Una diversidad de contaminantes, desde los plásticos hasta la contaminación lumínica, atenta contra los ecosistemas marinos. Es por eso que es necesario llevar adelante acciones concretas para disminuir los daños.
Algunos de los factores que son parte de la contaminación de los océanos son los plásticos.
En ese sentido, el plástico inunda los espacios más remotos del planeta y supone el 95 por ciento de los residuos del Mar Mediterráneo, cuya contaminación abarca la densidad más alta de microplásticos flotantes en sus aguas.
Hasta hace algunos años, la comunidad científica creía que la contaminación por plásticos del océano venía fundamentalmente de 20 ríos. De todos modos, algunas investigaciones demostraron que el plástico que inunda los océanos llega a través de más de mil ríos de todo el mundo, lo que complica las futuras soluciones.
Teniendo en cuenta la inmensidad y profundidad de los océanos, los seres humanos tienen a pensar que pueden usarlos para tirar basura y sustancias tóxicas en cantidades excesivas sin medir las consecuencias que provocan.
Es más, hay partidarios que sostienen la idea de continuar con los vertidos en los océanos bajo un eslogan que dice “La solución a la contaminación es la dilución”.
Hoy en día, basta con fijarse en la zona muerta del tamaño del estado de Nueva Jersey o la Comunidad Valenciana que se forma cada verano en el delta del río Mississippi, o en la extensión de 1600 kilómetros de plástico en descomposición en el Pacífico Norte para observar que esta política de la dilución ha colaborado a llevar al borde del colapso lo que era un ecosistema oceánico próspero.
La contaminación marina, a diferencia de la contaminación del agua en general, se enfoca en los elementos producidos por el hombre que ingresan al océano. A pesar de que el agua de los océanos cubre más del 70% de la Tierra, sólo en las últimas décadas se ha empezado a comprender de qué manera este hábitat acuático se ve afectado por las actividades del ser humano.
Las investigaciones realizadas en el tema dan cuenta que la degradación, especialmente en las zonas costeras, se ha acelerado considerablemente en los últimos tres siglos, a medida que han incrementado los vertidos industriales y la escorrentía proveniente de explotaciones agrarias y ciudades costeras.
Antes, el océano era una especie de papelera global gratuita en la que setiraba, con total impunidad, todo tipo de basura. De esa manera se arrojaban desde lodos de depuradora a residuos químicos, industriales y radiactivos.
Como consecuencia de esto, millones de toneladas de metales pesados y contaminantes químicos, junto con miles de contenedores de residuos radiactivos, fueron arrojados sin ningún tipo de remordimiento al océano por décadas.
En 1972, el Convenio de Londres, ratificado en 1975 por España, fue el primer acuerdo internacional que se activó para mejorar la protección del medio marino. Dicho acuerdo impulsó programas reguladores y prohibió el vertido de materiales peligrosos en el mar.
En 2006 entró en vigor el acuerdo actualizado. Es así que el Protocolo de Londres, prohíbe más específicamente todos los residuos y materiales, salvo una breve lista de artículos, como los restos de materiales de dragado.
Muchos de estos contaminantes se juntan en las profundidades del océano donde son ingeridos por pequeños organismos marinos a través de los cuales ingresan en la cadena alimentaria global.
Asimismo, los grandes habitantes del océano sufren los daños. En esa línea, los científicos incluso han revelado que los medicamentos que ingiere el hombre y que no llegan a ser procesados en su totalidad por su organismo acaban en el pescado, la sal o el marisco que comemos.
Distintas maneras de contaminación
La contaminación marina alcanza muchos tipos de contaminación que alteran el ecosistema marino, incluida la contaminación química, lumínica, acústica y plástica.
En resumen, es necesario que bajo políticas determinadas y la difusión de información, se tome real conciencia del daño que pueden tener las malas prácticas y acciones del ser humano en el agua de los mares y en la contaminación de los océanos.
Empezar a cuidar el planeta y los recursos naturales es tarea de todos. En ese sentido, cada acción diaria puede contribuir a mejorar la vitalidad de los ecosistemas y evitar la pérdida de biodiversidad.