Los océanos pueden contar un hito en la conferencia Río+20, un momento histórico por las negociaciones sobre cuestiones cruciales relacionadas con el medio marino. Veamos qué se trató en el Foro Mundial de los Océanos que brindó la oportunidad de anunciar el nacimiento oficial de la Asociación Mundial de los Océanos.
Los mares cuentan con una nueva alianza defensora de la vida oceánica y su preservación.
Son 83 países los que conforman una red de organizaciones de la sociedad civil, empresas privadas, organismos de investigación y otras entidades que unen sus fuerzas para mejorar la gestión y la protección de los océanos.
Todos ellos han suscrito (por correo electrónico) una declaración en favor de unos océanos sanos y productivos para combatir la pobreza. Le invito a leer esta declaración y a enviarnos sus comentarios.
Uno a uno, los países hablan ahora de la crisis a la que se enfrentan los océanos y de la falta de acción tras las promesas hechas en la conferencia de Río, y uno a uno están de acuerdo en que necesitamos reunir a todas las partes interesadas (de los sectores público, privado y no gubernamental) sin más demora para idear soluciones innovadoras.
Es hora de crear una plataforma de acción mundial.
Arni Mathiesen, de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación recordó la situación tan preocupante en la que se encuentra actualmente el «mundo azul».
Advirtió que si nada cambia, y dadas las proyecciones actuales de población y PIB, la oferta mundial de pescado ya no podrá satisfacer la demanda en 2030.
En otras palabras, muy pronto podríamos enfrentarnos a una verdadera crisis en términos de seguridad alimentaria, pero también de empleo y perspectivas económicas para muchos países.
En un momento en que el 32% de las pesquerías oceánicas del mundo están sobreexplotadas, agotadas o recuperándose del agotamiento de los recursos (frente al 10% en 1970) y el 53% de las pesquerías están ya plenamente explotadas, ya no podemos seguir como antes. Las pérdidas mundiales ascienden a 50.000 millones de dólares al año.
Si esto es preocupante para nuestros océanos, también lo es para los 350 millones de personas que dependen de ellos para trabajar y satisfacer sus necesidades, y para los otros mil millones a los que ayudan a alimentarse. Para muchos, es una cuestión de vida o muerte.
El océano es nuestra vida y nuestro sustento. El océano es nuestro hogar. Mucho más que una masa de agua, el océano lo es todo para nosotros.
Fiyi y a los muchos otros pequeños Estados insulares y costeros que se han unido a la Alianza Mundial por los Océanos.
El apoyo público expresado por un número muy considerable de países y organizaciones es el verdadero pistoletazo de salida de esta asociación.
Ahora se dan las condiciones para aplicar las directrices que surgirán de esta Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible. Tenemos el viento a favor. Los líderes convencidos están al timón. Pongámonos manos a la obra.
A continuación figura la lista de objetivos fijados en la declaración, que la asociación debería permitirnos alcanzar de aquí a 2022:
Sostenibilidad de los recursos pesqueros y de los medios de subsistencia de la pesca de captura y la acuicultura
En línea con los compromisos internacionales previos y teniendo en cuenta los crecientes impactos del cambio climático:
Aumentar significativamente la producción mundial de pescado de consumo procedente de la acuicultura y la pesca sostenibles, adoptando las mejores prácticas y reduciendo los riesgos medioambientales y sanitarios, a fin de fomentar la inversión;
Limitar el acceso a los caladeros estableciendo sistemas responsables de tenencia de la tierra, que garanticen los derechos de pesca a los pescadores y les animen a interesarse por el estado de las pesquerías;
Permitir la recuperación de las poblaciones de peces y aumentar los beneficios netos anuales de la pesca de captura en al menos 20.000 millones de dólares, en particular reduciendo las subvenciones que fomentan la sobrepesca.
Protección de los hábitats costeros y oceánicos y de la biodiversidad
En consonancia con los compromisos internacionales anteriores y teniendo en cuenta los efectos cada vez mayores del cambio climático:
Reducir a la mitad el ritmo actual de pérdida de hábitats naturales y reducir su degradación y fragmentación mediante enfoques de gestión basados en los ecosistemas;
Aumentar la proporción de zonas costeras y marinas bajo gestión y protección hasta al menos el 10% y reforzar otras medidas de conservación;
Conservar y restaurar los hábitats costeros naturales para reducir su vulnerabilidad y aumentar su resistencia a las consecuencias del cambio climático.
Reducir la contaminación
En consonancia con anteriores compromisos internacionales y teniendo en cuenta los efectos cada vez mayores del cambio climático:
Reducir la contaminación a niveles que no perjudique las funciones de los ecosistemas y la biodiversidad;
Apoyar la aplicación del Programa de Acción Mundial para reducir la contaminación, en particular los desechos marinos, las aguas residuales y el exceso de nutrientes en el agua, y profundizar el consenso sobre objetivos realistas para la reducción de estos contaminantes.
Un paso histórico que puede marcarse entre los hitos a favor de los océanos.