Los más recientes indicadores sobre los efectos del cambio climático sobre el continente blanco. Cómo se calcula el deterioro de los hielos continentales y cuál es el país que se verá gravemente afectado en las próximas décadas.
Como producto del cambio climático se degradan cada vez más las capas de hielo de la Antártida y esto no ocurre sin consecuencias para todo el mundo.
Desde hace décadas la ciencia estudia este fenómeno con el propósito de hacer previsiones. Sin embargo, más allá de las evidencias, los tiempos se aceleran cada vez más en el derretimiento de los hielos continentales.
En esta oportunidad se presentó una nueva investigación que afirma una novedad que no había sido mencionada hasta el momento: el océano Austral está siendo afectado por el deshielo del continente blanco.
Esta interconexión, además, alteraría a todo el resto de las aguas del planeta y, por lo tanto, al clima en general.

El estudio estuvo a cargo de la División Antártica Australiana de la Universidad Nacional de Australia, también mencionada como AAD. En el proyecto participaron varios países, entre ellos Suiza, Francia, Gran Bretaña, Alemania y Sudáfrica.
La principal razón de la pérdida de superficie de hielo es el cambio climático. A medida que aumenta la cantidad de emisiones de carbono en el ambiente, sube la temperatura de las aguas y el derretimiento es incontenible.
El informe agrega que los eventos meteorológicos extremos de las últimas temporadas no hacen más que agravar la situación. Por cierto, las conclusiones, las cuales fueron publicadas en el medio especializado Nature, explican que es inviable la condición actual de la Antártida con los patrones climáticos que se proyectan.
Los expertos describen el estado de la capa de hielo como una superficie que, de continuar esta tendencia, podría terminar en un colapso. De ser así, subrayan que las consecuencias podrían derivar en una catástrofe ambiental.
En paralelo los especialistas advierten que hay mucha pérdida de hielo con sus correspondientes efectos colaterales. Muchas especies se ven afectadas por esto con la consabida alteración en las cadenas alimenticias.
Otro punto a tener en cuenta en los derretimientos es que cambian los movimientos marinos en la zona. Con más agua se eleva el caudal del oleaje lo cual hace aún más susceptible a toda la superficie antártica.
El actual escenario levantó alertas en naciones que se ven directamente amenazadas. La hipótesis de la conexión con las aguas australes, de hecho, deja a Australia expuesta y con graves riesgos por delante.
Australia, la gran castigada del cambio climático
Australia es uno de los países que más se verán afectados por los efectos del cambio climático sobre la Antártida.
A esta conclusión llegó el equipo de la Universidad de Nueva Gales del Sur, también conocida como UNSW. La casa de estudios, en conjunto con el Centro Australiano de Excelencia en ciencias Antárticas, mencionado como ACEAS, difundió información específica:
- Aumento del nivel del mar
- Afectación de las poblaciones residentes en las riberas
- Aguas más cálidas en la zona del Océano Austral
- Menos cantidad de oxígenos y más cantidad de carbono en la atmósfera
- Aumento general de las temperaturas marinas y ambientales
- Daños en los ecosistemas y amenazas de especies
En relación a la biodiversidad hay una variedad animal especialmente resaltada. Se trata del pingüino emperador, emblema del país, el cual no podría perpetuarse sin las enormes cantidades de hielo que necesita para su reproducción.
Otra variedad altamente vulnerable es el krill, el cual tiene una vital importancia en la cadena alimenticia ya que es la principal ingesta de las ballenas.
Por otro lado, con el calor el crecimiento del fitoplancton por las altas temperaturas marinas produciría una revolución en todos los ecosistemas con efectos notables.
Por todas estas razones, Australia es uno de los países más preocupados por los efectos del cambio climático sobre la Antártida y el deshielo.
Próximamente se espera que este sea uno de los temas a tratar en la inminente COP30 que se celebrará en el mes de noviembre en Brasil. Es una urgencia en la agenda climática y es deseable que los líderes del mundo tomen decisiones contundentes.
