¿Qué tiene que ver el derretimiento de los polos con la DANA de España?

¿Qué tiene que ver el derretimiento de los polos con la DANA de España?

Cuando hablamos de cambio climático y crisis ambiental, todo está conectado. El Planeta Tierra es un sistema que funciona en cadena, es decir, que lo que pasa en una parte del mundo puede tener efectos en el polo opuesto. El derretimiento de los polos produce desde un aumento en el nivel del mar hasta cambios en las temperaturas y corrientes de tormentas. Aunque España no esté cerca de los glaciares, su derretimiento pudo haber tenido que ver con el desastre de la DANA en Valencia.

La frecuencia y magnitud de eventos climáticos extremos en Europa están llamando la atención de científicos y ciudadanos. En España, las lluvias torrenciales y las inundaciones provocadas por la DANA fueron mucho más intensas de lo que se pudo prever, y el fenómeno parece vinculado a procesos de deshielo en las zonas polares. 

¿Qué es la DANA y por qué preocupa tanto?

La DANA es un fenómeno atmosférico caracterizado por una masa de aire frío aislada que queda atrapada a gran altitud. Esto genera un fuerte contraste con el aire más cálido y húmedo en la superficie, un ambiente ideal para desarrollar tormentas intensas y lluvias torrenciales. 

Si bien la DANA es común en el Mediterráneo, la última tomó protagonismo por el fuerte e inesperado impacto: inundaciones, destrozos en infraestructuras y centenares de vidas perdidas. Estas tormentas están siendo más impredecibles y destructivas, afectando áreas cada vez más amplias y ocasionando daños económicos y sociales que preocupan profundamente.

El derretimiento de los polos y el desequilibrio del Ártico

Para entender el vínculo entre el deshielo polar y los eventos extremos en Europa, es importante observar cómo el calentamiento global está alterando el equilibrio de temperaturas en las zonas polares. 

En particular, el Ártico se calienta casi cuatro veces más rápido que el resto del planeta, un fenómeno conocido como amplificación ártica. Este calentamiento acelerado está causando una pérdida masiva del hielo marino y un deshielo permafrost, cambios que, a su vez, afectan la atmósfera y el océano.

El derretimiento polar reduce la capacidad de la Tierra para reflejar la radiación del sol. Cuando el hielo blanco y reflectante se reemplaza por océanos abiertos y más oscuros, estos absorben más calor, lo que incrementa el calentamiento global. 

Esto no solo afecta la temperatura del Ártico, sino que también altera patrones de circulación atmosférica, como la corriente en chorro, que regula el clima en latitudes medias, incluida Europa.

El impacto en la corriente en chorro y la intensificación de la DANA

La corriente en chorro es una banda de vientos fuertes que se desplaza de oeste a este en el hemisferio norte y separa las masas de aire frío del Ártico de las zonas más cálidas al sur. 

Cuando la corriente en chorro fluye de manera estable, los sistemas meteorológicos también lo hacen. Sin embargo, los científicos descubrieron que el calentamiento polar provoca cambios significativos en la estructura y el flujo de esta corriente, volviéndola más ondulante y lenta.

Esta ondulación crea zonas de alta y baja presión que persisten en el tiempo, lo que da lugar a condiciones meteorológicas extremas, como olas de calor, sequías o lluvias torrenciales. Las DANAs son un ejemplo claro de cómo la modificación de la corriente en chorro, exacerbada por el deshielo en los polos, puede provocar lluvias intensas en regiones como el Mediterráneo. 

La ralentización de la corriente en chorro permite que el aire frío quede atrapado en altitudes altas, generando las condiciones ideales para una DANA. Así, el derretimiento polar está literalmente “desestabilizando” la atmósfera, conectando lo que ocurre en el Ártico con los extremos meteorológicos en Europa y otras partes del mundo.

¿Cómo afecta esto a España y al Mediterráneo?

El Mediterráneo es particularmente vulnerable a los efectos de las DANAs. Las aguas en esta zona se están calentando más rápido que el promedio mundial, y el aumento de la temperatura marina añade humedad al aire, lo que amplifica el potencial de tormentas intensas. 

Cuando una DANA entra en contacto con esta atmósfera cálida y húmeda, el resultado es una rápida intensificación de las lluvias, como las observadas en España en los últimos años.

En este contexto, el deshielo polar, al modificar patrones atmosféricos, tiene un impacto indirecto pero clave en el Mediterráneo. Las DANAs en el Mediterráneo han sido siempre un fenómeno recurrente, pero su intensidad y frecuencia están en aumento debido al cambio climático, y los científicos advierten que esto podría ser solo el principio de eventos aún más extremos.

¿Qué papel juega la circulación de las corrientes?

La pérdida de hielo en el Ártico está provocando un aumento del nivel del mar y una modificación de la salinidad, lo que afecta a las corrientes oceánicas globales. Cambios en la circulación oceánica podrían alterar aún más el clima europeo, intensificando las condiciones propicias para fenómenos como la DANA.

Además, el agua dulce procedente del deshielo en Groenlandia afecta la circulación termohalina, una de las principales corrientes oceánicas que influye en el clima de Europa. Si la corriente del Atlántico Norte se desacelera debido a la mayor presencia de agua dulce, se estima que Europa experimentaría cambios climáticos aún más radicales, con posibles impactos en la frecuencia de tormentas intensas y en el comportamiento de fenómenos como la DANA.

¿Qué podemos esperar en el futuro?

El vínculo entre el deshielo de los polos y los fenómenos extremos en España nos recuerda la naturaleza global del cambio climático. Lo que sucede en el Ártico no se queda en el Ártico, y las alteraciones en los ecosistemas y las dinámicas climáticas afectan a todos los continentes

Con el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, se espera que el derretimiento de los polos continúe y que la amplificación ártica siga distorsionando patrones climáticos clave, como la corriente en chorro.

En España y el Mediterráneo, esto podría traducirse en un aumento de la frecuencia y la severidad de las DANAs, lo que implica que los eventos de lluvias torrenciales e inundaciones podrían ser cada vez más intensos. Los investigadores alertan que, sin una reducción drástica de las emisiones globales, los efectos en las próximas décadas podrían sobrepasar nuestra capacidad de adaptación.