeros y preservar su capacidad para secuestrar carbono, afirman los expertos.
Un documento que se presentó en Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos celebrada en junio destaca formas innovadoras de desbloquear y organizar la financiación a gran escala para cumplir la ambición 30×30 de proteger el 30% de la tierra y el mar del planeta en la próxima década.
Esto se debatirá en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP15) que se celebrará en Montreal del 7 al 19 de diciembre, donde el mundo se reunirá para alcanzar un acuerdo histórico que guíe las acciones mundiales sobre biodiversidad hasta 2030.
El PNUMA está al frente en apoyo del objetivo del Acuerdo de París de mantener el aumento de la temperatura mundial muy por debajo de los 2 °C y aspirar -para estar seguros- a 1,5 °C, en comparación con los niveles preindustriales.
Para ello ha elaborado una hoja de ruta de la Solución de Seis Sectores para reducir las emisiones en todos los sectores en consonancia con los compromisos del Acuerdo de París y en pos de la estabilidad climática.
Los seis sectores son Energía; Industria; Agricultura y Alimentación; Bosques y Uso del Suelo; Transporte, y Edificios y Ciudades.