Evalúan el impacto ambiental de plantas desalinizadoras en el océano chileno

Evalúan el impacto ambiental de plantas desalinizadoras en el océano chileno

A medida que el calentamiento global empeora la escasez de agua dulce, los científicos comienzan a ver a los océanos como una solución para mitigar la falta de este recurso vital a nivel mundial. Teniendo en cuenta que las previsiones estiman que para 2050, dos tercios de la población global sufrirán por la falta de agua, los mares del mundo podrían ser la clave para asegurar que el consumo humano, la salud pública y actividades como la agricultura, la ganadería y las industrias puedan continuar desarrollándose con normalidad.

Es por eso que la desalinización del agua de mar podría convertirse en una potencial alternativa para aumentar la disponibilidad de agua dulce y garantizar la seguridad hídrica de las comunidades. Esta tecnología consiste en extraer la sal del agua de los océanos para volverla apta para el consumo humano, el riego agrícola e incluso los diferentes usos industriales.

Sin embargo, esta práctica puede generar graves impactos ambientales si no es llevada a cabo de forma sostenible, perturbando los ecosistemas marinos y provocando la pérdida de biodiversidad, la contaminación o la alteración del pH del agua, por la extracción de este recurso o la descarga de salmuera en el mar.

¿Cómo desalinizar los océanos de Chile de forma sostenible?

Con el objetivo de realizar la transformación de agua salada en agua potable en los mares de Chile, el Dr. Adrián Ortiz, del Departamento de Ingeniería Química y Ambiental de la Universidad Técnica Federico Santa María dio vida al proyecto «IDRO». Esta iniciativa propone una guía que servirá de marco normativo para evaluar el impacto ambiental de aquellas plantas desalinizadoras que utilizan la tecnología de osmosis inversa. 

Para ello, la guía contempla tres áreas fundamentales de impacto ambiental. Por un lado, los efectos en la atmósfera, ya que la mayoría de estas plantas consumen energía proveniente de combustibles fósiles, lo que genera emisiones de gases de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático. El proyecto IDRO propone buscar alternativas de energía renovable para reducir la huella de carbono de la desalinización.

Por otro lado, la construcción de plantas desalinizadoras puede generar impactos en el suelo, como la erosión, la pérdida de biodiversidad y la contaminación. El proyecto del Dr. Ortiz, que cuenta con el apoyo de investigadores de la Universidad de Valparaíso y la Universidad Andrés Bello, propone evaluar estos impactos y desarrollar medidas como la restauración, la reforestación y la construcción sostenible para mitigarlos.

Impactos en el medio acuático

Finalmente, las guías normativas propuestas por IDRO buscan evaluar los efectos nocivos de la desalinización en el medioambiente acuático. Uno de los principales tiene que ver con la descarga de salmuera en el océano. Esto se debe a que la salmuera tiene una concentración de sal superior a la del agua de mar, lo que puede afectar terriblemente a crustáceos, peces, mamíferos, plantas marinas y otros organismos vivos del océano.

Para contrarrestar esta alteración, el proyecto IDRO propone evaluar los impactos de la salmuera en los ecosistemas marinos, utilizando modelos computacionales y experimentos en laboratorio. Además, se busca desarrollar tecnologías que minimicen la descarga de salmuera y la aprovechen para otros usos, como la producción de sal o la recuperación de minerales.

No basta con la desalinización sostenible

El marco normativo que propone IDRO permitirá que el gobierno chileno pueda exigir a las empresas desalinizadoras la realización de estudios de impacto ambiental y social de sus plantas. Sin embargo, si realmente se quiere lograr un cambio de paradigma en la lucha contra inseguridad hídrica del país es importante que se promuevan entre los ciudadanos prácticas sostenibles para la gestión del agua.

Organismos ecologistas como Greenpeace Chile vienen abogando desde hace décadas por un uso sostenible del agua, que incluya su reutilización, la reducción en su consumo para ciertas industrias y la gestión de los recursos hídricos a nivel nacional y mundial. 

El desarrollo de nuevas tecnologías y marcos normativos puede ser un gran paso adelante para el cuidado del agua, pero no será suficientes si la ciudadanía no comprende las dificultades que plantea la escasez de este recurso y se compromete a cuidarlo en cada una de sus acciones diarias. Solo así la desalinización podrá convertirse en una solución a largo plazo.