El hielo marino de la Antártida se está derritiendo a una velocidad cada vez mayor. De hecho, desde 1979, cuando el Centro Nacional de Nieve y Hielo estadounidense comenzó a tomar registros satelitales de su extensión, nunca había alcanzado un nivel tan bajo como el actual. A principios de septiembre, el momento el año donde normalmente llega a su máximo alcance, apenas rozó los 17 millones de kilómetros cuadrados. Lo que representa la cifra más baja jamás registrada.
El anterior récord mínimo había sido establecido en el año 1986: cerca de 18 millones de kilómetros cuadrados. Y durante las últimas décadas la media se había mantenido en los 18,71 millones de kilómetros cuadrados. Por lo que la cifra de este año representa un récord histórico extremo, a 1,75 millones de kilómetros cuadrados por debajo de lo normal.
Pero lo más preocupante de todo esto, es que los científicos creen que continuará reduciéndose. Esto se debe a que el calentamiento global provocado por los gases de efecto invernadero sigue intensificándose. Por lo que los expertos consideran que el cambio climático podría llevar a toda la Antártida a lo que ellos denominan una era de deshielo.
¿Cuáles son las causas detrás de la pérdida del hielo marino en la Antártida?
Hasta 2016, el hielo marino de la Antártida, también conocido como banquisa, se había mantenido relativamente estable. Pero a partir de ese año, los registros mínimos han ido decreciendo de manera constante. Para los científicos la principal causa de este derretimiento exagerado está clara: el calentamiento global.
A medida que las temperaturas de los océanos aumentan, el hielo marino se derrite más rápido. Según datos provisto por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), este año la temperatura del agua oceánica mensual alcanzó su nivel más alto de la historia registrada: ¡casi 21 grados centígrados! Este incremento del calor en el agua oceánica no solo derrite el hielo existente, sino que provoca que la generación de nuevo hielo sea cada vez más difícil.
Otros factores que pueden contribuir a esta pérdida de hielo marino son el aumento de la pesca indiscriminada y la contaminación generada por la explotación de petróleo off shore cada vez más cerca de la región. A medida que la mano del hombre se acerca a la Antártida, el hielo marino y todos los ecosistemas que dependen de él sufren las consecuencias.
Las terribles secuelas de la pérdida de hielo marino en la Antártida
El hielo marino es un hábitat esencial para muchas especies de animales de la Antártida. Entre ellos, las focas y los pingüinos. Estos animales utilizan el hielo marino para cazar, reproducirse y criar a sus descendientes. Por lo que la pérdida de hielo marino los obliga a desplazarse hacia nuevas áreas, donde sus poblaciones enfrentan riesgos como la lucha territorial con otras especies o incluso la falta de alimento.
Sin ir más lejos, los pingüinos emperadores, una de las especies emblemáticas de la región antártica, han sufrido una pérdida sin precedentes de sus polluelos en 2023 por la pérdida del hielo marino donde anidaban. En un futuro no muy lejano, esto podría significar la extinción de esta y muchas otras especies que dependen de este ecosistema para sobrevivir.
El aumento del nivel del mar
El hielo marino de la Antártida actúa como una barrera natural que impide que el hielo terrestre esté en contacto con el océano. Sin embargo, la pérdida de hielo marino podría provocar que el hielo terrestre comience a derretirse a un ritmo acelerado. Esto tendría otro efecto devastador para la vida en el planeta: el aumento del nivel del mar.
En las últimas 2 décadas, el nivel del mar ha subido 8 centímetros. Pero de acuerdo con los científicos, si no se toman medidas para combatir el cambio climático, el deshielo de los polos podría generar que para finales de este siglo, el nivel del mar alcance sobrepase cerca de un metro la superficie terrestre.
¿Cómo ponerle un freno al deshielo en la Antártida?
La pérdida de hielo marino en la Antártida es un problema que requiere de acciones urgentes por parte de los gobiernos y las empresas. Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y proteger el medioambiente marino deberían ser prioridades en las agendas políticas de todos los países del mundo.
Asimismo, es fundamental que los ciudadanos se involucren en la lucha contra el cambio climático adquiriendo hábitos de vida más sostenibles. La adopción de energías limpias, como la solar o la eólica pueden significar un gran avance para reducir el uso de combustibles fósiles, los principales causantes de la contaminación ambiental.
Desde hace años, organizaciones ambientalistas como Greenpeace y Océano Austral vienen advirtiendo acerca de la importancia de proteger el hielo marino en la Antártida. Para que este ecosistema vital para el equilibrio ambiental del planeta sobreviva, es fundamental que las grandes potencias del mundo demuestren su compromiso. De sus decisiones depende que millones de personas puedan disfrutar de una vida segura en el futuro.