Barco pesquero industrial operando al atardecer rodeado de aves marinas, con redes extendidas sobre el océano.
Las embarcaciones industriales, como la de esta imagen, impactan negativamente sobre la biodiversidad marina mediante prácticas intensivas y sin regulación efectiva.

Medidas urgentes para proteger los océanos del planeta

Los océanos representan más del 70% de la superficie del planeta. Por este motivo, su conservación es crucial para el futuro de todos los seres que lo habitan. Pero a pesar de ello, en la actualidad están siendo amenazados por los efectos de actividades humanas como la minería submarina, la contaminación plástico, el cambio climático y la pesca industrial. 

Y aunque su inmensidad los haga parecer inacabables, son extremadamente vulnerables a las acciones de los seres humanos. Al explotar sus recursos de forma desmedida o acumular contaminantes como los microplásticos en sus aguas se produce un desequilibrio que está produciendo la desaparición de especies clave. 

Ante esta situación, organizaciones ambientales como Greenpeace u Oceana, buscan promover conciencia entre los ciudadanos del mundo para que apoyen una serie de medidas que pueden ayudar a recuperar estos ecosistemas, (y de paso) garantizar la seguridad alimentaria de las próximas generaciones y asegurar que la crisis climática no empeore aún más. 

Contrarreloj: la importancia de reafirmar el Tratado Mundial de los Océanos

En 2023, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) dio un paso histórico al aprobar el Tratado Mundial de los Océanos. Esta herramienta busca crear áreas marinas protegidas en las zonas internacionales del océano, con el objetivo de garantizar que allí no se pueda ejercer la pesca industrial ni la minería submarina. 

Pero para que esta normativa entre en vigor, al menos 60 países de los 90 que firmaron su aprobación deben ratificarlo en sus legislaciones locales antes de junio de 2025. ¿Cuántos han firmado hasta el momento? ¡Solo 6! Y a menos que el resto se apresure, el tratado podría quedar sin efecto. 

Esto sería lamentable, ya que dejaría sin protección a grandes porciones del océano abierto, donde actualmente no existen límites claros para la pesca, la minería o la explotación de los recursos marinos. Por eso es necesario que los ciudadanos del planeta ejerzan presión sobre sus gobiernos para que cumplan con el compromiso que asumieron.

¿Cómo poner un freno a la minería submarina?

La minería en aguas profundas es otra de las grandes amenazas que afectan la salud de los océanos. Se trata de una industria reciente que, bajo el argumento de “asegurar la transición hacia energías renovables” extrae minerales como cobalto, níquel y cobre del lecho marino. ¿La realidad? La mayoría de estos recursos terminan siendo utilizados para el desarrollo de armamento militar. 

Lo que es peor, estas prácticas se llevan a cabo en hábitats que aún no fueron explorados, por lo que es imposible saber qué consecuencias podría tener para el futuro del planeta. Se cree que allí habitan muchas especies que aún no han sido descubiertas y ecosistemas que tienen la capacidad de capturar toneladas de dióxido de carbono. Por lo que su destrucción podría empeorar la crisis climática. 

Y tratándose de una industria que todavía no se lleva a cabo a gran escala, las enormes maquinarias que se utilizan para realizarla arrasan con todo a su paso. Es por eso que más de 800 mil personas en todo el mundo han firmado peticiones para poner un freno a esta destrucción. Pero solo a través de la demanda de la sociedad a sus políticos será posible impedir que esto empeore en los próximos años. 

Plásticos: el problema que empieza en tierra firme

Cada año, millones de toneladas de plástico llegan a los mares desde las ciudades. Una vez en alta mar, estos residuos se van fragmentando hasta convertirse en microplásticos o comienzan a formar gigantescas manchas de basura como la ya infame “Mancha del Pacífico”. Estos desechos no solo dañan los hábitats, sino que provocan la muerte de tortugas, peces y hasta aves marinas cuando los consumen al confundirlos con alimento. 

Y si bien las campañas para limpiar las playas pueden ayudar, son (nunca mejor dicho) una gota en el océano a menos que se ponga un verdadero límite a la producción de plásticos. Por eso es importante que el Tratado Mundial de Plásticos (que ahora mismo está en discusión) se apruebe para reducir de forma drástica la fabricación de estos materiales. 

Este acuerdo internacional busca establecer límites estrictos a la producción de plásticos y fomentar la transición hacia materiales alternativos. Es una oportunidad de poner un freno a una de las fuentes de contaminación más graves de las últimas décadas. Y además de mejorar el medioambiente, ayudaría a prevenir sus efectos sobre la salud humana.