Los océanos se enfrentan a una crisis sin precedentes. Gráficos elaborados recientemente por expertos del Instituto de Cambio Climático de la Universidad de Maine, en los Estados Unidos, revelan que las aguas marinas del planeta han alcanzado un nuevo récord de temperatura como consecuencia del calentamiento global.
En agosto de 2023, la temperatura media de la superficie marina superó por primera vez en la historia los 21 grados centígrados. En esa ocasión, científicos y miembros de organizaciones ambientales como Greenpeace advirtieron que no se trataba de una excepción. Y tal como lo habían previsto, esa temperatura se repitió nuevamente en enero de este año.
De acuerdo con meteorólogos de la NASA, esta tendencia continuará al alza en los próximos años a menos que se tomen medidas drásticas para detener la emisión de gases de efecto invernadero. ¿Qué consecuencias enfrentará la Tierra en caso de que esto no suceda? La destrucción de los ecosistemas marinos y, en definitiva, de la vida en el planeta.
¿Cómo impacta el aumento de temperatura en los océanos?
A medida que las aguas oceánicas se vuelven más cálidas, su capacidad para absorber dióxido de carbono disminuye. Esto repercute de forma directa en la atmósfera terrestre, ya que aumentan considerablemente los niveles de CO2 en el aire. A su vez, estas condiciones están acelerando el ritmo al que se derriten los glaciares (lo que a además aumenta el nivel del mar).
La doctora Kathryn Lesneski, experta en monitoreo oceánico de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica estadounidense, explica también cómo las olas de calor están convirtiendo los océanos en un ambiente hostil para la vida marina. Especies como peces, ballenas y tiburones se ven obligadas a desplazarse en busca de aguas más frías, poniendo en riesgo los diversos ecosistemas marinos y hasta las vidas humanas.
Por otro lado, el aumento de la temperatura del agua desencadena fenómenos como la acidificación oceánica, que afecta a los organismos marinos como los arrecifes de coral y a aquellos con esqueletos y conchas formados por carbonato de calcio. De este modo, dificultan la supervivencia de corales, moluscos y algunos tipos de plancton.
Las consecuencias del calentamiento oceánico en la superficie terrestre
Pero además de poner en riesgo la vida en el océano, el cambio climático y el consecuente aumento de la temperatura marina están alterando los patrones de circulación oceánica. Esto repercute directamente en el clima global. Por ejemplo, desacelerando el flujo de corrientes oceánicas como la Corriente del Golfo, que ya está teniendo consecuencias en el clima y los niveles de precipitaciones en el Caribe, México y los Estados Unidos.
Otra grave consecuencia del aumento de la temperatura de los océanos es el incremento del nivel del mar. Los expertos explican que al calentarse, el agua se dilata. Es decir, ocupa más espacio. Se calcula que en los últimos 25 años, el nivel del mar promedio ha subido más de 11 centímetros. Y lo que es aún peor, el ritmo de crecimiento se está acelerando.
Los principales efectos que ya se están viendo son la inundación de las costas, que a su vez provoca que los terrenos costeros padezcan una mayor erosión. Además, se está produciendo una intensificación de las tormentas, que al no encontrar mayores obstáculos, hacen estragos en las zonas de baja altitud.
La situación actual y cómo mejorarla
Tras una serie de olas de calor ocurrida en el Mediterráneo, el Atlántico Norte, el Golde de México y el Reino Unido, los registros de temperatura oceánica alcanzaron nuevos récords. De acuerdo con la Oficina Meteorológica y la Agencia Espacial Europea, las temperaturas de mediados de 2023 en Reino Unido fueron entre 3 y 5 grados centígrados más altas de lo normal.
Mientras que en las costas de Florida, en los Estados Unidos, los científicos registraron temperaturas superiores a los 38 grados centígrados. ¿Cuál solía ser la temperatura promedio en esa zona? Entre 23 y 31 grados centígrados.
Estos números demuestran que la crisis de los océanos llegó para quedarse y que la única manera de ponerle un freno es a través de medidas coordinadas a nivel internacional. Si realmente se quiere proteger el planeta, es fundamental que los gobiernos, las organizaciones internacionales y la sociedad civil aúnen esfuerzos para detener las emisiones de gases contaminantes antes de que sea demasiado tarde.