El hielo marino de la Antártida continúa disminuyendo a valores históricos. Por tercer año consecutivo, los bloques de hielo del continente más austral del planeta han alcanzado niveles por debajo de los 2 millones de kilómetros cuadrados. De acuerdo con los expertos, este umbral no había sido registrado nunca desde que comenzaron las mediciones satelitales, en el año 1979.
Este fenómeno, conocido como “cambio de régimen”, ha generado que el hielo marino se expanda y comience a flotar en pequeños fragmentos durante los meses del verano antártico. Esto causa especial preocupación entre los científicos, ya que podría significar el inicio de un colapso del Ártico que tendría graves consecuencias para el clima global y la vida en la Tierra.
En la actualidad la cantidad de hielo marino se encuentra muy por debajo del promedio histórico. Es por eso que expertos de la talla de Walt Meier, líder del Centro Nacional de Datos sobre Nieve y Hielo de la Universidad de Colorado (en los Estados Unidos), señalan al cambio climático como el principal responsable de lo que está ocurriendo en la Antártida.
¿Cómo afecta al planeta la pérdida de hielo marino?
El hielo ártico desempeña un rol calve en la circulación de oxígeno y nutrientes que no solo tendría graves repercusiones en los ecosistemas de la región, sino en todo el planeta. Por otro lado, la pérdida de hielo reduce considerablemente la capacidad que tiene la Tierra para reflejar la energía solar. Esto contribuye a que se sigan calentando los océanos, y a su vez, a que las temperaturas globales continúen en aumento.
Ariaan Purich, investigador de la Universidad de Monash (en Australia), resalta que estos eventos pueden repercutir en el clima futuro y en la supervivencia de miles de especies del planeta, por lo que resulta urgente que los gobiernos de todo el mundo tomen medidas que contribuyan a mitigar el cambio climático para proteger los ecosistemas antárticos.
Las consecuencias ambientales del deshielo antártico
La disminución del hielo marino de la Antártida puede acelerar la pérdida de hábitats irremplazables para la vida marina. Pero además, el “cambio de régimen” que tanto temen los científicos puede significar un aumento considerable del nivel del mar que pondría en riesgo la vida de cientos de comunidades costeras, y alterar los patrones climáticos de todo el planeta.
El declive acelerado del hielo antártico contribuye al aumento del agua en los océanos. Este incremento no solo produce inundaciones costeras más frecuentes y severas, sino que además erosiona las costas, amenazando la infraestructura y la vivienda de millones de personas. Pero además, esta situación tiene efectos negativos en la biodiversidad marina: por ejemplo, produciendo una acidificación en los océanos que amenaza la vida de especies como los corales, de vital importancia para la supervivencia de los hábitats oceánicos.
Pero además de ser influyente en el nivel del mar global, la Antártida juega un papel crucial en la regulación del clima mundial, ya que influye en la circulación atmosférica y oceánica. A medida que el hielo se derrite, estos patrones se alteran, desencadenando eventos climáticos extremos como tormentas, sequías e inundaciones, mucho más frecuentes y severos.
Desde hace décadas, organizaciones ambientalistas como Greenpeace vienen trabajando para alertar a la comunidad internacional acerca de la necesidad (cada vez más urgente) de instaurar políticas que desalienten el uso de combustibles fósiles como el carbón y el petróleo, y los reemplacen por alternativas sostenibles como la energía solar o eólica.
La biodiversidad de la Antártida bajo amenaza
La Antártida alberga una gran variedad de vida marina. Especies como focas, pingüinos y ballenas, dependen del hielo marino para reproducirse, alimentarse y refugiarse. Pero en las últimas décadas, el cambio climático ha llevado a una disminución del hielo antártico que redujo considerablemente el territorio disponible para que estas especies sobrevivan.
Esta pérdida de sus hábitats naturales podría provocar una disminución en sus poblaciones, generando un desequilibrio en los ecosistemas marinos de la región. Además, la pérdida de hielo puede alterar la cadena alimentaria marina, afectando a otras especies y reduciendo la disponibilidad de alimentos para los animales depredadores.
Para poner fin a estos impactos negativos de la pérdida de hielo marino, es fundamental que los ciudadanos del mundo exijan a sus gobernantes un compromiso real con la lucha contra el calentamiento global. Solo de esa forma será posible proteger a las comunidades más vulnerables y garantizar que la Antártida siga cumpliendo su rol en el planeta.