Los océanos cubren más del 70% del planeta y son transcendentales para la vida humana. Entre otras cosas, porque de ellos proviene más del 50% de oxígeno que se respira en la Tierra. Además, actúan como reguladores del clima y son una importante fuente de alimentos para la humanidad. Pero el sistema de producción utilizado alrededor del mundo está enfermando los ecosistemas marinos, poniendo en riesgo no solo la vida oceánica, sino la de todos los seres humanos.
¿Cuáles son los males que afectan a los océanos?
De acuerdo con informe reciente elaborado por la revista científica Nature, existen diversos factores que contribuyen al deterioro de los océanos. En primer lugar, el calentamiento global provocado por la quema de combustibles fósiles en todo el mundo. Esto ha provocado un aumento de más de un 30% de la acidez del agua marina, en comparación a la era preindustrial.
La acidificación afecta a organismos marinos como los corales y los moluscos, que dependen de un Ph del agua estable para su desarrollo. Los expertos calculan que en los últimos 60 años, y como resultado de la acidificación, la contaminación y la muerte de varias especies marinas, se han cuadriplicado las áreas oceánicas con niveles de oxígeno tan bajos que ya no son capaces de albergar formas de vida.
Por otro lado está el problema de los plásticos. Se estima que para el año 2025, la cantidad de plástico en los mares superará los 150 millones de toneladas. Esto no solo pone en riesgo a las especies marinas que ingieren los residuos plásticos, sino que provoca una degradación de los hábitats oceánicos.
Finalmente, la sobrepesca. El aumento de la demanda de productos del mar ha generado que las empresas pesqueras utilicen formas de producción insostenibles, que están agotando las poblaciones de peces de todo el mundo. Desde la pesca de arrastre, que literalmente arrasa con todos los ecosistemas marinos a su paso, hasta la pesca ilegal, que atenta contra especies protegidas ante la inacción de los gobiernos.
La hipocresía de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)
En el año 2015, más de 100 líderes de naciones de todo el mundo se comprometieron para trabajar en pos de la conservación y el uso sostenible de los océanos firmando los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (ODS). Pero solo 8 años después, muchos de esos acuerdos no están ni cerca de verse cumplidos.
El ODS número 14 de la lista estipula que los países firmantes tomen medidas para solucionar problemas que aquejan a los océanos, como la acidificación, la contaminación, la sobrepesca y la pérdida de biodiversidad marina. Pero a pesar de estas promesas, en la actualidad, solo el 3% de los océanos ha sido designado bajo el título de reservas marinas. Esta cifra demuestra la poca importancia que los líderes del planeta le están dando a la protección de los océanos.
El papel del Tratado Mundial de los Océanos
La sanción del Tratado Mundial de los Océanos es considerada una victoria reciente a favor de la conservación de los océanos tanto por los científicos, como por organizaciones ambientalistas como Greenpeace. Su objetivo es establecer santuarios oceánicos que los protejan de las actividades humanas destructivas como la pesca ilegal, la contaminación y la explotación de petróleo en plataformas offshore.
En esta ocasión, los países firmantes del tratado se comprometieron a proteger el 30% de los océanos del mundo antes del año 2030. Pero para que esto sea posible hacen falta leyes que preserven la vida marina en aguas internacionales y que pongan, de una vez por todas, fin a la pesca ilegal, una industria que actualmente genera 50 mil millones de dólares al año.
Líderes que cumplan sus promesas
La falta de liderazgo político en los países que participan de los acuerdos es la mayor traba a la hora de proteger los océanos. Noruega, por ejemplo, acaba de otorgar nuevos permisos para perforaciones offshore de gas y petróleo en sus aguas. Por su parte Francia, que será anfitrión de la Conferencia de los Océanos en 2025, votó en contra de medidas que prohíben las prácticas de pesca de arrastre en las áreas protegidas de la Unión Europea.
De este lado del mundo la cosa no es muy distinta, el gobierno argentino autorizó las primeras exploraciones petroleras en la costa de Mar del Plata a pesar de la oposición de su ciudadanía. Y en Chile, la industria salmonicultora continúa contaminado los mares de la Patagonia, incluso en áreas protegidas, como la Reserva Kawésqar.
Estos casos son solo algunas muestras de la incongruencia entre las promesas y las acciones de quienes deberían defender los océanos. Ante la falta de liderazgo político y la necesidad urgente de proteger los océanos, los expertos de la revista Nature proponen la implementación de medidas para que los gobernantes rindan cuentas por las promesas que hacen y no cumplen.
Para esto será necesario generar métricas que midan el verdadero progreso de cada país. Mediante la inversión en la recopilación de datos, la realización de investigaciones y la evaluación de la salud de los ecosistemas marinos, será posible implementar estrategias realmente efectivas que permitan conservar los océanos y proteger la vida en el planeta.