
De acuerdo con una investigación reciente publicada en la revista científica Nature Geoscience, los fenómenos de El Niño plurianuales (es decir, los que duran más de un año) se han multiplicado en los últimos milenios. Los expertos explican que anteriormente, esta clase de eventos solían ser excepcionales, pero que ahora se han vuelto más frecuentes e intensos.
Este nuevo hallazgo no hace más que reforzar las advertencias de la comunidad científica y de organizaciones ambientalistas como Greenpeace sobre cómo puede influir el calentamiento global sobre los fenómenos meteorológicos mundiales.
¿A qué se conoce como El Niño persistente?
El Niño que todos conocemos es una anomalía climática que se produce cuando las aguas del Pacífico tropical se calientan más de lo normal. Esto genera cambios en los patrones de lluvia y temperatura en distintas partes del mundo (desde olas de calor en Australia, hasta olas de frío en Estados Unidos y lluvias intensas en diversos países de Sudamérica).
Por lo general, los fenómenos de El Niño suelen durar entre 9 y 12 meses. Sin embargo, en las últimas décadas, los llamados El Niño persistentes han comenzado a superar el año de duración, extendiéndose hasta los dos años. Esto no solo profundiza sus impactos, como sequías e inundaciones, sino que dificulta notablemente la recuperación de los ecosistemas afectados.
Pero su impacto no es solo climático. Con las sequías prolongadas, llegan también las pérdidas multimillonarias, la inseguridad alimentaria y la falta de agua. Mientras que las lluvias intensas aumentan el riesgo de deslizamientos, destruyen infraestructura y fuerzan los desplazamientos de miles de personas.
¿Cómo hicieron para reconstruir el clima del pasado?
Para entender cómo ha evolucionado El Niño a lo largo del tiempo, el equipo internacional de geólogos recurrió a los fósiles de corales antiguos del Pacífico. De este modo, tal como sucede con los anillos de los árboles en tierra firme, los investigadores lograron reconstruir las condiciones ambientales del pasado.

Al estudiar los isótopos de oxígeno atrapados en los esqueletos de los corales, consiguieron acceder a una especie de archivo natural del clima del océano. Los resultados confirmaron sus hipótesis: los eventos de El Niño de larga duración se han quintuplicado en los últimos 7 mil años y podrían seguir intensificándose si no se toman medidas para detener el calentamiento global.
Las causas detrás del empeoramiento de El Niño persistente
Los expertos lograron identificar una relación entre el aumento de los eventos de El Niño persistente y los cambios ocurridos en la órbita terrestre a través de los milenios (conocidos como ciclos de Milakovitch), que afectan la cantidad de radiación solar que recibe el planeta.
Pero más allá de este factor natural, hay un motivo claro detrás del empeoramiento de las condiciones de este fenómeno: el cambio climático producido por las actividades humanas desde fines del siglo XIX. Ya no es noticia, que las emisiones de gases de efecto invernadero vienen elevando la temperatura de los océanos y alterando el equilibrio climático global.
¿Qué podría suceder en el futuro?
Lamentablemente, El Niño persistente llegó para quedarse. Y a menos que se tomen medidas urgentes para poner un freno al calentamiento global, el escenario climático mundial podría cambiar de forma considerable y los fenómenos meteorológicos extremos seguirían empeorando tanto en frecuencia como en intensidad.

Para regiones como América del Sur, el sudeste asiático y África oriental, esto se traducirá en sequías más largas, mayores pérdidas agrícolas y menor disponibilidad de agua. Mientras que en otras zonas, los temporales serán más frecuentes y los suelos sufrirán una erosión irreversible que comprometerá toda la seguridad alimentaria del planeta.