Cooke Aquaculture Chile: las mentiras de la Industria Salmonera
View of the nature of Scotland, United Kingdom. Bay with blue water and fish farms

Cooke Aquaculture Chile: las mentiras de la Industria Salmonera

Desde su instalación en Chile a principios de los años ’70, la industria salmonera ha generado polémicas por sus prácticas excesivas y su impacto negativo en el medioambiente. Un claro ejemplo de ello es la reciente denuncia del Servicio Nacional de Pesca (Sernapesca) sobre las operaciones de la salmonera multinacional canadiense Cooke Aquaculture en el Parque Nacional Laguna San Rafael. 

De acuerdo con datos obtenidos mediante la Ley de Transparencia, Sernapesca pudo comprobar que en 2019, la empresa tuvo una sobreproducción de más del 6300% de lo permitido en sus instalaciones del centro Huillines 3, ubicado dentro del parque, en la zona de Aysén. Los números duros son realmente perturbadores: en una locación con permiso de producción para 125 toneladas, la salmonera engendró ¡más de 8 mil!

Todo se vuelve aún más macabro cuando se descubre que la planta no solo sobrepasó 64 veces lo que tenía permitido en especímenes vivos, sino que además superó por 10 toneladas ese límite pero en cantidad de biomasa muerta. Es decir, generó 135 toneladas de salmones muertos.   

¿Quién le pone límites a la industria salmonera? 

Ante esta realidad perturbadora cabe preguntarse, ¿cómo es posible que una empresa opere sin respetar los límites establecidos por el estado chileno? Los representantes de Cooke Aquaculture ofrecen una respuesta tan indignante como burocrática. El centro Huillines 3 se creó en 1997, mucho antes de que existiera el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA). Por eso los abogados de la empresa salmonera afirman que no se les puede exigir una Resolución de Calificación Ambiental (RCA), y que por lo tanto, no existe un máximo de producción aplicable a esa planta.

En un intento por sostener la farsa que publicitan en su página web, donde se autoproclaman como una “empresa sustentable”, los responsables de la salmonera declaran que cumplen con la única regla ambiental que Sernapesca puede exigirles: mantener un nivel delimitado de oxígeno en el agua. En otras palabras, mientras no dejen sin oxígeno el ecosistema del Parque Nacional Laguna San Rafael, continuarán con sus maquiavélicas prácticas. 

¿Cuáles son los riesgos para el medioambiente de la producción excesiva? 

La producción excesiva de salmones provoca graves consecuencias en el medioambiente acuático y en todo el ecosistema que rodea a la salmonera. Esto sucede porque a medida que los salmones se reproducen generan residuos que van contaminando el agua. Estos desechos conocidos como fecas incluyen restos de alimentos, excrementos e incluso salmones muertos. 

Cuando este material orgánico se acumula y descompone en el agua, el oxígeno comienza a consumirse a un ritmo más elevado. Las concentraciones más bajas de este nutriente tan importante para la vida hacen imposible la subsistencia de los organismos marinos y la fauna nativa que habitan en estos ecosistemas. 

Otras secuelas desastrosas de la sobreproducción de salmones son la eutrofización (la proliferación de algas debido al exceso de nutrientes) y la acidificación (la reducción del pH del agua por las altas concentraciones de dióxido de carbono). Ambas consecuencias puede tener un efecto negativo en la biodiversidad marina y en la calidad del agua. 

¿Qué se puede hacer para evitar que esto siga sucediendo? 

En noviembre del año pasado, la organización ambientalista Greenpeace realizó una denuncia contra la salmonera multinacional Cooke Aquaculture por eludir el SEIA y superar ampliamente los niveles de producción de salmones autorizados. Pero a pesar de que estas faltas deberían ser sancionadas por la Superintendencia de Medio Ambiente de la Nación con multas millonarias, imputaciones y clausuras, los abogados de la empresa han conseguido posponer cualquier tipo de condena mediante recursos de protección.

Por eso es importante que la sociedad civil se involucre en la lucha contra las salmoneras, exigiendo a la Superintendencia de Medioambiente que actúe para proteger los ecosistemas de la Patagonia chilena. Con este objetivo, Greenpeace ha desarrollado una petición para que los ciudadanos puedan brindar su apoyo a la lucha contra los abusos de las compañías de la salmonicultura. Solo mediante la acción conjunta se podrá garantizar que la industria salmonera se maneje con transparencia y respete las regulaciones ambientales sin excusas.