Un estudio revela el daño que el cambio climático y las industrias generan en los bosques de macroalgas de la Patagonia

Un estudio revela el daño que el cambio climático y las industrias generan en los bosques de macroalgas de la Patagonia

Los bosques de macroalgas de la Patagonia chilena son ecosistemas únicos, tanto por su extensión como por su amplia biodiversidad. Pero lamentablemente, desde hace décadas estos ecosistemas están en peligro debido a los efectos de la crisis climática y al avance de actividades industriales como la salmonicultura, la acuicultura y la pesca a gran escala.  

Estos hábitats marinos tienen un rol fundamental para la vida en el planeta. Primero, por su función como sumideros de dióxido de carbono. Segundo, porque contribuyen a regular la biodiversidad. Y tercero, pero no menos importante, porque gracias a ellos cientos de comunidades costeras de Chile obtienen su sustento diario. 

Sin embargo, el aumento de la temperatura del océano y la contaminación derivada de las actividades humanas están deteriorándolo de forma irreversible. De acuerdo con una investigación reciente llevada a cabo por miembros del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) de la Universidad de Chile, las macroalgas gigantes (Macrocystis pyrifera) de áreas protegidas como la Reserva Nacional Las Guaitecas, la Reserva Nacional Kawésqar y el Parque Nacional Isla Magdalena se encuentran en alto riesgo de desaparecer. 

Teniendo en cuenta que estas especies actúan como «ingenieras» del ecosistema marino, es decir, que brindan refugio y alimento a numerosas especies, su deterioro es una pésima noticia tanto para la biodiversidad de los océanos chilenos, como para sus comunidades pesqueras. Y por si esto fuera poco, como las macroalgas son esenciales para la absorción de carbono azul, su pérdida significaría un empeoramiento terrible de los efectos del cambio climático. 

¿Cómo repercute el cambio climático en los bosques de macroalgas? 

El calentamiento global que afecta al planeta está desequilibrando los océanos, y los bosques de macroalgas no son la excepción. Esto sucede porque, a medida que la temperatura del agua aumenta, estas algas gigantes se ven obligadas a enfrentarse a condiciones desconocidas que dificultan su crecimiento y reproducción. 

Por otro lado, el cambio climático también está intensificando la acidificación del océano. Este proceso reduce el pH del agua y hace que especies como crustáceos, corales y moluscos no puedan formar sus conchas y estructuras que dependen del calcio. En consecuencia, los ecosistemas marinos se debilitan y se reduce su capacidad de capturar carbono.

Sin ir más lejos, investigaciones recientes han demostrado que, en cuestión de solo semanas, las olas de calor marinas pueden provocar la pérdida masiva de macroalgas. Y los científicos de la Universidad de Chile han podido comprobar que la cobertura de estos bosques marinos en la Patagonia ha disminuido considerablemente en los últimos años. 

Las consecuencias de las industrias que explotan la Patagonia 

Si bien los efectos del cambio climático en los bosques de macroalgas son innegables, no hay que dejar de lado las secuelas provocadas por la expansión de la salmonicultura y la pesca industrial en el sur del país. Estas actividades han contaminado el agua y alterado por completo la dinámica de los ecosistemas marinos.

Las empresas salmoneras producen grandes cantidades de desechos orgánicos y químicos que se acumulan en el fondo marino, afectando la calidad del agua y la salud de los organismos que habitan en estas áreas. Por eso no sorprende que los investigadores del IEB hayan identificado que las zonas con mayor riesgo de degradación de macroalgas son justamente aquellas donde operan estas industrias.

Por otro lado, la pesca industrial, en especial la que utiliza redes de arrastre, destruye el hábitat de las macroalgas al remover el sustrato marino donde estas se adhieren. Este crimen ambiental no solo merma los bosques marinos, sino que además termina repercutiendo en efecto cascada sobre todo el ecosistema costero.

¿Qué pasaría si los bosques de macroalgas desaparecieran? 

Sin estos bosques submarinos, muchas especies perderían su refugio y fuente de alimento. Como resultado, se generaría el colapso de ecosistemas enteros. Pero además, las macroalgas cumplen un rol clave en la captura de carbono, por lo que sin ellas, los océanos absorberían menos CO2 acelerando aún más el calentamiento global del planeta.

Por otro lado, aumentaría la erosión costera, ya que las macroalgas actúan como barreras naturales contra las marejadas (que cada vez son más comunes) y las corrientes. En definitiva, la desaparición estos bosques marinos tendría graves consecuencias tanto para la flora y fauna marina, como para las comunidades costeras de Chile. 

Por este motivo, científicos y miembros de organizaciones ambientalistas como Greenpeace Chile han advertido que, a menos que se tomen medidas urgentes para frenar el cambio climático y detener las actividades no sostenibles, estos hábitats podrían degradarse de forma irreversible.