Desde la década de 1950 a la actualidad, se han producido en el planeta más de 9 mil millones de toneladas de plástico. Esta cantidad sería suficiente para cubrir la superficie de Argentina. Un estudio reciente llevado a cabo por la Sea Education Association reveló que ¡solo en 2022 se produjeron 390 millones de toneladas!
Pero lo peor de esta realidad es que la cantidad de los productos de plástico que llega a ser reciclada no alcanza el 10%. Es decir que el resto acaba contaminando el medioambiente y disolviéndose en migajas diminutas que dañan los océanos y la fauna marina. Y en última instancia, terminan siendo ingeridos y hasta inhalados por los seres humanos.
Ahora, un estudio realizado por la Universidad Católica del Norte de Chile reveló que todos los años llegan más de 4 millones de basura a las costas de la Isla de Pascua. Esta isla famosa a nivel mundial por los moais, sus esculturas milenarias, reciben restos de neumáticos, envases, botellas y otros tipos de plásticos que ensucian sus hermosas playas y contaminan el entorno natural.
La mayoría de estos desechos está compuestos por plástico que, por la exposición al sol y al agua marina, se van fragmentando hasta convertirse en partículas de menos de 0,5 centímetros de diámetro, es decir, en microplásticos.
La crisis de plásticos en la Isla de Pascua
En las últimas décadas, la producción de productos de plástico de un solo uso (como utensilios, bolsas, envases y botellas) ha generado una contaminación sin precedentes en los océanos de todo el planeta. Y la Isla de Pascua, ubicada a más de 4800 kilómetros del Chile continental no ha podido escapar a esta crisis ambiental.
Su ubicación geográfica en una zona que los científicos denominan el Giro Oceánico Pacífico Sur, expone a la Isla de Pascua a dos grandes corrientes que llevan el plástico que circula por el océano hacia ella. De acuerdo con Pedro Edmunds, el alcalde de Rapa Nui, las playas de la isla presentan una concentración de microplásticos 50 veces mayor a las del continente chileno.
Con la esperanza de solucionar este problema, en julio de este año Edmunds participó del High Level Political Forum, realizado en la sede de las Naciones Unidas. Allí propuso una alianza internacional para combatir la contaminación por plásticos en los océanos.
La idea es que los líderes de los países de la Polinesia se reúnan en Rapa Nui el próximo año para debatir sobre las medidas necesarias para poner fin al vertido de basura plástica en los ríos. De esta forma, Edmunds espera evitar que estos desechos lleguen a los océanos, y en última instancia, a las costas de la isla.
La lucha diaria de los isleños contra el plástico
Mientras tanto, la comunidad de Rapa Nui da el ejemplo de cómo luchar contra la amenaza plástica. Con colaboración de la Municipalidad y la Armada, cientos de voluntarios locales llevan cabo limpiezas costeras semanales. Uko Tongariki, el director de Turismo de la isla, explica que durante los 2 años en que la isla estuvo cerrada por la pandemia de COVID, sus habitantes se dedicaron a despejar las playas de basura.
Entre 2020 y 2022, lograron recolectar un total de 11 toneladas de basura. Y en lo que va de este año, ya han reunido más de mil kilogramos adicionales. Esta dedicación es aún más notable cuando se tiene en cuenta que en la isla no se producen plásticos de ninguna clase. Pero a pesar de no ser culpables de la contaminación plástica, los habitantes de Rapa Nui no dudan en mostrar su compromiso con la protección de su hogar y su entorno marino.
Los desechos recolectados son separados y enviados a la planta de Orito, ubicada en las afueras de Hanga Roa, la capital de la isla. Allí, las latas y los plásticos se prensan y se convierten en fardos transportables. Este plástico se reutiliza en diversos productos como prendas textiles o materiales de construcción.
Un problema de todos
Desde las islas del Pacífico hasta los mares del Ártico, la contaminación plástica está poniendo en peligro la biodiversidad y amenazando la salud de los ecosistemas marinos. Las cifras son impactantes: se estima que cada año se descartan cerca de 11 millones de toneladas de plásticos en los océanos. O lo que es lo mismo, un camión de basura lleno de plástico por minuto.
Ante la magnitud de este problema, organizaciones ambientales de todo el mundo como Greenpeace, Oceana y Sea Save Foundation, han estado trabajando junto a científicos y comunidades locales para hacer frente a este problema. Además, estas fundaciones buscan concientizar a la población acerca de los peligros para la vida en el planeta de la contaminación plástica.