El Mar Mediterráneo sigue siendo una zona de gran biodiversidad en el mundo: hablemos de la forma de preservarlo

El Mar Mediterráneo sigue siendo una zona de gran biodiversidad en el mundo: hablemos de la forma de preservarlo

Conocido por su rica biodiversidad, el mar Mediterráneo enfrenta desafíos únicos en la conservación de su ecosistema. Te invitamos a reflexionar sobre las estrategias efectivas y las iniciativas globales para preservar su diversidad biológica. Exploramos cómo los esfuerzos locales e internacionales están colaborando para proteger este tesoro natural para las generaciones futuras.

El mar Mediterráneo, con unas 17.000 especies, es una zona de gran biodiversidad en el mundo.

El arrecife de coral es uno de sus hábitats marinos, considerado un punto caliente de la biodiversidad marina en el Mediterráneo, ya que concentra el 10% de las especies marinas. 

Por este motivo, su conservación se ha convertido en una prioridad de conservación.

Asimismo, para garantizar el mantenimiento de sus servicios ecosistémicos ligados a la pesca, los arrecifes de coral se han convertido en objeto de protección en el marco de la legislación pesquera.

Las principales especies de la bioversidad mediterránea

La biodiversidad del mar Mediterráneo está representada en fotos por las principales especies de la parte norte del «Belle Bleue».

La zona de coralígeno es un hábitat de interés pesquero situado a profundidades de entre 15 y 120 m como resultado de diversos procesos simultáneos de bioconstrucción y erosión. 

Su proceso de formación es muy lento y da lugar a una estructura extremadamente compleja y heterogénea con multitud de microhábitats donde los factores ambientales (luz, hidrodinámica, velocidad de sedimentación, etc.) pueden variar enormemente en distancias cortas.

El alto nivel de heterogeneidad ambiental hace que muchas especies puedan coexistir en espacios reducidos, lo que se traduce en una gran biodiversidad de hábitats.

El arrecife de coral alberga muchas especies de interés pesquero, como el cabracho Scorpaena scrofa, el cuervo marino Sciaena umbra, la merluza negra Dentex dentex, el besugo Diplodus vulgaris, el congrio Conger conger, la morena Muraena helena, el pez de San Pedro Zeus faber, la langosta roja Palinurus elephas, la langosta zapatilla Scyllarides latus y el bogavante Homarus gammarus.

Además, se desarrollan numerosas especies sésiles de gran interés para las actividades recreativas subacuáticas (buceo) por los espectaculares paisajes que forman. Entre ellas figuran la gorgonia púrpura Paramuricea clavata, la gorgonia blanca Eunicella singularis, la gorgonia amarilla Eunicella cavolini, el coral rojo Corallium rubrum (sin duda el más famoso del mundo), briozoos como el falso coral Myriapora truncata y esponjas como la axinela común Axinella polypoides.

Al igual que otros hábitats marinos, los arrecifes de coral están sometidos a diversas presiones naturales y antrópicas.

En algunos casos, la intensidad y/o frecuencia de las perturbaciones supera la capacidad del hábitat para absorberlas lentamente, generando en última instancia impactos negativos y reduciendo su capacidad de recuperación y de prestación de servicios ecosistémicos.

La aplicación de metodologías de restauración del hábitat puede ayudar a contrarrestar la presión a la que está sometido el arrecife de coral y, con ello, contribuir a su conservación y, en consecuencia, poder seguir prestando los servicios ecosistémicos que ofrece a las economías costeras. 

Desgraciadamente, todos estos esfuerzos pueden verse arruinados por la desmediterranización.

¿Qué es la desmediterranización?

La «desmediterranización» es un término que se refiere a los cambios ambientales y ecológicos que están ocurriendo en el mar Mediterráneo y que resultan en una pérdida de sus características únicas. Este proceso puede incluir varios factores, como:

  • Cambio climático: El aumento de las temperaturas y los cambios en los patrones climáticos pueden alterar las condiciones del hábitat marino, afectando a las especies endémicas y a los ecosistemas.
  • Invasión de especies exóticas: La introducción de especies no nativas, a menudo a través de canales como el Canal de Suez, está alterando las cadenas alimentarias y la biodiversidad del Mediterráneo. Estas especies invasoras pueden desplazar a las especies nativas, cambiando la composición del ecosistema.
  • Sobrepesca: La pesca excesiva puede agotar las poblaciones de peces y alterar las dinámicas ecológicas del mar.
  • Contaminación: La contaminación por actividades humanas, incluyendo los desechos plásticos, los derrames de petróleo y los contaminantes químicos, puede degradar la calidad del agua y dañar los ecosistemas marinos.
  • Eutrofización: El aumento de nutrientes en el agua, a menudo debido a la escorrentía agrícola y las aguas residuales, puede provocar floraciones de algas nocivas y zonas muertas.

La «desmediterranización» es una preocupación creciente ya que amenaza la singularidad y la salud del Mar Mediterráneo, que es un punto caliente de biodiversidad y un importante recurso económico y cultural para los países de la región.