Intervención artística en una playa con forma de botella plástica y una tortuga en su interior; el mensaje en la arena dice: "Lo que comenzó en la ciudad termina en el mar – Greenpeace".
Greenpeace realizó esta acción en la playa para visibilizar cómo los residuos plásticos de las ciudades contaminan los océanos, afectando la biodiversidad marina.

Contaminación plástica en el Parque Tayrona

Cada ola que llega a las playas del Parque Tayrona, en Santa Marta, deja sobre ellas un riego de contaminación plástica.  De acuerdo con datos de la organización ambientalista Greenpeace Colombia, algunas playas del Caribe colombiano presentan ¡hasta 8 mil microplásticos por metro cuadrado! 

Estos fragmentos casi invisibles que se van desprendiendo de los residuos plásticos por efecto del agua, el sol y el viento, van invadiendo los ecosistemas y son ingeridos por diferentes especies marinas, trasladándose así a las cadenas alimentarias y afectando a la salud de los animales y de los seres humanos. 

A lo largo de una jornada reciente de limpieza de las playas de Parque Tayrona llevada a cabo por las organizaciones sin fines de lucro GoTrendier y Proyecto Marea Recicla, los participantes pudieron recolectar más de 13 kilos de basura y 6 kilos de productos reciclables.

Entre los participantes hubo buzos profesionales que contribuyeron retirando residuos del fondo del mar y grupos de voluntarios que recorrieron la playa Granate, una de las más afectadas. Lamentablemente, el balance fue muy negativo: lo que solía ser una reserva natural, hoy se ha convertido en un lugar donde los desechos llegan a morir arrastrados por el mar. 

La contaminación plástica está destruyendo las costas colombianas

Los residuos plásticos son los más abundantes y peligrosos en los océanos del planeta. Al ser de materiales que no se descomponen fácilmente, van fragmentándose en pequeñas partículas (microplásticos) que pueden sobrevivir en el agua ¡durante siglos! En zonas protegidas, como el Tayrona, esta contaminación tiene efectos terribles sobre corales, tortugas, peces y aves costeras. 

En muchos casos, las bolsas de plástico son confundidas por estos animales con otras especies como medusas, mientras los peces ingieren microplásticos creyendo que se trata de placton. Esto genera que no absorban los nutrientes necesarios para su desarrollo. Los corales, por su parte, son cubiertos por estos residuos flotantes y terminan enfermando y blanqueándose, lo que a largo plazo repercute en todo el ecosistema marino.

Del océano a la mesa de los seres humanos 

Cuando los humanos consumen peces o mariscos contaminados, ingieren los microplásticos que estos han acumulado. En los últimos años se han realizado decenas de estudios que reflejan cómo estas partículas diminutas son capaces de almacenarse en órganos como el cerebro, el estómago y hasta en la sangre o la placenta humanas. 

Y si bien aún se investiga el impacto de los microplásticos a largo plazo, está comprobado que generan inflamaciones crónicas en el organismo humano que pueden afectar el sistema inmunológico, alterar las hormonas y aumentar el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y neurológicas. 

No quedan dudas de que la basura que se arroja en las costas colombianas (que ha llegado a más de 5 toneladas en el último lustro) termina en las mesas de los ciudadanos del mundo. Estos residuos afectan a más de 690 especies marinas y ponen en riesgo a las comunidades locales que dependen de la pesca para sobrevivir. 

Áreas (des)protegidas ante el turismo sin control

El turismo masivo es sin dudas una de las principales razones de la crisis de contaminación plástica. Cada año, miles de personas visitan el Parque Tayrona. La mayoría no tiene suficiente conciencia ambiental, por lo que ingresa con plásticos de un solo uso, deja residuos en la arena o hace fogatas en zonas prohibidas. 

Pero además, las infraestructuras turísticas no están lo suficientemente preparadas para este afluente de personas. Los cestos de basura son escasos y falta personal de limpieza, lo que hace que los sistemas de recolección colapsen en temporada alta. A esto se suman las actividades marítimas (paseos en lancha o pesca recreativa) que generan más residuos en alta mar. 

Por eso es importante que este modelo de turismo insustentable, que antepone el rédito económico a la conservación del medioambiente termine de una buena vez. Caso contrario, las playas acabarán degradándose, las especies desaparecerán y el agua se contaminará al punto en que la experiencia ya no sea atractiva para los visitantes.