Microplásticos, calentamiento global y acciones para mejorar la situación: una responsabilidad mundial compartida

Microplásticos, calentamiento global y acciones para mejorar la situación: una responsabilidad mundial compartida

Cada región del mundo tiene su parte de responsabilidad, en función del desarrollo de su economía y demografía. Exploramos algunos números para dimensionar qué podemos hacer ¡Estamos a tiempo!

Los microplásticos son un tema clave en las cuestiones ambientales que más preocupan. Según la UICN, a escala mundial, los principales emisores de microplásticos primarios -sin incluir el polvo urbano- son: los textiles en India y Asia Meridional (15,9% de los vertidos mundiales), los neumáticos en Norteamérica (11,5%), los textiles en China (10,3%) y los neumáticos en Europa y Asia Central (10,3%).

El camino de los microplásticos

Todos los microplásticos, ya sean primarios o secundarios, son transportados al océano por la escorrentía de las carreteras (66%), especialmente en las zonas urbanas, por los sistemas de tratamiento de aguas residuales (25%) y por el viento (7%). Una vez en el océano, se hunden o flotan con las corrientes marinas.

Los más ligeros, como el polipropileno utilizado en los envases alimentarios, flotan y se acumulan en los giros, que se forman en el cruce de varias corrientes oceánicas, llegando a formar lo que se conoce como el «7º continente plano». 

Los microplásticos más densos, como el acrílico utilizado en las pinturas, se depositan en el fondo oceánico. Sin embargo, es en el fondo oceánico donde la mayoría de las especies marinas encuentran sus recursos alimentarios.

Entre los temas que más se investigan y preocupan, encabezan la lista. 

¿Cuáles son las soluciones?

Cambiar nuestra forma de consumir

Ahora sabemos que es imposible limpiar los océanos de esta plaga invisible. Para reducir la cantidad de micro plásticos vertidos al medio ambiente, sobre todo los resultantes de la degradación de los envases de plástico, debemos revisar nuestros hábitos de consumo. 

Hoy en día, en países desarrollados e innovadores como Francia, sólo se clasifica el 14% de los envases de plástico. Sólo el 10% se recicla realmente. Por tanto, es esencial reducir nuestro consumo diario de plástico. 

Por ejemplo, en lugar de utilizar cosméticos y productos de limpieza industriales, podemos fabricar los nuestros propios a partir de materias primas o residuos alimentarios. Por ejemplo, utilizar posos de café para exfoliar la piel. 

Cambiar las prácticas industriales

Aunque la reducción de los residuos plásticos mal gestionados sigue siendo una prioridad mundial, también tenemos que encontrar soluciones al problema de los vertidos primarios de microplásticos. 

Los distintos Estados tienen que animar a sus fabricantes a eliminar y sustituir estas partículas en determinados productos de consumo cotidiano. 

En Europa, las instituciones y los Estados miembros trabajan actualmente para prohibir todos los microplásticos añadidos intencionadamente.

En la industria textil y de la moda se está tomando conciencia poco a poco. Los fabricantes de ropa y otros productos textiles están diseñando tejidos fabricados exclusivamente con fibras naturales como el lino, el cáñamo y el algodón, por ejemplo. 

También están favoreciendo el uso de fibras lo suficientemente resistentes como para no dispersarse en el agua de lavado.

Los fabricantes de lavadoras también trabajan para mejorar los sistemas de filtrado. 

Es bueno saberlo: Francia ha sido el primer país del mundo en introducir una legislación que obliga a equipar las lavadoras con filtros de microplásticos de aquí a 2025. 

¿Podremos seguir este gran ejemplo?

En cuanto a los residuos procedentes del desgaste de los neumáticos, los fabricantes deben diseñar polímeros de caucho más resistentes a la abrasión. 

O para los diseñadores de carreteras, desarrollar firmes menos abrasivos. Para evitar la contaminación por escorrentía, hay que recoger el agua de forma más eficiente para filtrar los microplásticos.

Con tan solo este ejemplo y estas reflexiones, queda claro que la lucha contra la contaminación por microplásticos requiere una transformación integral tanto en nuestras elecciones de consumo como en los procesos industriales. 

No solamente es clave que los consumidores adopten hábitos más sostenibles y conscientes, sino que también es esencial que las propias industrias, especialmente en sectores clave como el textil, la moda y la manufactura de automóviles, se comprometan con prácticas más responsables y respetuosas con el medio ambiente.

Podemos visualizar que los están haciendo, poco a poco ¡Pero falta mucho!

La legislación juega un papel vital en este esfuerzo, como muestra la iniciativa pionera de Francia en la implementación de filtros de microplásticos en lavadoras. 

Este tipo de políticas debe ser un modelo a seguir a nivel mundial, incentivando a los fabricantes a innovar y adaptarse a un mundo cada vez más consciente del impacto ambiental.

Por otra parte, la colaboración internacional y la acción colectiva son indispensables, sobre todo para países con más dificultades económicas y clasificados como “vías de desarrollo“. 

Solo a través de una responsabilidad compartida, donde cada nación reconozca y actúe sobre su parte en la problemática, podremos lograr un cambio significativo. 

Las soluciones existen y están al alcance, pero requieren del compromiso de todos: gobiernos, industrias, y cada uno de nosotros como ciudadanos del mundo. 

No hay tiempo que perder; el futuro de nuestros océanos y, en última instancia, de nuestro planeta, depende de las acciones que tomemos hoy.