
El hundimiento del Morning Midas, un carguero con bandera liberiana que transportaba cerca de 3 mil automóviles nuevos desde China hacia México, encendió las alarmas de las autoridades navales y medioambientales tras un incendio a bordo que se descontroló. El buque se precipitó al fondo del Pacífico a unos 770 kilómetros de la costa de las Islas Aleutianas, sin dejar daños ecológicos inmediatos, según los primeros reportes.
El origen del incendio y la evacuación de emergencia
Todo comenzó el 3 de junio, cuando la Guardia Costera de Estados Unidos recibió una alerta que advertía sobre un fuego a bordo. En ese momento, el buque se hallaba a unos 490 kilómetros al suroeste de la isla de Adak. El siniestro obligó a evacuar a los 22 tripulantes, quienes lograron resguardarse en una balsa salvavidas y fueron rescatados ilesos por un barco mercante cercano.
Los esfuerzos de la tripulación por contener las llamas fueron en vano debido a la intensidad del incendio y a las condiciones climáticas adversas. Días después, un equipo de salvamento accedió al navío, pero para entonces, el daño estructural ya era irreversible.
Alarma ambiental por el tipo de carga y los riesgos asociados
El Morning Midas, construido en 2006, había partido el 26 de mayo desde el puerto chino de Yantai con destino a una terminal mexicana en el Pacífico. Además de su tamaño de 183 metros de eslora, transportaba unos 3.000 autos, incluyendo 70 completamente eléctricos y unos 680 híbridos. Esta composición de carga es la principal hipótesis sobre el origen del fuego, ya que los incendios en baterías de litio suelen ser difíciles de contener y altamente peligrosos.
Tanto la Guardia Costera como Zodiac Maritime, empresa que gestionaba el barco desde Londres, coincidieron en que el humo proveniente de la popa, en el sector donde se almacenaban los vehículos eléctricos, fue lo primero que se observó.

Las consecuencias del naufragio y la vigilancia ambiental
El buque quedó a la deriva tras el incendio, expuesto al oleaje y a la entrada de agua en el casco, lo que aceleró su hundimiento en una zona de aguas profundas, estimadas en 5.000 metros. Zodiac Maritime confirmó la pérdida total de la embarcación e informó que mantendrá en la zona dos remolcadores equipados con sistemas para detectar contaminantes. Además, se dirigió al lugar un buque especializado en respuestas ambientales, como medida preventiva ante un posible derrame de combustibles o escombros flotantes.
Aunque los informes iniciales no hallaron rastros de contaminación marina, el monitoreo activo continuará mientras se evalúa el impacto a largo plazo de la carga hundida, especialmente por la presencia de baterías líticas. Mientras tanto, Greenpeace y otras organizaciones ambientalistas, siguen de cerca el caso.
Incertidumbre sobre la carga perdida y las repercusiones económicas
No se sabe con certeza si alguno de los vehículos fue retirado antes del naufragio. La compañía aún no respondió a consultas sobre ese punto, según informó la agencia Associated Press. La pérdida de esta mercadería representa un duro golpe para los fabricantes y destinatarios en México, aunque las prioridades actuales están puestas en evitar una catástrofe ambiental.
El accidente volvió a instalar el debate sobre los protocolos de seguridad en el transporte de automóviles, particularmente los que utilizan baterías eléctricas. El siniestro del Morning Midas se suma a otros episodios similares, como el ocurrido en 2023 en el Mar del Norte, donde un carguero con 3.000 autos, incluyendo 500 eléctricos, ardió durante una semana. En aquel caso, hubo una víctima fatal y varios heridos, lo que derivó en una investigación internacional.

La necesidad de nuevas regulaciones
Una junta de seguridad de los Países Bajos ya había emitido un informe recomendando una mejora urgente en los protocolos de emergencia en rutas marítimas. Los riesgos vinculados al transporte de baterías líticas se están volviendo cada vez más notorios, especialmente cuando se trata de grandes cantidades y viajes de largo alcance. Aunque las tecnologías de movilidad eléctrica son vistas como una solución ecológica, el siniestro del Morning Midas pone de relieve que su traslado también requiere regulaciones acordes y respuestas rápidas ante situaciones críticas.
Hasta le momento, la vigilancia en el área donde ocurrió el hundimiento continuará por tiempo indefinido, a la espera de cualquier cambio que pueda comprometer el ecosistema marino. La combinación entre nuevas tecnologías y los riesgos del transporte oceánico plantea un desafío urgente para el comercio internacional y para la protección de los mares.
