Ballena jorobada emergiendo del agua en el océano Pacífico, captada en pleno salto, representando la majestuosidad y vulnerabilidad de los cetáceos frente al cambio climático.
Una ballena jorobada se eleva en las aguas de la Bahía de Monterey. Según un reciente estudio, estos gigantes del mar han reducido sus vocalizaciones como respuesta al estrés por la escasez de alimento, causada por el calentamiento de los océanos.

 Las ballenas dejan de cantar por el deterioro de los océanos

En la Bahía de Monterey, en California, los científicos han notado una señal inequívoca del deterioro de los océanos: las ballenas jorobadas han disminuido sus vocalizaciones. Así lo afirma un estudio reciente llevado a cabo por investigadores del Instituto de Investigación del Acuario de la Bahía de Monterey (MBARI), que vinculan esta baja con el estrés ambiental que estos animales padecen por la merma de sus presas como consecuencia del cambio climático.

Es importante destacar que las vocalizaciones de estos mamíferos marinos son esenciales para su comunicación, su orientación y su reproducción. De acuerdo con John Ryan, uno de los oceanógrafos que participó de la investigación, la conducta de las ballenas debe ser tomada como una muestra del estado actual de este ecosistema marino. 

Los científicos temen que este sea solo un caso de una tendencia global. Además, advierten que estas modificaciones en los patrones de comunicación de los cetáceos podrían impactar en su reproducción y en las migraciones de estas especies tan importantes para la biodiversidad marina. 

Los efectos del calentamiento de los océanos en las ballenas

El estudio del MBARI fue publicado en PLOS One, una reconocida revista científica de acceso abierto, y analizó grabaciones de cantos de ballenas ocurridos entre 2015 y 2021. A lo largo de esos 6 años, esa región del océano padeció una gran ola de calor marina que redujo considerablemente la disponibilidad de krill, anchoas y sardinas (algunos de los alimentos base de la dieta de especies como las ballenas azules y de aleta).

Los expertos descubrieron que, a medida que el alimento escaseaba, las ballenas vocalizaban cada vez menos. Sin embargo, cuando las temperaturas comenzaron a descender los cantos volvieron a aparecer. Esto confirmó su hipótesis: que el comportamiento social y la comunicación de los cetáceos se ve afectada por las condiciones ambientales a su alrededor. 

Según Vanessa ZoBell, del Laboratorio de Acústica de Ballenas de la Universidad de California (en San Diego), comprender cómo y cuándo ocurren estos cambios podría permitir a los científicos anticiparse a los desplazamientos de las ballenas a otras zonas en busca de alimento. De este modo sería posible prepararse para proteger esos nuevos hábitats. 

¿Qué tecnología se utilizó para escuchar a las ballenas? 

Para poder escuchar las vocalizaciones de las ballenas de la Bahía de Monterey se utilizaron  micrófonos submarinos desarrollados por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), y herramientas de aprendizaje automático de Google que permitieron identificar sus cantos entre todo el ruido oceánico. 

Mediante la inteligencia artificial, los científicos lograron determinar que la abundancia de presas se relacionaba con una mayor frecuencia de los cantos. Gracias a estas herramientas, no solo será posible entender mejor el comportamiento de las ballenas, sino también conocer el impacto del cambio climático en todo el ecosistema marino.

¿Por qué las ballenas son tan importantes para el equilibrio climático del planeta?

Las ballenas son víctimas y combatientes del cambio climático. Sus gigantescos cuerpos son capaces de almacenar una enorme cantidad de dióxido de carbono (CO2), que cuando mueren se hunde con sus cadáveres en el fondo del océano, evitando que este gas de efecto invernadero regrese a la atmósfera. 

Por otro lado, sus excrementos actúan como fertilizantes de las aguas más superficiales del océano, estimulando el crecimiento de fitoplancton y otros organismos que también tienen la capacidad de capturar dióxido de carbono. Por todos estos motivos, estos animales marinos contribuyen a mitigar el calentamiento global. 

Teniendo en cuenta que los océanos absorben aproximadamente un tercio de las emisiones de CO2 que se generan en el planeta, cualquier alteración en el comportamiento de las ballenas podría tener consecuencias catastróficas para el equilibrio climático mundial. Por eso organizaciones ambientalistas como Greenpeace, luchan desde hace décadas para proteger a estos animales de amenazas como la caza ilegal y la contaminación.