El Agujero Azul está a un paso de convertirse en un Área Marina Protegida Bentónica. Esta región se ubica pasando las 200 millas marinas del Mar Argentino y abarca cerca de 148 mil kilómetros cuadrados de superficie. Pero actualmente, se encuentra bajo la amenaza de la pesca de arrastre internacional, que destruye su lecho marino y sus hábitats, liberando carbono e intensificando la crisis climática.
Para evitar estas consecuencias nefastas para el planeta es necesario que el Congreso Nacional apruebe el proyecto de ley que ahora mismo se encuentra debatiendo y que, desde 2022, cuenta con media sanción en la Cámara de Diputados. Gracias al apoyo de organizaciones ambientalistas como Greenpeace Argentina y Wildlife Conservation Society (WCS) esta iniciativa que busca frenar la devastación de los ecosistemas marinos argentinos ha retomado fuerza.
Los especialistas consideran que este proyecto de ley es una oportunidad histórica que contribuirá enormemente a conservar la biodiversidad del país y combatir el cambio climático. Pero además, podría posicionar a la Argentina como un referente de conservación global, ya que la pesca industrial no solo destruye el equilibrio climático del planeta, sino que también pone en riesgo la seguridad alimentaria mundial.
¿Por qué es tan importante convertir al Agujero Azul en un Área Marina Protegida?
El proyecto de ley tiene como principal objetivo proteger a este ecosistema de cañones submarinos único en el mundo cuya mayor relevancia tiene que ver con su capacidad para almacenar dióxido de carbono y regular el clima del planeta.
En un reciente plenario de comisiones llevado a cabo en el Senado de la Nación, Valeria Falabella, directora de Conservación Costero Marina de WCS Argentina, destacó que proteger el Agujero Azul no solo pondrá un freno a la pesca de arrastre que está destruyendo estos ecosistemas, sino que además ayudará a que los océanos sean más resistentes a la crisis climática.
Por otro lado, pero no menos importante, el Agujero Azul es un refugio para especies marinas en peligro, como el tiburón azul, el pez espada y diversas especies de corales de aguas frías, muchas de las cuales dependen de los hábitats bentónicos para sobrevivir. Sin la protección de la ley, la actividad pesquera ilegal continuará destruyendo la fauna marina y afectando los medios de vida de las comunidades costeras que dependen del mar para sobrevivir.
Los perjuicios de la pesca de arrastre en el Agujero Azul
La pesca de arrastre es una práctica industrial que se basa en el uso de enormes redes con pesadas cadenas que se arrastran por el fondo del océano. Se trata de un método dañino que no solo captura las especies que las empresas pesqueras buscan comercializar, sino también todo aquello que se cruza en el camino de las redes.
Esta clase de pesca destruye todo lo que encuentra a su paso, desde otros peces hasta corales, esponjas, moluscos y hasta los microorganismos que conformar el suelo marino. Por este motivo, esta técnica causa daños irreparables en el ecosistema bentónico (del fondo del océano), poniendo en riesgo a toda la biodiversidad marina.
En las últimas décadas, el Agujero Azul ha sido víctima de esta actividad, con más de ¡200 mil horas anuales! de pesca no regulada en la Zona Económica Exclusiva de Argentina. Esto ha provocado una degradación masiva de los hábitats marinos de la región, alterando las cadenas alimenticias de depredadores y presas por igual.
Liberando carbono al por mayor
Pero talvez el mayor daño provocado por la pesca de arrastre tenga que ver con la liberación de dióxido de carbono almacenado en los sedimentos del lecho marino. Estudios recientes han revelado que cada hora de pesca de arrastre puede liberar cientos de toneladas de carbono, empeorando terriblemente el calentamiento global que sufre el planeta.
Esta liberación no solo empeora la crisis climática, sino que también reduce la capacidad del océano para actuar como un sumidero de carbono, una función crucial en la mitigación de los efectos del cambio climático. Por eso, proteger el Agujero Azul es una medida imprescindible para detener esta práctica destructiva y preservar los recursos marinos para las futuras generaciones.
Áreas marinas protegidas: una solución clave contra el cambio climático
La creación de áreas marinas protegidas como el Agujero Azul es crucial para enfrentar el cambio climático. Estas zonas no solo permiten la recuperación de la biodiversidad, sino que también actúan como sumideros naturales de carbono, absorbiendo CO₂ y ayudando a reducir los efectos del calentamiento global.
Esta actividad no solo destruye los hábitats marinos, sino que también libera grandes cantidades de carbono almacenado en los sedimentos del fondo oceánico, agravando la crisis climática. La protección del Agujero Azul es una medida urgente para mitigar estos impactos y garantizar un futuro más sostenible.
En este contexto, convertir esta región en un Área Marina Protegida Bentónica posicionaría a Argentina como un líder en la conservación marina, sentando un precedente para proteger otros ecosistemas amenazados en el mundo.
Una petición que busca generar impacto
Para apoyar la aprobación de este proyecto de ley, Yago Lange y diversas organizaciones ambientales han lanzado una petición en Change.org. Este llamado busca reunir miles de firmas que presionen al Congreso para que tome acción inmediata.
“Proteger el Agujero Azul no es solo una cuestión ambiental; es una responsabilidad con las generaciones futuras”, aseguró Lange al presentar la iniciativa. La campaña también busca generar conciencia entre la población sobre la importancia de preservar los océanos y frenar la pesca destructiva.
Cada firma es un paso hacia la conservación de este ecosistema único y un llamado a la acción para proteger la biodiversidad y combatir el cambio climático. Un Agujero Azul protegido no solo beneficiará a Argentina, sino que será un ejemplo global de cómo equilibrar desarrollo humano y cuidado ambiental.