La Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA), dependiente de la ONU, ha adoptado una hoja de ruta para regular la extracción minera submarina en 2025.
La extracción minera submarina es un tema que ha sido objeto de intensas negociaciones y preocupación ambiental en los últimos años. La Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA), un organismo dependiente de la Organización de Naciones Unidas (ONU), ha adoptado una hoja de ruta para fijar en 2025 una regulación de esta actividad. A pesar de que el plazo es indicativo, representa un paso significativo para controlar y gestionar adecuadamente la minería en las profundidades marinas.
El largo camino hacia una regulación efectiva:
Durante los últimos diez años, la ISA ha estado trabajando en la creación de un código minero que regule la extracción minera submarina. Hasta ahora, la ISA solo ha otorgado permisos de exploración del fondo marino, sin permitir la explotación comercial. Sin embargo, debido a la falta de una regulación completa, se ha generado un vacío legal que algunos países podrían aprovechar para comenzar a explotar estos fondos de manera prematura. En 2021, Nauru, un pequeño estado insular del Pacífico, activó una cláusula para que el código minero fuera adoptado en un plazo de dos años. El plazo ha expirado, lo que significa que cualquier país puede presentar solicitudes de contrato de explotación a nombre de empresas que patrocinen.
El papel de la sociedad civil y las organizaciones ambientales:
En este contexto, organizaciones como Greenpeace y WWF, que conforman la Coalición para la Conservación en Alta Mar, han instado urgentemente a una moratoria de la actividad minera submarina. La preocupación radica en el posible daño a los ecosistemas de aguas profundas, sobre los cuales se tiene poca información pero que albergan una biodiversidad de «vital importancia» para la humanidad, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Además, existe la preocupación de que los barcos involucrados en la explotación minera viertan residuos tóxicos al mar, liberando dióxido de carbono atrapado en el lecho marino.
La perspectiva de las empresas mineras:
A pesar de las preocupaciones ambientales, las empresas mineras han mostrado un creciente interés en la minería submarina debido a las grandes cantidades de minerales críticos que se estima se pueden extraer, como cobre, manganeso, cobalto o níquel, que son esenciales para la industria tecnológica y productos como baterías, generadores eólicos y paneles fotovoltaicos.
El camino hacia un equilibrio entre desarrollo y conservación:
El desafío para la ISA y los países miembros es encontrar un equilibrio adecuado entre el desarrollo económico y la conservación del medio ambiente. La postura de algunos países, como España, Francia, Chile y Brasil, de establecer una «pausa preventiva» para evitar la explotación minera submarina hasta que se sancione el código, demuestra la preocupación por garantizar la protección de los ecosistemas marinos.
La regulación de la minería submarina representa un desafío ambiental global que requiere la colaboración de gobiernos, organizaciones y la sociedad civil. Es crucial garantizar que la explotación de los recursos marinos sea sostenible y respetuosa con el medio ambiente, protegiendo la biodiversidad y evitando daños irreversibles a los ecosistemas. La adopción de un código minero efectivo por parte de la ISA en 2025 será un paso fundamental hacia este objetivo. El trabajo conjunto y la toma de decisiones responsables son clave para asegurar que las generaciones futuras puedan disfrutar de los beneficios de los recursos marinos sin comprometer el futuro del planeta. Organizaciones como Greenpeace seguirán desempeñando un papel importante al impulsar iniciativas de conservación y concienciación ambiental, y su trabajo será esencial para proteger el océano y sus tesoros para las generaciones venideras.