Geoingeniería Oceánica: Fertilización con Hierro para el Cambio Climático
Geoingeniería oceánica: Fertilización con hierro como solución climática.

¿Es bueno para el clima fertilizar los océanos?

La geoingeniería oceánica y su promesa en la lucha contra el cambio climático: ¿Es la fertilización con hierro una solución sostenible o una amenaza encubierta para nuestros océanos?

Fertilizar los océanos con hierro suscita muchas esperanzas en la lucha contra el cambio climático. Desarrollada con el objetivo de capturar el carbono atmosférico, esta técnica de geoingeniería no está exenta de consecuencias para los ecosistemas marinos y el clima.

La CDR, siglas de Carbon Dioxide Removal (eliminación del dióxido de carbono), reúne diversas técnicas de captura y secuestro del carbono atmosférico.

Consideradas como una respuesta a las diversas repercusiones del cambio climático en el planeta, las técnicas CDR oscilan entre métodos naturales y de alta tecnología, con el objetivo de bombear el exceso de carbono de la atmósfera. Se denominan comúnmente «sumideros de carbono».

Entre las técnicas de geoingeniería, la fertilización de los océanos con hierro es uno de los proyectos que más está llamando la atención. Los experimentos llevados a cabo en los últimos treinta años, a veces de forma ilegal, para intentar hacer funcionar el océano han tenido éxito en general. En efecto, ¡fertilizar los océanos puede absorber CO2!

Pero, ¿cuál es el precio de semejante dominio sobre los ecosistemas marinos? Poco a poco se va perfilando un hecho: la fertilización con hierro podría, de hecho, amplificar los efectos del cambio climático sobre los ecosistemas marinos, como explica un estudio publicado a principios de julio de 2023 en Global Change Biology.

¿Cómo funciona la fertilización oceánica?

Aunque a menudo se hace referencia a los bosques amazónicos y congoleños como los pulmones de la Tierra, los verdaderos pulmones se encuentran en el corazón de las aguas del planeta. 

El océano ha absorbido el 90% del calor producido por las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero (GEI) desde que se produjeron los primeros saltos en las emisiones de GEI durante la revolución industrial.

Los océanos obtienen esta capacidad de absorción de gases de efecto invernadero de las diminutas plantas que cubren la superficie del agua. El fitoplancton, en la base de la cadena alimentaria marina, absorbe el carbono atmosférico mediante la fotosíntesis. Cuando mueren o son devorados por otras especies marinas, el fitoplancton vuelve al fondo del mar, donde el carbono queda retenido de forma permanente en los sedimentos. Este es uno de los mecanismos clave del ciclo azul del carbono.

Por tanto, la fertilización consiste en «potenciar» la capacidad fotosintética de este plancton vertiendo nutrientes, como hierro o nitrógeno, en el medio marino.

Este método es apropiado en determinados océanos pobres en nutrientes, como el Océano Austral, la parte ecuatorial del Océano Pacífico y el Océano Atlántico Norte.

Pero la fertilización con hierro es también una apuesta de futuro. El calentamiento de las aguas superficiales y la consiguiente estratificación del océano (la ralentización de las corrientes oceánicas) dificultan el suministro de nutrientes a los ecosistemas marinos próximos a la superficie.

Por lo tanto, la fertilización de los océanos más afectados por el calentamiento global debería lógicamente ayudar a compensar las deficiencias de los océanos, y así mitigar el calentamiento global.

Pero la buena salud de un océano no puede limitarse a la simple adición de nutrientes a un ecosistema marino. Al contrario, fertilizar los océanos con hierro podría ser un ejemplo de mala adaptación, un intento de combatir el calentamiento global que resulta perjudicial para el planeta.

Los desafíos éticos y científicos de la geoingeniería

La geoingeniería, aunque presenta soluciones innovadoras, también plantea un desafío ético. 

La intervención humana en sistemas tan complejos como los océanos siempre genera preguntas sobre la sostenibilidad y las posibles consecuencias no intencionadas.

Más allá de la ciencia, se encuentra la responsabilidad de actuar con precaución y respeto hacia la naturaleza.

Algunos expertos argumentan que, aunque la fertilización con hierro puede ofrecer resultados a corto plazo, es crucial entender sus efectos a largo plazo antes de adoptarla como una solución a gran escala.

La relación entre el hombre y el medio ambiente es frágil, y el equilibrio es esencial para garantizar la salud de nuestro planeta para las generaciones futuras.